You Are Mine.

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El viaje de regreso a Palermo siguió sin contratiempos luego de esa bienvenida parada. Mi cuerpo estaba más que relajado y pude dormir tranquilamente todo el resto del camino. Todos estábamos exhaustos luego de las intensas escenas y las interminables horas de grabación en Roma, así que compartimos un rápido saludo medio adormilado cuando el autobús estaciona en el hotel y estábamos con las cabezas en las almohadas pocos minutos después. 

Tendríamos un día de descanso de por medio que serviría para recargar energías, estudiar y discutir una de las escenas más esperadas por todos antes de volar de regreso a Polonia en menos de una semana. La idea me hace sentir triste. 

Éste hermoso país ha sabido enamorarme con cada rinconcito que he tenido la oportunidad de explorar, su gente cálida me recuerda a casa, la exquisita comida, los paisajes hermosos y también él. Me estiro bajo su abrazo luego de quien sabe cuantas horas de merecido y reparador sueño. Son las tres de la tarde y estamos acurrucados, aún vestidos con nuestras ropas del viaje porque estábamos demasiado cansados para incluso pensar en desvestirnos. Alzo el rostro de su pecho, espiándolo a la tenue luz que se cuela de las persianas cerradas. Éste país también me lo había dado a él y aunque la idea de sentirme posesiva no era propia de mi persona no pude evitarla. Definitivamente Italia se quedaría en mi corazón para siempre cualquiera que fuese nuestro destino futuro.

Hago una mueca al sentir una punzada familiar en mi bajo vientre, algo que anuncia una visita no muy bienvenida, especialmente cuando en un par de días tengo que grabar una interminable escena de sexo salvaje y es aquí cuando agradezco a la medicina por haber inventado los anticonceptivos que te hacen tener casi períodos nulos.

-Es de mala educación mirar descaradamente a alguien mientras duerme.- su voz pastosa me sobresalta pero sonrío cuando veo que está sonriendo también. 

-Culpable- no tengo ninguna intención de negarlo. Él me aprieta, suspirando en mi cabello mientras se acurruca un poco más y siento que mi vejiga necesita ser vaciada con urgencia. 

-¿Por que estás despierta? No pienso salir de esta cama hasta que la misma Blanka venga con cuchillo en mano a buscarnos.- me rio por lo bajo, dejando un beso en su barbilla sin afeitar.

-Mi cuerpo está lo suficientemente descansado y necesito ir al baño- la queja vibra en su garganta pero me deja ir con un beso en la frente. Se acomoda sobre su almohada, suspirando mientras yo corro al baño. Mi cuerpo clama por una ducha caliente de dos horas así que abro el agua y dejo que la cascada masajee mis músculos y aísle todo el ruido exterior, podría volver a dormirme aquí de lo bien que se siente. He perdido la noción del tiempo bajo el agua y sólo un toque en el hombro me trae de vuelta a la tierra.

-¿Puedo unirme?- doy un brinco con el corazón en la boca. Me sonríe con picardía cuando encuentro sus ojos divertidos.

-Me asustaste- exhalo, quitándome el agua del rostro. Él se encoje, metiéndose dentro de la ducha y empujándome suavemente lejos del agua. La cascada cae por su cabello mientras él hunde sus manos allí y me quedo babeando. Debería ser ilegal estar tan malditamente delicioso. 

-Estabas en trance, te he llamado varias veces.- él está sacudiéndose el agua del rostro mientras deja que el chorro de directo en la unión de su cuello y hombros. Tararea ante la sensación mientras yo aprovecho para pescar el jabón líquido y masajearme los hombros.

-Necesitaba esto.- ronroneo. Sintiendo una punzada melosa en mi estómago al realizar lo natural que es todo esto. Ambos, teniendo una ducha juntos. Es ridículo que se sienta demasiado intimo. Hemos tenido toda clase de intimidad en los últimos días pero por alguna razón esto es más que eso.

Behind the scene 365DNIWhere stories live. Discover now