♡Capítulo 7♡

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Miro el celular por milésima vez y vuelvo a apagarlo.

No soy capaz de hacerlo, siento que podría escuchar un rotundo no de su boca.

—¿Aún no envías el dichoso mensaje? —pregunta Jardel.

—Tiene desde esta mañana diciendo que lo hará y nada —terció Liam.

Ruedo los ojos y los ignoro. Tal vez para ellos es un simple mensaje pero para mí no.

—¿Acaso Vanessa no te dio luz verde? —Esta vez lo miro y asiento—. Entonces ten la confianza de mandarle un mensaje, al menos para saber si sigue con vida.

—No lo entiendes, Jardel. Luego intentaré hacerlo.

—A ver —interviene el pelirrojo—, ¿hace cuánto no sabes de ella?

—Una semana —susurro.

—¿Y no quieres hablar con ella?

No le respondo, lo cierto es que me muero por enviarle un mensaje, pero no he querido hacerlo para que ella no sienta que soy un intenso.

La última vez que la vi me dio su número de teléfono, o bueno uno alterno, ya que me dijo que no les da su número personal a personas que acaba de conocer.

Muy bien, aparte de inteligente es precavida.

Durante esta semana los chicos me han hecho todo tipo de burlas por el encuentro que tuve con la morena, sin embargo, les he contado muy poco de lo que pasó.

Llámenme loco pero siento que fue algo íntimo que compartí con ella y quiero que siga siendo así, solo de nosotros dos.

—Ya que no quieres hacerlo pues dame el número para hacerlo yo —comenta el moreno—, así la invitamos para la fiesta de esta noche.

—Vanessa no se ve del tipo que asiste a fiestas —digo, muy seguro de mis palabras.

—Solo espero que no sea una amargada así como tú —dice mi otro colega.

—Te voy a partir la cara, Liam. —Suelta una carcajada mientras le lanzo mi recipiente de bolígrafos.

¿Muy infantil, no? Pues así somos nosotros.

—Bien, niños —exclama Jardel, haciendo que posemos nuestra atención en él—, hoy es noche de diversión, así que traten de terminar su trabajo a tiempo para poder irnos temprano a la fiesta.

Mi amigo y yo asentimos y comenzamos a terminar lo más rápido posible nuestros deberes.

[...]

Aparco mi auto frente al bar y desde aquí escucho lo alta que está la música.

Los chicos se desmontan del carro y arreglan un poco sus ropas. Decidimos vestirnos de negro puesto que es un color que compartimos en común y que además nos hace ver guapos y elegantes, —palabras de Jardel, no mías—.

Activo la alarma y entramos al local, hay muchas personas pero no lo suficiente para decir que está a rebosar. Nos hacemos camino hasta la barra y nos sentamos ahí mientras vemos el panorama.

Al final no le mandé ningún mensaje a cierta chica, supongo que mi miedo me dominó esta vez.

De repente empieza a sonar Bendecio de Redmi2 y los chicos no pierden tiempo para llevarme a la pista a bailar.

Para cualquier persona ver a tres hombres bailando solos pues sería una locura, pero nosotros estamos acostumbrados y de igual manera lo disfrutamos al máximo.

Siento el ritmo de la música y lucho por no chocar con los que también bailan a nuestro alrededor, Liam y Jardel hacen unos pasos extraños y luego explotan a carcajadas, a lo que me sumo yo también a ellos.

Tan solo una mirada ✅ [TST. Libro #1]Where stories live. Discover now