○ Día 01: Lluvia ○

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—Creo que no podremos ir a casa, Marinette

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—Creo que no podremos ir a casa, Marinette...—susurró la pequeña kwami al ver por la ventana la tormenta que se había desatado en París.

—Chica, pueden quedarse todo el tiempo que quieran.

Alya le dio un pedazo de galleta a Tikki quien lo aceptó gustosa, y ambas voltearon después para ver a la chica azabache que seguía viendo la ciudad por la ventana con incredulidad.

—Pero hace una hora todo estaba bien...—susurró al fin —¡Necesitamos ir a casa!

—Pueden quedarse —volvió a ofrecer la morena.

—No puedo dejar a los kwamis tanto tiempo solos. Dios sabe qué cosas harán.

—Me los imagino súper tiernos y tranquilos, no sé porqué te estresas tanto.

—Alya... Parecen ratitas voladoras —susurró.

Tikki iba a salir a apoyar a su portadora, pero frunció el ceño al escucharla decir aquello.

—¡No somos ratas voladoras! —se defendió —En todo caso, Mullo lo sería. ¡Pero solo él!

—Sin ofender, Tikki —Marinette cogió al diminuto ser mágico entre sus manos —Pero a veces son muchos y cuando van de un lado a otro me marean.

Tikki terminó por soltar pequeñas risas. Después de todo, no podía culparla, tenía suficiente con ser Guardiana de los miraculous y haber terminado su relación con Luka. Y que sus amigos estén correteando de un lado a otro y haciendo travesuras, no le ayudaba en nada.

Aunque había cierto gato que prometió hacerla sentir mejor.

—¿Entonces se irán? —preguntó Alya con un puchero lastimero —Me gustaría tenerlas aquí todo el tiempo.

—A nosotras también nos gustaría —le contestó Tikki —Eres muy divertida, Alya. Pero tenemos que ir a casa.

Tikki ya se hacía una idea vaga del porqué.

—Lo sé —suspiró resignada —¿Pero piensas irte en toda esa tormenta? ¿Porque mejor no te transformas? —preguntó a su mejor amiga.

Marinette finalmente se alejó de la ventana para tomar a su kwami y meterla en su bolso con cuidado.

—No puedo arriesgarme a dejar que Tikki se enferme —contestó con la verdad.

—¿Los kwamis se enferman?

—¡Claro! —la diminuta cabeza del ser mágico salió por el bolso de su portadora —No somos inmunes a todo, también tenemos debilidades.

—Entiendo... Pero no te puedes ir así nada más. —Alya les sonrió y se dirigió a su cuarto, sacó un paraguas y se lo dio a su mejor amiga —Ten, para evitar que tú tampoco te resfries.

—Marinette, tu cuarto se llenará de paraguas —la chica de lentes de carcajeó ante las palabras de Tikki, y las mejillas de Marinette se sonrojaron un poco.

‹‹La suerte del Gato Negro›› // Reto Marichat 2021//Where stories live. Discover now