DEEPLY +18

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La sensación de ser arropada por el calor corporal era algo que extrañaba de sobremanera. Esa percepción de protección, cariño y complicidad que te da el despertar junto al cuerpo que te hizo vibrar el alma unas horas antes era el licuado perfecto para iniciar cualquier día del mejor humor posible.

Me estiro un poco bajo su abrazo cálido. Estoy de espaldas a él y siento cada musculo de su pecho tatuarse en mi espalda a medida que respira. Mi cuerpo duele cuando comienza a despertar, los músculos de mis piernas y brazos están hechos pedazos, como si hubiese estado tres horas de continuo en el gimnasio pero a la vez era la sensación más deliciosa del mundo.

Le había dado a éste hombre la posibilidad de hacer conmigo lo que quisiera, cumplir sus fantasía y las mías y lo mejor de todo era que no me sentía en lo absoluto culpable. Esto de decidir mis propias batallas y ahora mis deseos más profundos me estaba dando grandes satisfacciones.

Mi cara se calienta al recordar imágenes de anoche. Habíamos hablado poco, casi nada si quitamos los gemidos como algún tipo de conversación pero nos habíamos entendido a la perfección sin palabras. Éste hombre había despertando un ser insasiable que no sabía existía en mí. Toda mi vida sexual había sido bastante banal, disfrutaba del placer, de la intimidad y todo eso pero nunca como lo había experimentado con él. Me sentía hambrienta de más cada vez que me hacía llegar al orgasmo, quería que no saliera de mi nunca, que siguiera apretandome a su cuerpo, besando cada poro, lamiendo cada rincón que enviaba descargas directamente a mi cerebro y hacían arquearme de placer, gemir como nunca y quedar queriendo más, necesitando más.

-Vas a matarme.- fueron sus palabras exhaladas cuando caí en su pecho, casi sin conocimiento por el placer. Su risa hizo vibrar nuestros cuerpos y fue lo último que sentí antes de caer en la inconsciencia.

Me giro entre sus brazos. Su rostro relajado es hermoso y también sentirnos piel con piel bajo las sábanas. Meto la cabeza bajo su barbilla mientras lo acarició distraida esperando que el sueño vuelva a mi.

El reloj del buró marca las ocho treinta y hoy no teníamos llamado hasta las seis de la tarde así que estaba dispuesta a quedarme allí hasta que no fuera hora de irnos

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El reloj del buró marca las ocho treinta y hoy no teníamos llamado hasta las seis de la tarde así que estaba dispuesta a quedarme allí hasta que no fuera hora de irnos. Lo escucho ronronear bajo en su garganta mientras siento como sus dedos van despertando, acariciando mi espalda como si fueran las cuerdas de una guitarra.

-Buongiorno (Buenos días)- esa palabra en su voz ronca de recién levantado podría convertirse fácilmente en una de mis cosas favoritas en el planeta. ¿Qué era lo que tenía el italiano que lo hacía tan sexy? Me pregunté brevemente antes de sentir como la mano que antes me tocaba comenzaba a descender por mí cuerpo, directo a mi trasero para empujarme más cerca de él.-E buongiorno anche a te (Y buenos días a ti también) - sus manos aprietan la carne expuesta de  mis glúteos lo que me hace reír y hundir mis dedos en su pelo antes de besarlo profundamente.

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Behind the scene 365DNIWo Geschichten leben. Entdecke jetzt