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Dos meses después

Mi cumpleaños número dieciocho era hoy.

Me levanté muy emocionada en busca de mis padres.

Mi casa tenía la chimenea prendida la mayoría del tiempo, lo que no congelaba mi cuarto ni ninguna parte. Solo baje con mi pijama que era una camiseta delgada de tirantes y un short de algodón

Entré a la habitación de mis padres, para mi sorpresa la cama ya estaba tendida y no había ni rastro de ellos, pero encontré un sobre con una carta dentro, sobre el tocador de mi madre.

¡Felices dieciocho!

Te amamos mucho hija, lamentablemente tuvimos una emergencia y salimos muy temprano de casa. Perdónanos por no pasar este día tan especial contigo.

Regresaremos lo más pronto posible para pasar el resto del día a tu lado. Te amamos.

Tu padre Richard Hamilton y tu madre Blake Hamilton.

Al terminar de leerla me alegré un poco más, tenía esperanzas de que fuera un buen día. Mejor que el anterior, sin duda. El anterior solo fuimos mi padre y yo, ya que mi madre viajó hasta Francia por asuntos, pero este año se ve más prometedor.

Bajé hasta la planta baja y corrí derechito a la cocina deseando un delicioso desayuno. Abrí las puertas y vi a Sanky, nuestro elfo doméstico.

—Buenos días señorita Hamilton —sonrió dulcemente y se acercó.

—Buenos días Sanky —me abrazó por la cadera y recibí su acto.

Era muy buena conmigo y con todos, pero mis padres siempre la tratan como una sirviente que no tiene sentimientos o una libertad.

Por eso, me uní a Hermione y conseguí una insignia para la P. E. D. D. O. Muchos se burlaron de ella, pero la apoyé con lo más que pude, hasta le ofrecí a Sanky que fuera libre, pero se negó.

—Feliz cumpleaños señorita Hamilton —se separó de mí y fue hasta una mesa del fondo, noté que traía un gran pastel de mi color favorito, con hermosas velas y letras de dulce que decían mi nombre.

—Oh Sanky, es hermoso —lo tomé en mis manos y estaba muy asombrada—. Mis padres debieron de pensarlo todo el día.

Sanky bajó la mirada en forma de culpa.

—No fueron sus padres, yo lo hice —sus grande ojos color miel me miraron con tristeza—. ¡Tonta Sanky! ¡No debiste decirlo! —se regañó y comenzó a llorar.

Dejé el gran pastel en una de las mesas y me hinque para estar a la altura de Sanky

—Tranquila, no llores, lo siento, en verdad es hermoso —la abracé pero ella seguía sollozando—. Ya, ya, mira el hermoso pastel que tú solita hiciste, me encanta —me miró con sus redondos ojos llorosos e hizo una sonrisa de oreja a oreja.

—Lo dice, ¿de verdad? señorita...

—Claro que si Sanky, y ya no me llames señorita, me llamo ____.

—Oh, claro —exclamó alegremente.

Al poco rato Sanky fue a hacer las labores de la casa, aunque le dije que no lo hiciera, ella insistió.

Me quedé sola en la cocina, confundida, literalmente el pastel tiene todo lo que más me gusta y estoy sola.

Sanky me dijo que era de Chocolate con vainilla y crema de fresa con moras azules.

Ya eran las diez de la mañana cuando salí de la cocina. Me senté en la barra de licores, aun con mi pijama. Pensé en cambiarme, pero estaba demasiado hambrienta, así que opté por probar el bello pastel.

Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora