Capítulo 3: La cosa celeste flotante.*

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Ya habían pasado varios minutos, el segundo sol de Namekusei estaba saliendo y eso ocasionaba mucho calor en aquel momento, era como si hubiera dos mediodías de la Tierra. Trunks estaba sentado bajo la sombra de un árbol esperando a que Dendé terminase de curar las heridas de aquella desconocida, y lo peor era que la duda lo atormentaba, no sabía si lo que hizo fue bueno ya que rescató a un ser en peligro o malo porque aquella mujer podría ser una amenaza para el planeta o hasta el universo entero en algún futuro. Su mente daba vueltas como si estuviera tratando de buscar una esquina en una habitación circular.

–Señor Trunks, venga un momento– lo llamó el nameku al salir de la cabaña, tenía sus manos detrás de su espalda demostrando una gran señal de preocupación.

– ¿Qué pasa Dendé? – despertó de sus pensamientos al oírlo, se paró y se dirigió hasta el chico. Completamente desconcentrado desvió la vista hacia la ventana en donde claramente podía observar a la joven anónima.

–Ya terminé de curar sus heridas, pero no despierta– indicó con un tono bajo y quebroso, casi en un susurro apagado – ¿Será que antes de que comience a curarla ella... perdió la vida?

Trunks no dijo nada ante la mirada penosa del namekiano, se hizo a un lado y entró a la cabaña en completo silencio. Detuvo su caminata al lado de la cama observando a la joven, recogió el cabello que caía por el rostro de ésta ya que no podía ver claramente sus ojos cerrados, unos que con necesidad deseaba comprobar.

Intentó hacerla reaccionar moviendo su hombro y en unos segundos un puñetazo paró justo en su rostro haciéndolo caer hasta chocar de espaldas contra el suelo.

–Cinco minutos más...– fue un balbuceo, la joven logró mostrar señales de vida, eso era bueno. Aún medio dormida giró su cuerpo y colocó la almohada sobre su cabeza como cualquier persona que no quiere ser molestada al dormir.

Trunks sólo se quedó sentado en el suelo acariciando su rostro adolorido y en unos segundos soltó una corta carcajada, observó como el chico namekiano ingresaba al cuarto con apuro, seguro era por el ruido que ocasionó su caída.

–Me parece que te equivocaste Dendé– volvió a reír hasta que notó que su nariz comenzó a sangrar un poco, abrió los ojos y se cubrió con una mano –Maldición...

– ¡Señor...!– gritó Dendé pero Trunks lo detuvo antes que se inicie un innecesario alboroto.

–Tranquilo, no es nada, en realidad...– de un salto se colocó de pie y sonrió con nerviosismo –Esto... iré a ducharme, creo que me ensucié un poco... Más bien, bastante...– murmuró esto último mientras echaba un ojo a sus ropas sucias con la sangre la muchacha.

Pronto se retiró de la cabaña dejando confundido al pequeño aldeano.

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Despierta ya...

Trunks sólo esperaba que aquella persona despertara lo antes posible para mantener la seguridad en Namekusei y marcharse en paz, su misión fue un fracaso y sólo quería estar en casa y desayunar los huevos revueltos que preparaba su madre. Estaba a punto de buscar a Dendé para poder organizarse en el viaje hasta que algo lo interrumpió por las espaldas.

–¿¡Qué le pasó a mi cola!?– era una aguda pero angelical voz el cual resonaba por las paredes de la cabaña, Trunks juró que era la chica que había rescatado.

Pues, no podría ser otra persona, en este planeta no existían las mujeres, al menos eso era lo que sabía.

– ¿¡Quién eres tú!? – chilló la joven al ver que Trunks ingresaba al cuarto, ella se cubrió por completo con las sábanas, ya que estaba semidesnuda en la parte del torso para arriba –¿¡Quién eres!?– repitió mientras se colocaba de pie sobre el colchón y retrocedía hasta chocar con la esquina de la pared.

¿Existen los finales felices? -DBZ Fanfiction-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora