11. Un día difícil

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Esa voz en mi interior fue una completa zorra que me convenció de no hacer nada y en consecuencia hacerle creer a Callum que de verdad pienso que o no vale la pena reunirme con él o que quiera darle las respuesta. También puede sentirse rechazado e ignorado y eso debe ser tan desagradable.

Tengo que hablar con él, disculparme, aclarar lo que pasó y confirmar que dejé pasar los días por el miedo, pero cuando abro la boca para pedirle que hablemos a solas, un chico que no he visto en la escuela, le pone la mano en el muslo y se inclina para susurrarle algo en el oído. Callum sonríe y luego le susurra algo de vuelta, la mano del chico sube un poco más y si guiara la mano a la derecha le tocaría el miembro a Callum.

He visto a Callum enrollarse con un montón de mujeres y hombres, y más a allá de los celos de querer ser esa persona, nunca sentí dolor o resentimiento, nunca tuve sentimientos negativos, pero eso fue antes de que nos besarnos, de que me tocara, de que tuviera un orgasmo gracias a él. Ahora verlo en un comportamiento así se siente cómo ácido en mi estómago, es una sensación desagradable que no quiero experimentar.

Un brazo se posa por sobre mis hombros y al alzar la vista me encuentro la mirada de Oscar, le doy el intento de una sonrisa.

—Incluso si la cagas a ti nadie tiene que quitarte la sonrisa, canela pasión oriental —susurra contra mi frente cuando presiona sus labios.

—Gracias —respondo en voz baja recargando algo de mi peso sobre él.

¿Por qué tuvo que volverse real? Cuando Callum era una fantasía no me afectaba ni me daba esta sensación de pesadez en el estómago. Consciente de que no quisiera ver si las cosas se ponen calientes entre él y el chico manos sueltas, y sabiendo que no es responsabilidad de Oscar tener que mantenerme entretenida, salgo del abrazo de mi amigo y le digo que iré a hablar con otros compañeros, lo cual no es una mentira, es lo que hago; es solo que la conversación no es interesante y estoy incómoda en este lugar, así que en última instancia le escribo un mensaje a Oscar antes de caminar a mi residencia.

Estoy teniendo unos días de mierda con un ánimo aún más mierda. Es una de esas veces en donde sabes que la solución está ahí, en tus manos, pero por alguna razón no saber cómo tomarla y te hundes un poco más con cada hora que pasa en el que no solucionas el problema.

La noche es fría, haciéndome desear usar un abrigo en lugar de un endeble suéter de lana también me hace caminar más rápido con un deseo feroz de llegar a mi habitación y acurrarme entre las suaves y calentitas sábanas. Si voy a estar triste y arrastrándome, entonces mejor hacerlo en un lugar cálido.

Durante todo el camino, estoy decidiéndome si debo insultarme, autocompadecerme o torturarme en mi cabeza ¡Joder! Cómo detesto cuando me siento así, por más que no quiera simplemente sucede y es cómo si me apagara.

—Hola —dice alguien detrás de mí y luego ese alguien está a mi lado.

Mi paso se tropieza y cuando su mano me toma del codo para ayudarme a estabilizarme, lo más sutil que puedo, me alejo de su toque. Aunque él no sea de mi escuela y nunca haya tenido un trato con él, sé quién es y sé lo que hace en la universidad: Bryce Rhode.

Se dice, y con muy buena razón, que tiene una red de drogas bastante fuerte corriendo dentro de la universidad y esta está escalando rápidamente a niveles peligrosos. No es alguien con quien me quiera relacionar porque creo en las vibras que proyectan las personas y aunque es atractivo con unas fuertes energías de chico malo, él me da una vibra muy oscura y siniestra.

— ¿Estás bien?

—Ehm, sí —respondo retomando mi paso y casi maldiciendo cuando también lo hace a mi lado.

Clover (Parte I y Parte II)Where stories live. Discover now