25. Dile al demonio

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El titán comenzó a mover uno de sus brazos y el marco se le resbaló de las manos al hacerse hacia atrás, sobresaltado y un poco asustado. Observaron que se movía y trataba de ponerse en pie, de erguirse. Varias costillas le sobresalían de la parte más baja del abdomen.

—¡Se movió! —exclamó uno de los chicos mientras desenvainaba sus cuchillas.

Moblit se movió enseguida y lo detuvo.

—¡Espera!

El titán volvió a derrumbarse ocasionando que una ligera nube de polvo se levantara desde el suelo. Un poco más de la cabeza se derrumbó a los costados. Moblit se inclinó y con dedos levemente temblorosos, tomó el retrato del suelo, que había caído al revés, y lo alzó a la altura de su rostro.

Dado vuelta, la imagen de la señora Springer se veía... Se veía como el titán lo hacía. Tenía el mismo cabello y los ojos grandes, a pesar de estar boca arriba. Era... reconocible.

—Esto… esto es…

Horrible. Lo que veía era horrible.

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Más y más bengalas subían y subían, y seguían haciéndolo.

Erwin no tenía que mirar arriba para saberlo, ni siquiera sus compañeros tendrían que hacerlo. De entre los árboles delante de ellos seguían surgiendo una tras otra.

—¡Comandante, nos rodearon!

—¡Si giramos un poco hacia el costado-!

—¡No! Nos tomaría más tiempo llegar, y el bosque ya está adelante —trató de contarlas, pero solo alcanzó a contar cuatro antes de que dos se desvanecieran y más de ellas subieran—. Seguiremos adelante, ¡alístense para el combate!

Uno de ellos se separó de su lado para pasar el mensaje, y no fue ni siquiera cinco minutos después que los vio acercarse; grandes y feos y con rostros sonrientes.

El hombre que quedaba con él tomó una de sus empuñaduras. Se alzó en el aire por un gancho y y Erwin y el caballo pasaron por un costado mientras se derrumbaba. Los árboles comenzaban a acabarse, y la luz del día por igual. De los árboles que los rodeaban salieron el resto de los scouts, la formación completamente olvidada en ese momentos.

Su mente corría a kilómetro por segundo mientras pensaba en qué hacer. Debían continuar de frente hasta topar con los árboles gigantes, pero había muchos titanes y probablemente, si Reiner se había detenido a descansar, habría aún más aguardando por ellos a la base de los árboles.

Un estruendo sacudió la tierra y desde el lado derecho cayeron un par de árboles; otro titán caído entonces.

No podían perder el tiempo tratando de abrirse un camino entre los titanes si querían llegar a tiempo a Eren. Era probable que estuvieran al frente, no muy lejos de donde ellos ya se hallaban, y la luz del sol no les duraría mucho. Una vez anocheciera, Reiner sería libre de moverse en su forma de titán, pero también existía la posibilidad de que no aguardaran hasta que la luna subiera para continuar con su camino.

La mejor opción en esos momentos era seguir de frente, sin importar qué.

Cuando los árboles comenzaron a escasear, al frente se vio por fin el bosque de árboles gigantes. Había titanes ya al frente, y un par de scouts se lanzaron hacia ellos para quitarlos del camino. Erwin hacía lo mejor para esquivarlos, y detrás suyo, el resto hacía lo mismo.

—¡Vi una luz al fondo del bosque!

La voz de Armin recorrió la formación y alcanzó a ser escuchada por el Comandante. Un titán transformándose, no podía haber ninguna otra explicación.

Friend of the Devil ━shingeki no kyojinWhere stories live. Discover now