~31~

5K 206 53
                                    

—¿Me pasarás la terea de hoy?

Blaise se inclinó hacía mí con una sonrisa, tratando de convencerme.

—Ni lo sueñes —respondí con una sonrisa amortiguada.

Blaise hizo un quejido y siguió con su comida, totalmente derrotado porque sabía que no me haría cambiar de opinión.

—Bueno, al menos me alegra que estés con nosotros de nuevo —comentó Nott alegremente y le dio una gran mordida a su sándwich.

—A mí también Blaise, a mí también —dejé de verlo y miré directamente a mi plato.

—¿Todo bien? —preguntó Draco, que se encontraba junto a mí, del otro lado.

—Sí, solo que no tengo hambre —empujé ligeramente el plato, alejándolo de mí—.
Estoy llena —hice una mueca y toqué mi estómago.

—Bien, entonces vámonos —añadió y le dio el último sorbo a su vaso con agua.

—No, esperaré hasta que termines —señalé con la mirada su postre.

—No lo comeré y ni me reproches con la mirada, tú no te has terminado tu rebanada —se defendió y señaló rápidamente mi plato.

—Que, ¿ya regresaron? —cuestionó Blaise entre risas, mirándonos y alzando las cejas—. O ¿Por qué se regañan el uno al otro?

—Sí claro, Blaise —respondí irónicamente con una sonrisa y le giré los ojos.

Él solo se burló y siguió platicando con Nott.

—Salgamos de aquí —dije a Draco mientras me levantaba de mi asiento. Draco me siguió enseguida.

Sentí las miradas de todos, pero esta vez no me importaba lo que dijeran o la forma en cómo me analizaban. Estaba aprendiendo a dejar de sobre pensar todo, algunas veces lo lograba, otras no.

Al llegar a la sala común todos me saludaron alegremente, felices porque estaba de vuelta. No sabía cómo reaccionar al que tanta gente le gustara que yo volviera al colegio, pero me hizo sentir aún mejor. Fui a mi habitación, en la que había pasado los peores momentos al antes de irme. Draco también entró muy feliz, al ver que estaba ocupada de nuevo.

—Bien, mis cosas ya están aquí, como Dumbledore prometió —abrí mi baúl que contenía mis prendas de ropa favoritas, mis botas negras favoritas y muchas cosas más que me encantaban—. Sanky me conoce más que mi propia madre —comenté sacando mis abrigos de invierno y colgándolos.

—¿Por qué lo dices? —preguntó Draco, que se encontraba en mi cama recargado en sus codos.

—Porque... recuerdo cuando una vez que mi madre me hizo la maleta. Fuimos de viaje a Canadá...

Me quedé pensativa mientras trataba de averiguar a dónde exactamente habíamos ido.

—Quebec, en invierno, tenías 14 años —contestó ágilmente con una sonrisa.

No sabía que Draco recordaría eso. Algo tan simple.

—Sí —sonreí de oreja a oreja y me acerqué a él, quedando delante de él—. ¿Cómo es que lo sabes?

Ni siquiera yo recordaba en qué momento se lo había contado.

—Hablas al dormir, ¿lo habías notado? —dejó de apoyarse en sus codos, para sentarse completamente derecho, quedando más cerca de mí.

—No, pero ahora lo sé gracias a ti —puse mis manos en sus hombros y lo miré desde arriba, hizo un gesto de victoria y me tomó la cintura.

—Al ver lo hermosa que te veías al dormir y como balbuceas fue imposible no ponerte atención —explicó y con cada frase que decía me jalaba más hacia él.

Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora