—¿Está lloviendo? — me pregunta Arango cuando coloco mi abrigo encima de una silla.

—Sí, y creo que será una tormenta — le contesto.

—Carajo — maldice.

—Arango —lo regaño.

—Ups, lo siento — dice dándome una sonrisa divertida.

¿Dónde trabajo? Bueno, trabajo en New Museum, uno de los mejores museos de arte contemporáneo de New York. El lugar nunca me llamo la atención, es muy aburrido para ser un museo de arte contemporáneo; las obras si son espectaculares, puedo pasarlas viendo horas y horas y no me aburriría, soy una amante del arte, dibujar es mi talento oculto, solo que hace mucho tiempo que no lo hago.

El museo tiene reglas muy estrictas para los trabajadores, no tratar mal a los clientes, dar la información correcta de los cuadros, no decir palabras soeces, mantener todo en orden y en limpio, ser puntuales, ayudar a los clientes cuando lo necesiten, supervisar por si algo anda mal (y no están fácil, son ocho pisos) y la vestimenta tiene que ser muy formal, y eso le quita la diversión después de todo, ¿y por qué trabajo acá si no mucho me gusta? Bueno, la paga es decente, gano más que Helena.

Trabajan muy pocas personas acá, pero el personal de seguridad si es extenso, muchos no aguantan trabajar acá, no les apasiona el arte, o porque el jefe es muy exigente. Y a decir verdad no lo veo tan así, trabajo acá hace seis meses, y creo que ha sido lo mejor de la vida, y el jefe por lo menos conmigo no están exigente como se dice que es.

—Iré al séptimo piso— le informo a Arango.

Subo al séptimo piso en el elevador, mientras me coloco el radio comunicador, qué es necesario mantener siempre, por precaución, o informar algo. Me compongo la blusa antes de que el elevador abra sus puertas. Mi ropa "formal" consiste la mayoría del tiempo en un pantalón de tela negro, y una blusa manga larga, o que se vea lo más posible formal, traigo faldas solo cuando el calor es insoportable, vestidos nunca traigo, no soy tanto de usarlos, me siento incomoda, además, eso sería usar tacones, y no uso tacones.

¿Está mal que las personas de mi edad usen tacones y yo no? Bueno tengo 20 años, y a decir verdad a veces me siento una marginada en mi edad, soy más de cosas sencillas, pantalones informales, tenis y si se puede, vestir pijama todo el día. Otras personas se visten tan elegantemente hasta para ir al supermercado.

—Buenas tardes — saludo a unos visitantes que están por la entrada.

En el séptimo piso hay un poco de gente, una pareja de ancianos viendo una estatua del centro, una pareja de esposos con sus tres hijos observando los cuadros del lado izquierdo, algunos estudiantes de universidad observando otros cuadros del lado derecho, y casi al final hay dos jóvenes que traen cuatro ¿guardaespaldas? Observando un cuadro negro.

—Limpieza en la cafetería — dice alguien en el intercomunicador.

Empiezo a caminar mientras inspecciono los rincones, las paredes, a las personas, en especial a los guardaespaldas ¿por qué a ellos? Siempre tenemos que enfocarnos en las personas que traen guardaespaldas, ellos son de dinero, por lo tanto, hay dos opciones: ver que se sientan a gusto con el lugar y atenderlos bien, o, observar y analizarlos para ver si no se traen algo bajo la manga, siempre hay que ser precavidos, no solo con ellos, con todas las personas, no importa si eres una pareja de ancianos.

—Paris — escucho la voz de Arango en el intercomunicador —Paris —vuelve a mencionar, pero se escucha entre cortado.

—¿Arango? — hablo.

—Paris —se escucha de nuevo entrecortado.

—¿Arango qué pasa? — pregunto algo preocupada.

No te enamores tarde #1 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora