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Sin clases. Sin maestros irritantes. El día fue el mejor del semestre.

Los estudiantes podían caminar a la escuela y salir después de unos minutos. Las puertas de la escuela estaban abiertas todo el día y eso era lo importante. Los que preparaban el evento corrían alrededor de la escuela, lo que significaba también por afuera, para hacer que su fallada sobresaliera. Si los veían desde arriba parecían hormigas, corriendo de una esquina a otra. Todos estaban nerviosos pero al mismo tiempo emocionados por el festival.

Hablando de trabajo, había mucho. Desde difícil hasta fácil, aunque el trabajo fácil era el más difícil porque había demasiado de ello. Los omegas decoraban la escuela con sus decoraciones hechas a mano, y con escuela se refería a toda ella, a cada pasillo y salón. Eran flores de papel de color pastel que pegaban en las paredes y pequeños globos tiernos fueron puestos en la entrada. Algunos betas ayudaban a inflar los globos porque los omegas eran demasiado débiles para ello o tal vez solo les asustaba mostrar toda la fuerza que en verdad tenían. Había algunos que alzaban cajas pero, al final, los alfas tuvieron que hacer eso después de haber sido vistos por un profesor beta nuevo que se enojó al ver a los omegas cargando cajas pesadas. Aunque no estaban pesadas. Los alfas corrían con tres cajas en sus brazos.

Sin embargo, el mayor trabajo de ellos era posicionar las mesas en el primer piso. ¿Cargarlas? No hay problema. Lo difícil para ellos era acomodar las mesas derechas y perfectas porque todos ellos hacían desórdenes. Las mesas no estaban en línea, había espacios demasiado abiertos entre algunas y otras no. Empujaban tanto las mesas que irritaba demasiado a los maestros que estaban en ese piso, con el chillido que provocaban. Las patas de la mesa rasguñaban el suelo dejando marcas blancas en el recién colocado linóleo. Afortunadamente los betas entregaron manteles para esconderlo, defendiendo a los alfas del director que pasaba por ahí. Caminó sin sospecha alguna, causando que tanto alfas como betas rieran.

Nuestro protagonista, Donghyuck, trabajaba en el segundo piso. Estaba de camino a su salón después de haber terminado de pegar las flores en las paredes cuando uno de los maestros lo agarró de su muñeca y lo llevó hasta el salón de cocina. Casi maldijo cuando vio que era su profesor de literatura. Tuvo suerte al cerrar la boca en el momento correcto.

—¡Encontré uno! —gritó al profesor beta que se encontraba en la clase de cocina. Donghyuck apenas veía al maestro en el salón atestado. —No sé de qué año sea pero está más que dispuesto a ayudar.

—Profesor, estoy en su clase. ¿No se acuerda de mí? —Donghyuck preguntó en su voz típica de omega.

El alfa levantó sus lentes y observó con la boca un poco abierta. ¿De verdad estaba así de viejo? Donghyuck era fácil de recordar, especialmente por su personalidad en el pasado y por el hecho de que solo tenía dos omegas en su clase de literatura.

—¿Eres Donghyun?

—Soy Donghyuck.

—Eso dije.

—¡Ven aquí, corazón! —el beta llamó a Donghyuck.

—Hola por segunda vez, chico —el alfa saludó al beta bien parecido que se acercó a Donghyuck con un aura brillante y cálida. El beta era Kun, el profesor conocido por su habilidad en la cocina y personalidad cariñosa.

El alfa se veía tímido de la nada y Donghyuck se dio cuenta de ello casi al instante. —¿Puedo ayudarle con algo? —el alfa parecía un cachorrito.

El profesor beta era mucho más joven que el alfa y Donghyuck lo encontraba desagradable, viendo como el mayor trataba de acercarse tan abiertamente a Kun.

—Sí —dijo, simplemente ignorando el coqueteo mientras apuntaba a la puerta. —Nos vemos en el evento.

—Ouch —Donghyuck susurró.

MATCH MADE IN HELL 》markhyuckWhere stories live. Discover now