Capítulo 26|Gran revelación.

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Subí a la habitación para lavarme los dientes luego de la cena, mientras lo hacía mirándome al espejo algo cayó frente a mí en el lavabo. Observé pero no había nada ni nadie. Un poco desconfiada tomé el pequeño papel entre mis manos y lo abrí.

Habían números telefónicos y unas coordenadas. La letra era cursiva y elegante, y de hecho, tenía un aroma a perfume masculino caro.

—¿Tú me lanzaste esto? —cuestioné a la nada, o mas bien a Corydon. Pero no recibí respuesta.

Seguí cepillandome, al momento de observarlo me puse a pensar en qué podría ser.

A mí mente llegó el recuerdo de April diciendo que le pediría ayuda a su padre. Y por lo que alguna vez me contó pude deducir que se trataría de él. Elegante, formal y siempre perfumado.

—¿Esto tiene que ver con April y su padre? —averigüé entonces.

A lo que, como respuesta, el bote de shampoo junto a la regadera cayó al suelo. Eso había sido un sí.

Lo observé por un rato más, y es que a decir verdad ya no servía de nada. Ya sabía todo lo que quería y estaba recibiendo la ayuda que merecía, hablarle a Ruls simplemente traería conflictos y era algo que no quería.

—Lo mantendré guardado por si acaso, aunque en estos momentos no lo necesito.

Cuando me di la vuelta para salir del baño los jabones y la pasta de dientes se cayeron al suelo en un horrible estruendo. La cortina se corrió y la llave se abrió con fuerza, salpicandome toda.

Quedé anonadada, ¿Acaso Corydon estaba demostrando estar molesto? Si era así entonces por qué no se aparecía y me azotaba con insultos como usualmente lo hacía.

Ignorando aquel berrinche cerré la llave del agua y acomodé las demás cosas.

—Ya no puedo esperar la hora para deshacerme de tí —escupí antes de salir y cerrar la puerta.

Doblé el papel nuevamente y lo oculté debajo de la almohada. Pero antes de salir, frente a mí cayó un nuevo papel.

Dejé caer los hombros aburrida y cuando lo desdoblé encontré otra dirección, pero está vez mi impresión fue grande a reconocer la letra de Luca, y más cuando bajo de esos números decía "Señora Sanz".

¿Era la dirección de mi madre?

—¡Rachell! —escuché al señor James llamarme y con rapidez dejé ese otro papel también debajo de la almohada.

Bajé las escaleras en busca del señor James y lo encontré tomando un vaso de agua.

—Creo que estoy lista —anuncié.

Sus ojos se mantenían sobre mí, atentos a cada uno de mis movimientos. Parecía analizarme con profundidad, y eso realmente me incomodó.

—Bien —comentó de repente, formando una sonrisa—. ¿Conoces tus límites?

—Creo que sí.

—¿Qué tanto sabes hacer?

—Puedo...

Un par de golpes a la puerta nos interrumpieron, y por compromiso el señor James caminó y abrió la puerta, pero no había nadie. Regresó y me prestó atención, y justo cuando abrí la boca para continuar una de las puertas del refrigerador se abrió por sí sola.

—¿Qué está pasando? —se cuestionó, un tanto enfadado.

Por inercia miré hacia las escaleras, y detrás del barandal estaba Corydon, quien agitaba su dedo en negación.

Luna de Noviembre [Oscuros #1] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora