5

1K 86 17
                                    

Por otro lado estaba Yang, cuidando en la puerta de la empresa mientras los guardias de ese lugar seguían cubiertos con trajes negros y lentes de sol. ¿Por qué debían estar tan protegidos? No entendía. Más no prestó atención a ninguna mirada más, ya que su gran interés estaba en la mirada que tenía sobre el gran cielo tan puro que había en esa mañana, y no era por nada pero anhelaba pasar un tiempo con su familia, más no podía ya que debía seguir cuidando de la salud del jefe de ese lugar; el mismo que justo ahora bajaba con un traje negro y apretado, junto con un saco negro sobre sus hombros que lo hacía ver elegante.

«Se ve... tan bien» —fue lo que pensó con las mejillas rojas, sintiendo como al quedarse prendido, la persona a la que miraba se había volteado a verlo, sonriéndole sin expresión en sus ojos, acercándose poco a poco hacia él.

Minho: Yang, prepara el auto —la voz masculina y algo gruesa resonó en sus oídos, alertándolo de que su jefe iba a salir— vamos, ¿Qué esperas? ¿Una invitación?

Jeongin: Oh, si, claro je-

Minho: Pero bueno, ¿Caminarás o qué?

El menor sólo asintió con una pequeña sonrisilla, a pesar de que éste se encargara de tratarlo mal, o pusiera esa cara amarga que a más de un gato de la calle podría asustar, junto con esos lentes negros sobre sus ojos que lo hacía ver cómo agente del FBI. Pero bueno, no debía caer. Él aceptó trabajar con ellos, y no se iba a dar por vencido muy fácil.

Aunque de eso tratara de que su trasero no esté a salvo en los próximos días

Jeongin: Suba por favor

Trató de sonreír al abrir la puerta del auto con gran amabilidad antes de subir con él, mientras el chofer personal del mayor se daba el atrevimiento de empezar a conducir hasta su nueva parada.

Minho: Y bien Yang, tengo que algo que preguntar —habló tomando una de sus tantas carpetas de documentos dentro del auto, junto a una copa de vino que acostumbraba a tener siempre a su servicio— dime, ¿Qué te trajo a mi empresa? ¿Tal vez las habladurías? ¿La historia detrás de mi éxito? O, ¿Yo tal vez?

«¿A qué viene eso?» —pensó el menor, tosiendo al escucharlo, asustándose un poco cuando el mayor se había acercado lentamente a hablar a su oído con el sonido de su voz cayendo levemente dentro de su cuerpo, causando que suelte un gemido del susto.

Minho: Vamos, no te pongas tan tímido, no te morderé —sonrió por primera vez, echando su cabello hacia atrás antes de soltar un suspiro y cambiar su expresión— sólo te preguntaba porque están corriendo algunos rumores en medio de la negociación que tengo con algunos inversionistas. Así que quiero descartar cualquier gente que se mezcle entre los míos para mandarme por un pozo

Jeongin: Parece que no te gustan los soplones... —murmuró viéndolo, tomándose el atrevimiento para quitar aquella copa de la mano del mayor— no tome más señor, debe llegar sin ninguna gota de licor en su sangre

Minho: ¿Por qué debería de todas formas? —suspiró quitando los lentes negros de sus ojos mientras las lunas polarizadas del auto aún los cubrían— Para eso te contraté, ¿No? Tú serás quién me proteja

Jeongin: Suena muy confiado —sonrió sin que éste lo notase mientras baja la mirada algo avergonzado, pensando en como tenía más confianza en él, que sí mismo— ¿Cómo sabe que no puedo traicionarlo...?

Murmuró, llevando algunos cabellos atrás de su oído, más cuando volteó a ver si lo estaba escuchando el mayor, éste no lo hacía, ya que el contrario se había puesto a mirar por la ventana sin escuchar ningún ruido, prendido en la belleza detrás de la luna que en lo que había dentro del auto. Más ésto no molestó al menor, al contrario, le encantó lo que vió, los ojos del mayor brillaban de una manera muy interesante, tanto que ponía en juego ese pensamiento con el que había ingresado en primer lugar.

¿Qué tenía su jefe para resultar tan atrayente?

Por más que pensara, no podía llegar a una conclusión, por que lo único que podía terminar logrando era quedarse pegado ante la gran presencia del mayor, viendo sus labios, sus ojos, esas manos que se posaban en sus pantalones de forma llamativa. ¿Qué lo hacía ver tan hermoso? Jeongin no lo sabía pero aún así no debía confiarse, porque aunque pareciera una persona diferente tal vez la habladuría de la gente estaba diciendo la verdad, y el hijo mayor de las empresas Lee tenía algo que ocultar, algo oscuro que podría llevar a toda persona a la locura.

Sólo por eso debía tener cuidado y no llegar a sentir nada por él. Pero, ¿Podría hacerlo?

AMOR DE UNA NOCHE [MINJEONG] [+18] [FINALIZADO]Kde žijí příběhy. Začni objevovat