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Entonces fue así como esas dos personas que antes no pensaban en llegar a algo, se encontraban en su mundo tan diferente, huyendo de la sociedad y sus comentarios, evitando lo que ahora estaba sucediendo fuera de una empresa que comenzaba a venirse abajo, para empezar a saciar ese deseo de sus labios, al moverlos con tanta conexión, con tanto deseo, antes de empezar a deshacerse de sus vestiduras, al comenzar a morder sus pieles. Mostrando una nueva faceta de ambos. Porque aunque el menor odiara al mayor, todavía lo amaba. Y aunque el mayor evitaba amarlo, lo hacía.

Minho: Tan lindo —susurró cuando tiró al menor sobre la cama de su habitación, dentro de un departamento secreto lejos de todo el mundo, para continuar poniéndose encima de éste, besando su piel, deshaciéndose de toda ropa que podía mantener aún en sus cuerpos— tan sexy

Mordió su piel, marcó cada parte que pudiese ver, comenzando a sentir las manos del menor apoyarse en su nuca, sin decir si quiera una palabra que no sea un jadeo suyo.

Minho: Tan jodidamente caliente

Susurró, evitando que el menor se aleje, comenzando a bajar sus besos sobre su pecho, jalando y acariciando sus pezones. Era la vida que había querido, era la escena que deseaba. Minho en ese minuto había cumplido su más grande fantasía desde que había visto a su menor entrar en su empresa. Era la primera vez había cumplido su sueño luego de saciar su deseo cada noche en silencio en una habitación a oscuras pensando en él. Pero ahora lo tenía a él, y no necesitaba ser solo su cuerpo, porque ahora tenía compañía.

Jeongin: a-am~  —jadeó al sentir como el mayor comenzaba a marcar su abdomen, y bajaba a posarse sobre sus piernas, tomando su miembro para llevarlo a su boca y comenzar a masturbar la punta sin siquiera apresurarse.

Para el menor, esa imagen era mucho. Pero era lo que había deseado hasta ahora. Era lo que había anhelado desde que sus sentimientos se habían hecho presente. Más en ese segundo no podía dejar que las sensaciones se apoderen de él, y que su boca comience a ser tan liberal como lo morboso de la situación.

Minho: ¿Te gusta? —susurró, cambiando de color levemente sus ojos al comenzar a evitar que su menor siga conteniendo su firmeza y su silencio en esa habitación.— porque te haré gemir

Mencionó antes de voltearlo, mencionó antes de buscar algo en su cajón ante la sorpresa del menor, quien no evitó querer bajarse en ese mismo momento. Tenía miedo y no porque realmente le asustara. Sino que en ese segundo solo quería huir y evitar dar la cara cuando terminaran de explotar toda esa sensación calurosa en sus cuerpos. Porque sabría que sería vergonzoso. Realmente vergonzoso, y más cuando no sabía que decir al final, cuando había sido él quien...había empezado ese desastre en la empresa con su llegada.

Pero a pesar de eso, parecía que para Minho no importaba nada si solo era tener a Yang Jeongin debajo de él, recorriendo su cintura, recorriendo su espalda con pequeños besos, como si fuera una figura completamente delicada para él, antes de continuar sus pequeñas mordidas y chupones, que descendieron hasta posarse en medio del trasero de éste, para tomar un poco del líquido y esparcirlo en medio de aquella raya frente a sus ojos.

Por parte del menor, al sentir eso, no evitó gemir con fuerza, por lo frío que se sentía, tomándose de los lados de la sábanas. Evitando que un grito suyo saliera, luego de sentir un elemento algo grueso entrometerse dentro suyo sin esperar a poder prepararlo completamente.

Jeongin: ¡Tú! ¡Agh! —se quejó apoyándose con los brazos hacia atrás al ser tomado por el mayor luego de comenzar a quejarse, obligándolo ahora a mirarlo con una sonrisa morbosa— ¡¿Q-qué haces?! ¿Está m-ma- ahm!

Minho: shh —sonrió comenzando a embestir con fuerza, causando que el cuerpo de éste subiera hacia arriba, causando que el sudor descendiera por su pecho con delicadeza— eres lindo

Jeongin: mgh~ —estiró su cabeza hacia atrás, jadeando— ¡maldito idiota~!

Se quejó, más el mayor sonrió mucho más atrevido. Jamás había pensado en estar así con alguien que realmente odiaba. Jamás había imaginado terminar debajo de su mayor, gimiendo su nombre, luego de haberle declarado la guerra desde no poder soportarse en la que era la famosa empresa Lee. Pero al parecer todas aquellas palabras que había dicho habían sido devueltas entre gemidos, siendo penetrado con fuerza por su jefe.

Ese de apellido Lee. Lee Minho específicamente, el chico que ahora tenía encima suyo, metiendo y sacando su miembro a su manera, mordiendo su cuello como si de un bella galleta se tratara mientras dejaba sus brazos y lo abrazaba del pecho sin dejar sus embestidas.

Si algo está mal, seguramente dirán que es amar. Pero aunque sea no normal, está bien seguir tus propios ideales. Sentir y llorar, es lo que te hace humano, aunque parezca una completa molestia.

Minho: Me gustas Yang

Pronunció antes de morder el cuello de éste al oír una gemido dolorosamente grave mientras sus manos se entrelazaban sobre el estómago de éste.

Y es que ese jefe no era normal, su cuello estaba tan rojo que podría jurar que aquel no era un humano y sus ojos lo decían bellamente.

Pero eso ya lo sabía.

Ese hombre era un vampiro. Más no le importaba. No le importaba ni un carajo. Estaba excitado, tanto que su voz era lo único que se escuchaba en esa casa, bajo cuatro paredes. Casa de más de algunos dólares dónde éste vivía. Pero aunque ahora estaba teniendo sexo con su jefe, en plena noche de luna roja, aún se preguntaba. ¿Por qué rayos se sentía así? Más no hizo ni caso a ninguno de sus pensamientos y sólo se dejó embestir tal y como el jefe quería.

Porque ahora era suyo.

Por parte de Minho, éste a la vista lo veía jadear, rebotar contra sus embestidas de una manera especial, frotándose contra él, sacándole algunos gemidos de por medio. Más todo lo que quería de ese niño era su sangre. Su maldita y exquisita sangre.

Aunque después de todo, en el fondo, en el fondo de su corazón, también sintiese que debía esperar más para unir definitivamente con él. Porque lo amaba.

Minho: Joder Yang, estás sumamente apretado, abre esas nalgas bien bebé

Fue lo único que mencionó, con una sonrisa, besando su cuello al verlo nervioso. Pero que podía decir, cuando al final le gustaba así como era.

Jeongin: ¡N-no puedo, maldita sea e-es grande —susurró sonrojado, más el mayor con una sonrisa divertida solo metió su miembro más adentro de una embestida, produciendo que la espalda de éste se arqueara y el líquido presencial dónde estaba su mano comenzara a salpicar sobre las sábanas— ¡Ahh! ¡Mgh! ¡M-maldita sea Lee!

Gritó. Le ardía todo, pero al parecer al otro no le importaba.

Minho: No, no~ no se maldice aquí pequeño zorrito

Rió cerca al cuello del menor, lambiendo, bajando a su máximo esplendor hasta encontrarse por su espalda, recorriendo toda esa hermosa piel con grandes besos, besos que terminaron por cesar al sacar su duro miembro dentro del contrario para poder observarlo con la misma cara seria de siempre, volteandolo, evitando que sus miradas pierdan ese brillo entre sí. Así que con una expresión algo amorosa empezó a recorrerle el cuerpo al menor, dándole a entender que el mayor quería algo, o exactamente alguien.

Y ese era él.

Jeongin: ¿Q-qué pasa? ¿Por qué te detienes? —preguntó algo tímido, más aquella expresión de timidez cambiaría al ver la nueva imagen de la persona frente a él— ¿J-jefe?

AMOR DE UNA NOCHE [MINJEONG] [+18] [FINALIZADO]Where stories live. Discover now