C a p 14

107 2 2
                                    

Estuve todo el viaje pensando en ello, no podía quitármelo de la cabeza.

¿Quién me había dejado esa nota? ¿Cómo podía haber entrado si la Sra. Green nunca dejaba que entrasen hombres a sus departamentos? Además el lugar que eligió es estratégico, de alguna forma u otra lo iba a ver. ¿Pero cómo se enteró de que me iba a vivir con Matt y hace cuánto había dejado esa nota allí? La idea de que Mark pudo haber estado en mi departamento o peor aún deshaciéndose de la Sra. Green me hacía doler la cabeza. Hacía un montón que no sentía paranoia y en este preciso instante volvía a ser víctima de ella.

«Tranquila Valeria. Todo está bien, Matt está contigo, dejaste bien cerrado con llave, estas en el auto, nada te puede pasar dentro de uno. Concéntrate en la nota».  

El viaje desde Londres a Kent, donde estaba la supuesta casa que compartía Matt con su tío, llevaba una hora y media de viaje en auto. Hoy había más tráfico que el habitual, así que tenía tiempo de sobra para pensar en la nota.

Había llevado ya lo que sería la mitad del viaje con los ojos cerrados y Matt no había hablado. Habrá pensado que estoy dormida. «Bien hecho, ahora a lo importante».

Estaba escrita en un post-it rosado y ahora que lo recuerdo, yo tengo un block de esos en uno de mis cuadernos, lo cual es muy probable de que lo haya escrito en el momento y con lo primero que encontró. Debió de haber estado apurado y la caligrafía reforzaba aún más mi hipótesis ya que era bastante desordenada y daba la sensación de que escribió lo más rápido que pudo. No parecía letra de hombre pero tampoco de mujer, lo que me confundía cada vez más.

Pero ahora lo que llamó la atención: “d o s”. ¿Dos? ¿Por qué ese número y por qué escrito de forma separada? ¿Era una especie de mensaje oculto? Parecía que había escogido eso como su firma. ¿Pero si en realidad lo que quería era darme un mensaje? Me puse a pensar en las posibilidades que ese número me connotaba: podrían ser minutos, horas, días. Quizá eso quería decir que se iba a dejar mostrar en dos días o que algo en concreto iba a pasar en dos horas. Para lo que sea, debía estar preparada y debía evitar que Matt se entere de esto. Dos paranoicos histéricos no era una buena combinación. Me dejé llevar por mis pensamientos hasta el punto de quedarme dormida.

—Despierta, buscadora de peleas —dijo Matt golpeándome suavemente el brazo—. Ya hemos llegado.

Abrí mis ojos lentamente a medida que iba volviendo a la realidad y efectivamente sí, habíamos llegado a Kent. ¿Cuánto tiempo habré dormido?

Me bajé observando la casa mientras Matt sacaba del baúl mi valija no tan llena, pero algo llamó mi atención: había un hombre parado en el umbral de la puerta, como si nos hubiera estado esperando allí por mucho tiempo.

—Valeria, este es Jean Paul, mi tío. Tío,Valeria —dijo Matt presentándonos una vez que nos acercamos a la puerta.

—Hola Jean, un gusto conocerlo —logré decir mientras le estrechaba la mano.

—El gusto es mío y por favor llámame Paul. Jean Paul es el nombre por el que me llaman en mi trabajo —dijo sonriendo—. Matt ha estado hablando mucho de ti últimamente.

—Pues gracias por eso, tío —respondió Matt golpeándole el hombro de broma, lo que lo hizo reír. Vaya, la relación que tienen es estupenda.

—Y bien, ¿qué te trajo a Reino Unido, Valeria? —preguntó Paul mientras preparaba unos waffles. Al parecer era la comida típica de esta casa.

Se encontraba de espaldas a mí y yo aproveché para estudiarlo más en profundidad. Me parecía haberlo visto alguna vez. Su cara me era demasiado familiar. ¿Es posible que lo haya conocido antes? «Oh no empieces con eso de nuevo. Si ya se conocían entonces no te habría preguntado eso», me contraatacó mi conciencia. En el fondo tenía razón, además a Matt tampoco lo conocía.

Recuerdos de un crimen © [PAUSADA]Where stories live. Discover now