XX

216 10 15
                                    

—¡¿Padre?!—

Ambos jóvenes dirigieron su mirada hacia el otro, aún más atónitos por lo que el otro acababa de exclamar.

El hombre soltó una carcajada, realmente divertido.

—Oh Varian, Varian, Varian ¡Querido! ¡Pero cuánto tiempo!— Matthews se acercó hacia el pelinegro con una sonrisa burlona.

—Veo que hiciste algunos amigos mientras no estaba y ¡Oh! ¡Pero qué coincidencia! ¡Si no es nada más y nada menos que mi querido Hugo! Creo que el parecido es bastante obvio ¿No te parece?— diciendo esto se colocó junto al rubio intensificando su maliciosa sonrisa.

Varian no quería creer lo que sus ojos veían: Eran bastante parecidos, si no casi idénticos. La forma de sus caras, la complexión delgada de sus cuerpos, los ojos, a pesar de que variaba un poco el tono, los de ambos eran color verde, incluso juraría que el cabello rubio también era un rasgo compartido de cuando Matthews era más joven; y no sólo eso, la elegante postura que Hugo solía portar tan a menudo siempre le pareció tan similar a la de Padre... No. Eso no era posible. Ellos dos eran completamente diferentes.

—¿Q-Qué...?— fue lo único que Varian logró articular. No quería comprender lo que su vista acababa de darle a entender.

Matthews volvió a reír divertido y se acercó a él, colocándose en su retaguardia, colocando sus manos en los tensos hombros del chico.

—También te encariñaste con él ¿Verdad? Oh, querido, en serio que tienes un pésimo gusto cuando se trata de confiar en otros.— se burló para después susurrar en su oído.

—Él estuvo trabajando para mí todo éste tiempo.—

Varian miró a Hugo con horror en sus ojos para después mirar a Matthews. Éste sonrió con malicia.

—Creo que engañarte viene de familia.— siguió burlándose.

Varian tan sólo podía mirar a su amigo con perplejidad y contrariedad. Éste no podía siquiera atreverse a mirarlo a los ojos.

—Y bien, dime querido: ¿Qué harás al respecto?— lo provocó Matthews sin dejar de mostrar aquella despreciable y cínica sonrisa suya.

—H-Hugo t-tú... ¿Eso es cierto?— Varian finalmente se atrevió a cuestionar.

Necesitaba saberlo. Necesitaba saber que todo eso no era cierto. Necesitaba oírlo de él.

Hugo tenía la mirada baja desde que su padre biológico había empezado a burlarse de Varian, desde que lo había expuesto completamente.

Estaba casi tan perplejo y confundido como el joven pelinegro frente a él que demandaba una respuesta. Pensó que al recibir indicaciones de traer a Varian aquí, Donella enviaría a Cyrus, su mano derecha para lidiar con situaciones que requerían más acción que palabras, o a alguien más, alguno de sus secuaces para hacer el trabajo sucio. Pero esto, jamás lo hubiera esperado.

Él. El hombre que lo engañó y abandonó a su suerte cuando apenas era un ingenuo infante. El hombre que odiaba más que a nadie y había esperado no tener que volverlo a ver en su vida. Y Donella, ella... ¿Estuvo trabajando con él todo éste tiempo? ¿Desde cuándo? ¿Acaso ella estuvo asociada con él desde aquel día...? No. No era posible. Ella no le haría eso... ¿O sí?

¿Y por qué él parecía conocer tan bien a Varian? ¿Por qué Varian lo llamó "padre"? ¿Por qué...?

—¡Respóndeme! ¡¿Es cierto?!— Varian volvió a cuestionar pero esta vez con más desesperación y dolor que antes.

Hugo finalmente se atrevió a mirarlo pero inmediatamente volvió a bajar la mirada.

—Sí... Es cierto.— admitió con vergüenza, sintiéndose un completo idiota, un miserable.

Un nuevo capítulo de la historia Where stories live. Discover now