-¿Crees que soy estúpido? -los gritos de mi padre resuenan en la casa y aunque estamos solos en el salón, estoy segura de que mi hermana y mi madre pueden oírlo perfectamente-. Parece que lo haces a propósito, que te gusta que te castigue.
-No soy su esclava -grito a mi vez, incapaz de callarme más. He llegado al límite de mi resistencia y ya no puedo contener la rabia que siento por mi familia-. Ni tu muñeco de pruebas. Ni la chacha de mamá. Soy una persona, vuestra hija, su hermana. Se supone que sois mi familia, que debéis protegerme y cuidarme. Pero no...
-¿Acaso no has tenido un techo sobre tu cabeza estos dieciocho años? -me interrumpe- ¿No te hemos puesto un plato de comida en la mesa cuando estabas hambrienta? ¿No te hemos vestido?
-Os faltó lo más importante -ni siquiera soy capaz de llamarlo papá ahora-. El amor. Y podría entender que no me lo dieseis, si Dallas hubiese estado como yo. Pero a ella la consentís en todo, es la favorita. He llegado a pensar que os habíais convencido de que solo tenéis una hija.
-Estás celosa -me acusa.
-No -respondo con rabia-. Para sentir celos, debería recibir algo más que mierda de vuestra parte.
-No me hables así, Harper.
-Y tú deja de tratarme como si solo existiese para complacer a mi hermana. Vale, pasé de ir a buscarla de madrugada a casa de sus amigos. ¿Y qué? ¿Es tan horrible que hayan tenido que traerla? Apenas hace un par de meses que tengo el permiso de conducir y mi hermana jamás me recogió a mí de ningún sitio.
-Ella no tiene por qué hacerlo. Tienes dos piernas para caminar.
-También ella las tiene -le replico.
Y es entonces cuando me golpea en el rostro. No lo vi venir y lo siento como la última de sus traiciones como padre. Hasta ahora me había castigado e incluso insultado, pero no me había puesto la mano encima y creo que por eso he soportado todo lo que me ha hecho. Pero esto no puedo consentirlo. Sé que si lo hace una vez, no parará ya.
-Te odio -le grito-. Os odio a todos. No sois mi familia. No sois nada para mí.
-No seas estúpida -se acerca a mí, para sujetarme por un brazo, pero me alejo-. No lo empeores, Harper.
-Se acabó -sigo gritando y me odio también a mí ahora, por permitir que me vea llorar-. Aquí ya no hay nada para mí.
-¿Qué vas a hacer, irte? -la risa de mi padre me duele más que el bofetón.
-Eso mismo -no era lo que tenía pensado, aunque mis palabras fuesen encaminadas a ese final, pero ahora que lo ha dicho él, me parece una gran idea. Cualquier cosa será mejor que seguir en esta casa-. Saldré por esa puerta y no volveréis a saber de mí.
Subo a mi cuarto para recoger mis cosas, seguida por mi madre y mi hermana, que me dicen que no lo haga. Mi padre solo me observa desde abajo, como si no le importase que me vaya, como si estuviese esperando toda su vida a que lo hiciese. Lo poco que queda intacto de mi corazón se termina de romper. Ya no tengo familia.
-Harper -Cornell me llama y regreso al mundo de los vivos.
-Perdona -me disculpo-. Me he dejado llevar por los recuerdos... una vez más.
-¿Tan malos son? -me pregunta y entiendo que lo hace porque he debido poner mala cara.
-Bueno, ahora mismo estaba en medio de mi última discusión con mi padre. La que me llevó a marcharme para siempre de mi casa.
JE LEEST
Harper (Saga SEAL 7)
ActieHarper ha sufrido mucho en su vida, no solo por amor, pues pocos hombres se sienten cómodos con la idea de tener una novia en el ejército, que es mucho más capaz que ellos en muchos aspectos, sino por tener una familia que nunca ha sabido comprender...