Capítulo 27|El brazalete.

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Respiré profundo antes de perder el control, y solo así pude apaciguar lo que llevaba dentro. Me giré sin mirarla.

—Parece que tienes una hermosa familia, aunque no tienen ninguna foto mía —ironicé.

Al decir esto, ella simplemente se quedó callada y con la cabeza gacha, cuando decidí mirarla la ví querer llorar, pero sus lágrimas no iban a convencerme de nada. Y aquella bandeja que tenía en manos llena de galletas de chocolate que solía hacerme cuando era pequeña tampoco iban a hacerlo.

—Tú no eres mi mamá —mencioné negando insistente con la cabeza, decepcionada y con el corazón roto.

—Rachell —llamó mi nombre tratando de calmarme.

—¿Qué son James y tú? ¿Quiénes son ustedes tres? —empecé a preguntar con desespero, tratando de comprender todo lo que estaba pasando.

—¿Por qué no comes una galleta? Son tus favoritas —articulizó tratando de sonreír.

—¡Deja de tratarme como una imbécil! —alcé la voz caminando amenazante hacia ella.

Y sin al menos tocar algo, la bandeja salió disparada hacia un lado; las galletas se regaron a nuestro alrededor y ella dió un salto hacia atrás con los ojos inundados de terror mirando como me iba sobre ella.

—Sufrí muchísimo —le dije, con un tono más suave.

—Hija, yo también he sufrido —me respondió tratando de ocultar su rostro entre sus hombros, se sentía intimidada.

Esa frase me hizo arder la sangre como nunca antes.

—¡Era una niña! —los sentimientos dentro de mí se habían vuelto una bomba que explotó, llevándose con ella todos los cristales de la casa que hicieron estruendo—. ¿Cómo carajo pudiste ser cómplice de esto? —le escupí, estando frente a frente.

—¿De verdad quieres saber lo que ocurrió? Entonces mira, ¡Mírame a los ojos y encuentra la historia!

Ella se acercó a mí, poniéndose con la frente en alto para que la mirara.

Mi vista pareció nublarse y en imágenes distantes unos recuerdos comenzaron a aparecer.

Era joven y hermosa. También parecía recién casada con James, y por cómo él la miraba de notaba lo enamorado que estaban ambos, a pesar de que su casa era pequeña y sin muchas cosas, en sus ojos se podía ver la esperanza de crecer juntos.

James comenzó a cambiar. Pasaron de gritos a insultos y de estos a amenazas de golpes; todo era incitado por algo que acechaba al hombre y amenazaba con lastimarla a ella y a su embarazo, pues recién se había enterado que tenía a dos pequeños en su vientre.

Sabía que no estaba segura al lado de James, huyó de casa y al poco tiempo conoció al padre de Luca, del cual se enamoró perdidamente.

Le hizo saber que estaba embarazada, pero jamás que iba a tener mellizos.

Cuando el día de su parto llegó, soñó con una mujer que le pedía que cuidara mucho a su hija. Aquella mujer en sus sueños la había escogido como una madre sustituta y tenía que prometerle que cuidaría bien de ella, porque habían personas tan malas que iban a querer corromperla.

Mamá no supo cómo tomar ese sueño. Y cuando sus mellizos nacieron fueron un niño y una niña, pero James la visitó y ya no era él.

Tomado por un demonio, específicamente por Moteheun; James se llevó al varón y lo alejó de su madre por más que ella se lo rogaba, lo crió lejos y mi madre regresó al lado de mi padre como una familia. Guardando en la profundidad de su corazón todo el dolor, la desesperación e impotencia que sintió.

Luna de Noviembre [Oscuros #1] [FINALIZADA]Where stories live. Discover now