XIII

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Una vez hubo caído la noche, el alquimista y la princesa se encontraron en su lugar de reunión: La torre del bosque.

Siendo ahora Varian un poco más discreto en cuanto a sus salidas sin permiso: Si no quería ser descubierto o molestar a su padre debería empezar a actuar con mayor sutileza.

—Bien —comenzó Rapunzel —Como ya hemos probado lo básico y tuvimos un tiempo de no continuar con nuestra investigación, sugiero que comencemos a experimentar un poco...—

—¿Experimentar? ¿Tan pronto?— comentó el chico con algo de temor e inseguridad —¿No crees que es un poco drástico? Es decir,  de la otra vez apenas sabemos que las rocas siguen respondiendo a mis órdenes y que tu cabello brilla cada vez que te encuentras cerca de éstas...—

—Bien ¿Entonces qué sugieres? Con la poca información que tenemos no se puede hacer mucho sin experimentación...—

—Exacto. Deberíamos buscar toda la información posible o disponible acerca de esto antes de comenzar a hacer cualquier cosa— sugirió Varian, por una parte pensando que más datos acerca del Ópalo Lunar y la Flor Dorada serían reveladores, pero por otra parte diciendo esto para no tener que experimentar con las rocas cuya mera existencia le evocaba terror.

—Tienes razón. Saber más acerca de cualquiera de las dos: La Flor Dorada o el Ópalo Lunar nos daría una gran ventaja— por suerte Rapunzel estuvo de acuerdo con esa idea —El problema es: ¿De dónde conseguiremos esa información?—

Era un buen punto, aquellos objetos eran un misterio para cualquiera, en especial para ellos.

Aunque, quizás no para todos...

—Pues... Sólo habría una opción para cada una: El ópalo estaba custodiado en un reino lejano y deshabitado, el Reino Oscuro, del que te hablé. No podríamos ir hasta allá en una noche y aunque lo hiciéramos nos toparíamos con... Gente no muy agradable—

En cierta forma era un alivio para él el no poder ir hasta ese lugar; bastante tuvo con ser llevado en contra de su voluntad por aquellos miembros de la supuesta "Hermandad". Adira era la única razonable en ese trío de maníacos, a quien tal vez podrían preguntarle pero ni siquiera sabía que había sido de ella ya que había desaparecido desde que él volvió con Quirin, tan misteriosa como llegó...

—¿Y qué hay de tu padre?—

La pregunta inesperada por parte de Rapunzel hizo que Varian respondiera con una mirada confusa.

—Bueno, lo digo porque él sabe desde siempre sobre tus poderes y podría conocer algo importante acerca de éstos o del ópalo ¿No?— se explicó la princesa pero sólo obtuvo la rotunda negación del alquimista.

—Oh, no, no Rapunzel. Eso es imposible; los únicos que sabían acerca de eso eran aquellos guardianes del ópalo y...— no se atrevió a mencionar el nombre del villano que también lo había lastimado dado a éste conocimiento —Ya sabes. Además, mi padre no tenía idea de nada de esto antes de que yo volviera— afirmó. Su padre lo quería por ser su hijo, él no buscaba sacar provecho de sus poderes o deshacerse de él dado a esto como lo intentaron aquellos guerreros de ese sombrío reino; era imposible que Quirin se viera involucrado en todo eso.

—¿Seguro? Porque él le pidió ayuda a aquella mujer de la que me hablaste, la que también era guardiana del ópalo...—

—Oh, no, no; ella debió contactarlo diciéndole que sabía algo acerca del tema. Te lo digo, es imposible que mi padre estuviera involucrado— siguió negando el joven. Si así lo fuera Quirin se lo habría dicho, después de todo, él no guardaría secretos tan importantes y más si estos se pudieran referir a sus poderes ¿Cierto?

Un nuevo capítulo de la historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora