Capítulo 21

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Bradley.

Mi hermana frunció el ceño hacia mí, pero esbozó una sonrisa que denotaba entusiasmo. —Esa cosa con la hija de Jones funciona para ti —cantó con alegría.

En cambio, yo fruncí los labios en una mueca y negué porque no le diría nada. Ella era capaz de exigir más información, y al no dársela, me iba a presionar hasta sacarme las palabras de la boca. Las cosas con Chelsea iban muy frescas para ir contando nuestra situación.

—¿A qué debo el honor de tu visita en mi trabajo? —pregunté, desviando la mirada de ella para responder a un e-mail sobre la asistencia a un evento la otra semana. Mi sonrisa fue involuntaria al pensar que podría llevar a Chelsea a los eventos. Siempre había ido solo a esas cosas, pero me gustaba la idea de tener alguien con quién compartir ese momento. Hablar de todo o nada, como aquella ocasión en el evento de máscaras.

—Vine a decirte que viajaré con Gerard y los mellizos a Chicago mañana.

—¿No hay teléfonos para eso? —respondí con aire ausente, revisando mi bandeja de entrada.

—¡Oye! —se quejó, lanzando una bola de papel en mi dirección. Levanté la cabeza, mirándola con cansancio y algo de enojo. Abrí la bola de papel para comprobar que no fuese algo importante; era un comprobante de pago de un hotel por el viaje de Tom.

—No es bueno andar tirando papeles importantes, Donatella —farfullé, tratando de estirar la cosa que estaba completamente arrugada.

—Eres cruel conmigo —chilló, haciendo un drama de algo tan bobo como que su viaje podría decírmelo por celular.

—Te amo, Dona, pero estoy ocupado. —Apunté hacia la fila de expedientes y carpetas frente a mí—. Debo terminar esto antes de irme mañana. ¿Hay otra razón para que hayas venido además del viaje? —pregunté, respirando hondo y permitiendo que se expresara, porque de otra forma no se iría y quería pasar por Chelsea temprano.

—Solo decirte que Allyson está en Seattle visitando a sus padres. Algo sobre unas vacaciones cortas. —Asentí despacio hacia ella, levantando las cejas sin entender por qué debería importarme—. Gerard está un poco reacio a que viajes justo esta semana hacia Seattle. Cree que estás buscando una excusa para verla.

Mi carcajada resonó fuerte en la oficina. Dona me miró como si hubiera perdido la cordura. —Gerard necesita superar eso. He aplazado esta reunión con la junta de Seattle desde abril. Estaré a lo mucho lo que tarde la junta; el resto del viaje lo pasaré en California. Él está enterado de todo el itinerario.

Suspiró, sonriendo más relajada. —Es muy pronto para que él confíe en ti a ojos cerrados —explicó, y lo entendía, pero no podía detener mis obligaciones por sus inseguridades—. Entonces, esa risa significa que Allyson está en el pasado, ¿verdad? —Curiosamente, había dos personas en las que no estaba pensando constantemente: Allyson y Claire. La primera solo estaba viniendo cuando era mencionada, la segunda cuando tenía recuerdos muy específicos de ella sin ropa.

Además de mi trabajo, Lucas y mi familia, Chelsea era en lo único que pensaba últimamente.

—Allyson está en el pasado. Finalmente, como debe ser.

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Me hallaba esperando a Chelsea afuera del auto porque la ansiedad me ganaba la partida.

Eran las seis de la tarde y llevaba esperando en este lugar alrededor de media hora.

Otra vez Arnold salió con Chelsea, pero ella no se detuvo a hablar con él, despidiéndose con la mano y caminando a mi dirección. —El día se me hizo eterno —se quejó, luciendo hermosa, pero cansada. Se veía en su semblante que fue un mal día para ella.

Y te conocí Where stories live. Discover now