𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘

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ADVERTENCIA: contenido maduro.

Aria Rowen.

Draco me llevó de regreso a su dormitorio, y caminamos en silencio para evitar despertar a otros estudiantes.

Esta era la tercera vez que entraba a su habitación, la primera fue... bueno.

Una vez que la puerta estuvo cerrada, las manos de Draco encontraron su camino de regreso a mi cintura. Me besó suavemente, provocando que las mariposas llenaran mi estómago antes de alejarse de nuevo.

—Sabes que eres la única chica a la que he dejado pasar una fiesta, ¿verdad?

—Pero esa noche después del juego. Yo me quedé aquí entonces.

—Aún así. Esa fue la primera vez que me relacioné con alguien sin echarla después.

Sentí un pequeño rubor subir por mis rasgos y miré al suelo.

—Estabas borracho—

—Tú también.—Rápidamente me interrumpió y miré hacia arriba para verlo dándome una suave sonrisa.

—Supongo que sí.—rodé los ojos en broma mientras él movía sus manos para tomar las mías y me guiaba hacia su cama.

Draco me empujó hacia abajo para que yo estuviera acostado a su lado mientras nuestros labios se volvían a conectar y me movía más cerca.

Anhelaba su toque más que nada. Extrañaba la sensación de sus manos en mi cuerpo.

Merlín, era una maldita adicta.

—Draco.—Mi voz era un suave quejido contra su boca, solo enviándolo más al borde mientras arrastró sus labios hasta mi cuello.

—Dime lo que quieres.—murmuró Draco las palabras contra mi piel mientras se movía encima de mí. Con un movimiento rápido, se quitó la camisa y la arrojó al suelo.

Estaba exhausta, pero sabía que no iba a dejarme ir a dormir.

Cuando no respondí, pasó sus manos por mi cuerpo vestido, indicándome que quería que se las quitara.

Con un movimiento rápido, tiró de mi suéter y la camiseta por encima de mi cabeza, arrojándolos a algún lugar de la habitación.

Draco Malfoy.

Ella era perfecta.

Ella era perfecta y era mía.

Ella era perfecta y era mía.

Presté mucha atención a cada pequeño y dulce sonido que hacía mientras le plantaba suaves besos en el pecho y el estómago. La forma en que su cuerpo se movía debajo del mío me volvía loco y todo lo que quería era marcarla como mía para dejar recordatorios a lo largo de su cuello y piel para que todos supieran que ya estaba tomada...

Tomada por mí.

Aria Rowen.

—Joder, Draco.—Dejé escapar un pequeño grito cuando su mano rozó mi corazón palpitante, haciéndome quererlo dentro de mí.

—¿Qué quieres que te haga?.—Sentí su aliento caliente contra mi cuello mientras seguía chupando y dejando marcas en mi piel.

—P-Por favor.—Su dedo frotó sobre mi clítoris, enviando grandes cantidades de placer a través de mi cuerpo mientras me retorcía debajo de él.

—¿Por favor qué?.—Su tono de lástima era casi burlón mientras miraba mi cuerpo que comenzaba a deshacerse con cada movimiento de sus dedos.

Solté un bufido de frustración, demasiado nerviosa para siquiera hablar mientras me mordía el labio inferior.

—Draco... solo...

—¿Quieres que te folle, cariño?.—Sus movimientos se ralentizaron, a un ritmo dolorosamente lento. Asentí mientras él me daba un beso en la mandíbula.—Solo di las palabras... ruega por ello.

—P-por favor.—mis ojos se llenaron de lágrimas por el placer abrumador cuando sus dedos se deslizaron dentro de mí una vez más.—Por favor, fóllame.

—¿Ves lo fácil que es decirme lo que quieres?.—Dio una sonrisa satisfecha y movió sus manos libres al botón de sus pantalones, sacándolos también.

Quitó sus dedos, provocando que un pequeño gemido escapara de mis labios.

—Solo... fóllame.—jadeé cuando él lentamente me penetró, en lugar de golpear con toda su longitud. Fue lento, poniéndome al borde mientras me agarraba a sus hombros.

—¿Te gusta?.—Gimió las palabras entre largos empujes mientras yo hundía mi cabeza en el hueco de su cuello.

—Joder si.—Di un suave gemido mientras aceleraba, lo que me hizo clavar mis uñas en su espalda.

—Joder, Aria... estás...—Su respiración se estremeció mientras colocaba una mano en la cabecera frente a nuestros cuerpos.—Eres tan... hermosa.—observó mi apariencia complacida y sus labios entreabiertos se sumergieron para besar mi cuello y hombros.

—D-Draco.—Traté de contenerme mientras él continuaba empujando mi apretado y palpitante núcleo.

Disminuyó la velocidad y levantó la cabeza, mirándome a los ojos para ver cada reacción que tenía a la forma en que me hacía sentir.

—Nadie... Aria. Nadie puede tenerte como yo. ¿Entiendes?

Asentí bruscamente mientras aceleraba el paso una vez más.

—Yo-estoy cerca..—

—Córrete para mí.—Su boca estaba a centímetros de la mía, haciendo que sus labios rozaran ligeramente los míos.

Con un empujón final en el lugar correcto, todo el placer que había acumulado dentro de mí se liberó y sentí mi estómago retorcerse en nudos mientras mi cuerpo se llenaba de diferentes sensaciones. Me dio unas embestidas más desordenadas mientras se soltaba, follándome hasta que lo único que podíamos hacer era intentar ponernos al día con nuestros patrones de respiración.

Draco rodó fuera de mí, pero mantuvo un brazo firmemente envuelto alrededor de mi cintura mientras acercaba mi cuerpo al suyo. Plantó unos pequeños besos en mi frente y en la parte superior de mi cabeza antes de colocar las sábanas sobre nuestras figuras entrelazadas.

—Soy el único...—se repitió Draco por segunda vez esta noche.—solo yo puedo tenerte así.

—Eres el único.—Susurré las palabras de vuelta mientras miraba sus fascinantes ojos grises.—Lo prometo. No me iré a ningún lado.

INNOCENT | DRACO MALFOY ✓Where stories live. Discover now