Capítulo 11

4.8K 915 106
                                    

-¿Qué hay de tu familia? Nunca vas a verlos cuando volvemos a casa y no quiero pensar que los dejas de lado por venir conmigo a ver a mi madre.

Cornell me mira con verdadera preocupación y me siento afortunada de tener un amigo que busca mi bienestar aunque él lo esté pasando mal. Y que se interesa por mi vida, cuando la suya se está haciendo pedazos. No hay muchos como él.

-Tu familia te necesita -le digo-. Y yo prometí estar a tu lado en todo el proceso.

-¿Tu familia no te necesita a ti?

-Mi familia hace tiempo que dejó de necesitarme -digo, con una mezcla de sentimientos, que rayan la tristeza y la rabia al mismo tiempo.

Hace años que cerré esa puerta, justo cuando el Estado decidió que tenía edad suficiente para poder tomar mis propias decisiones sin pedir permiso a mis padres, y me alisté en el ejército. Desde entonces, no he vuelto a verlos. Tampoco los echo de menos, pues nunca me sentí demasiado querida por ellos. Mi hermana era la hija perfecta, la hija deseada; yo solo fui un descuido que nunca debió pasar.

-Yo no podría estar sin mis padres -Cornell ha tenido la infancia que me hubiese gustado tener a mí y entiendo que ahora le cueste despedirse de su madre enferma. Yo no querría hacerlo, si la mía fuese tan amorosa como la suya.

-No todos los padres son iguales, Cornell. Algunos no saben serlo. 

Alguien abre la puerta del coche para mí y me devuelve al presente. Me he quedado absorta en el camino al juzgado. Doc y Fawn han preferido casarse por lo civil y el juez de paz los espera para oficiar la ceremonia, y aunque no se necesitan muchos testigos para eso, nos han pedido que vayamos todos a verlos casarse. Supongo que no quiere unirse a las pullas de Fisher hacia Loman, que continúan a pesar de que ya nos dio la prometida celebración por todo lo alto. Creo que se han acostumbrado a ellas y que no quieren terminarlas, sino no me lo explico.

-¿Pensando en tu boda? -me azuza Fisher en cuanto salgo del coche. Hoy, más que nunca, me alegro de haberme mudado hace un año a mi nuevo piso o no me dejaría en paz con lo mío con Cornell. 

El sábado en la barbacoa en casa del jefe nos delató ante todos y ahora ya saben que estamos juntos. Aunque tenía mis reticencias sobre contárselo, porque temía que no se lo tomasen demasiado bien, al trabajar juntos, la verdad es que todos se alegraron e incluso, diría que lo estaban esperando. Supongo que Fisher no fue el único que descubrió lo que Cornell sentía por mí.

-Más quisieras -le digo. En realidad, el recuerdo no está tan alejado de una boda, pues el día en que Cornell y yo hablamos de mi familia, mi hermana se estaba casando. Y por supuesto, yo no estaba invitada. Cuando Cornell me hizo aquella pregunta, sentí que podía leerme la mente, pues había estado pensando en mi hermana todo el día.

-Pues la verdad es que no quiero -me sorprende con su confesión-, porque entonces sería el único soltero del equipo. Y eso no mola, Harper, no mola nada.

-¿Ser especial no mola? -río, dándole otro enfoque-. El valiente que no ha sucumbido al amor. Eso tiene su mérito.

-Mmmmm -se rasca la barbilla-. Visto así...

-Entremos -Cornell me ofrece su brazo-. Seguramente seamos los últimos.

-Este aspecto no se consigue en cinco minutos -protesta Fisher. Cuando llegaron a mi casa, venían discutiendo sobre el tiempo que Cornell tuvo que esperar por él, antes de poder venir a por mí.

-Si quieres conservar el título de soltero del grupo -le digo-, no deberías ponerte tan sexy, Fisher.

-¿Me encuentras sexy, Harper? -se arrima a nosotros-. Quizá debería luchar por tu amor, aunque Cornell lleve más tiempo detrás de ti.

Harper (Saga SEAL 7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora