AMOR DE UNA NOCHE [MINJEONG] [+18] [FINALIZADO]

FINAL

Cuando el mayor escuchó esa voz, su cuerpo comenzó a tomar la forma tan magnífica jamás antes vista, con ese cabello rojo y esos ojos del mismo color antes de callar la boca del menor con esos labios que tanto deseaban besar a aquella persona, mostrando su yo verdadero ante una noche que sabría que era la única oportunidad para decidir el futuro de ambos.

La única en la que podrían verse completamente como ellos eran.

Más en ese segundo lo único que importaba era seguir con aquella ronda de pasión y fuego ardiente, así que fue lo que hizo, volviendo a tomar al menor entre sus brazos, besando su cuerpo, haciéndolo tan suyo para al final y en medio de la noche que comenzaba a caer, aquel nudo en medio de la última estocada, comenzara a crear un lazo con aquel humano. Un lazo parecido a un alfa o a un Omega, en base al enlace en lobos. Pero ese solo sea era su marca convencional cuando se trataba de vampiros, porque la verdad manera de mantener a alguien, era por una mordida. Pero aún no era la hora. Aún no, ya que primeramente deseaba solucionar todos los problemas antes de todo.

Pero, ¿Realmente había tiempo?

Pues eso solo lo sabía Minho, quien luego de salir del menor por tercera vez y última ronda en toda la noche, sólo lo tomó con cuidado a quien ahora besaba con pasión, antes de colocarlo boca arriba, lambiendo cada rastro de piel, lambiendo cada herida del menor, para acabar cerrándolas con su saliva, la cual era mucho más efectiva que una medicina normal cuando se trataba del día más potente para los pequeños chupasangres. Lo cual sorprendía al menor.

La luna de sangre. O un evento que sólo pasa cada 1 900 años. Un evento que a la misma vez de convocar sus poderes, también convocaba a viejas almas para su reencuentro.

Jeongin: ¿Q-qué haces? -preguntó el menor al notar eso, estando un poco confundido por la sensación y los besos que ahora repartían en su piel- h-hey

Habló, tratando de alejarlo un poco, ya que al final no era de esos chicos que le gustaban lo cursi.

Minho: Solo quédate quieto

Pronunció el mayor. Al sentirlo, Jeongin sólo asintió, con extrañeza por su actitud, a pesar de todo. Más no podía decir nada más que un leve "está bien", sin negarse, antes de quedarse mirando la nueva apariencia del mayor, quien al terminar su trabajo, no evitó acercarse a su rostro con gran cercanía, tanto que hasta le daba ganas de besarlo y volver a hacer miles de cosas con tal de volver a sentirlo. Pero no podía, aún no. Porque primero debían solucionar sus malas decisiones y sus errores del pasado que ahora confundían a éste. Por lo que sólo tosió un poco para hablarle, tratando de encontrar una respuesta a su pequeño miedo.

Minho: ¿Pasa algo? -preguntó el pelirrojo.

Jeongin: T-tú -suspiró antes de sentir a éste acomodarse a su lado, tomándolo de la cintura para dejar pequeños besos en su cuello- dios, deja de hacer eso

Estaba consciente de que le gustaba, le encantaba todo esos besos. Pero ahora no era la hora de pasársela siendo dos pequeños caramelos en la cama.

Minho: Ni por Satanás lo haría

Habló por su parte aquel vampiro, perdido en la exquisitez del cuerpo del pequeño Yang. Por parte del segundo, éste sólo estaba casi a punto de caer, pero no podía. Y no lo haría.

Jeongin: ¿Por qué es tan difícil hablar contigo? -suspiró, observándolo ante su pregunta.

Minho: Oh vamos Yang -suspiró el mayor, dejando aún a la vista esos colmillos que comenzaban a segregar la ponzoña, que por su aspecto y ante la luna de la luna, salían sin detenerse- estamos pasando una linda tarde, quiero mostrarte que me importas y que nada de lo que hagan va a hacer que cambie de idea. Pero no me ayudas señor guardaespaldas