-Si, obvio que lo somos... -apretó la mandíbula -, solo que temo perderte.

-¿Perderme? ¿De qué hablas? Eso jamás pasará -le aseguré alborotándole el pelo y dándole una grata sonrisa, pero el dudó en sonreír-. ¿Qué pasa?

-No lo comprenderías -terció André, agachando su cabeza, causando que rompiéramos el contacto visual.

-Sea lo que sea... -respondí poniendo una mano sobre su hombro, él realzó la vista de nuevo-... sabes que intentaría ponerme en tu lugar, tratando de pensar en cómo te sientes...

-No ____, esto es más complejo de lo que piensas...

-Y si no lo logro, te apoyaré, así sea lo mínimo -esbocé una cálida sonrisa mientras le daba unas ligeras palmadas en la mejilla, causando una gran sonrisa de su parte.

Su mirada era inocente, pero a la vez deseosa, me miraba de una forma el cual nunca había notado. Su cabello; castaño oscuro, formado por ondulaciones que siempre están alborotadas. Sus ojos con mirada profunda y brillante. Sus labios con la simetría perfecta. Su cuello delgado con pequeños lunares esparcidos adecuadamente. Sus manos fuertes, con dedos delgados y debido a su piel bastante blanca, en algunas ocasiones se pueden llegar a apreciar las venas. Tantas cosas que no me había percatado a detalle de André que en un hombre me atraía, pero no con él.

Liar.

-Si te lo digo, temo que las consecuencias me cuesten lo que más anhelo...

-Está bien André, no te presionaré porque sé lo frustrante que es... Sin embargo, si esa chica te hace pensar tanto, debe de valer la pena -dije antes de que se sintiera culpable, o al menos lo percibí de esa manera.

Mis ojos fueron al fuego que tenía frente a mí, se oía el crujir de la madera al quemarse.

-Por favor no me odies al hacer esto -escuché la voz baja de André cerca de mi oreja.

-¿De qué hab-? -quise preguntar porque había dicho eso, pero no tuve la oportunidad ya que sus labios impactaron con los míos, tomándome por el costado izquierdo del cuello y mi mejilla contraria.

Sus labios eran lentos y suaves, nada que ver con la primera vez que sentí sus labios. Era delicado, trazando cada movimiento en mis labios como si fuera un lienzo, y me acariciaba la piel de una manera a la que no me podía resistir. Al principio fue repentino, era obvio que no me lo esperaba, pero algo en mí no me permitió detenerme, era como si lo hubiera deseado después de tanto tiempo. Lo rodé del cuello con mis brazos y sin sepáranos, me senté sobre su regazo.

Todo pasó tan rápido y estaba tan perdida que perdí mis pensamientos por unos instantes, solo sentía su boca contra la mía, mi mano jalando su cabello. Sus besos eran hipnotizantes, no encuentro otra forma de describirlo. Me sacaron de mi realidad.

Rompí el beso y puse mis manos en su pecho.

-André... -susurré casi sin aliento.

-Lo siento, yo... -su pecho subía y baja con intensidad, también por la falta de aire.

-Esto no... -cerré los ojos por un instante, deseando que la escena anterior jamás hubiera pasado-. Esto nunca pasó -me levanté alborotada y le di la espalda.

-Por favor, he esperado esto toda mi vi- un año entero -objetó André, también poniéndoos de pie.

-¿Un año? ¿Por qué nunca me lo dijiste? -pregunté con una ligera nostalgia en la voz, girándome para verlo a la cara.

-Es difícil de explicar... yo...

-Si es tan complicado para ti admitirlo, es mejor que pretendamos que esto nunca pasó...

Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora