Capítulo 20

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— Pues va a ser verdad que el problema era la foto y no yo — dijo Joao separándose.

— Mongolo — dije riendo — me voy que si no sospecharan — dije yendome.

— Espera — dijo cogiéndome la mano.

— Dime.

— Esto — y me volvió a besar — ahora sí — me dio un pico — te puedes ir.

— Limpiate la boca — dije riendo yendo a la cocina.

— Vienes tú muy sonriente — dice Paddy llamando la atención de las chicas que estaban en la cocina, que eran Marta, Bea, y Sofi.

— Si estoy normal, que dices — dije nerviosa.

— Por tu cara os habéis dado un beso — dijo Marta.

— Porque me tiene que conocer tan bien — susurré pero me escucharon y se pusieron a gritar todas a la vez.

— ¿Qué ha pasado? — dijeron los chicos corriendo ya que se asustaron con el grito de mis amigas.

— Nada — dije nerviosa.

— Se han besado — dijo Paddy señalandonos a Joao y a mi.

— Pero te quieres callar — le grité y le tire un tomate a la cabeza.

— Perdón ha sido sin querer — sonrió inocente.

— Te pareces a mí hermana, le dices que no haga una cosa y la hace, y lo peor es que no os he dicho si nos hemos besado o no — dije y todos rieron menos Joao y yo — ¿de qué os reis? — pregunté con el ceño fruncido.

— Mira la boca de Joao no se necesita preguntar para saberlo — dijo Koke casi sin poder hablar de la risa.

Mire a Joao y efectivamente no se necesitaba preguntar para saberlo, llevaba la boca que parecía un payaso, porque me tienen que gustar tanto los pintalabios rojos.

— Tengo hambre, ¿cenamos? — pregunto Leo salvandome de la situación más incómoda que me podía imaginar.

— Claro que sí peque, ven vamos — dije dándole la mano y saliendo prácticamente corriendo de la cocina bajo las risas de todos.

— Tata — me llamo Azahara — ¿por qué lleva Joao toda la boca roja?

Mire a todo el mundo para que me ayudarán a salir de esta situación pero todos se echaron a reír.

— Porque le ha dado la alergia — dije lo primero que se me ocurrió.

— Como a ti porque tú también estás manchada de rojo — dijo señalandome los labios.

— Claro cariño, pero porque no empiezas a cenar — dije sonriendo.

— Esto esta muy bueno — dije probando el asado.

— Comida uruguaya, que esperas — dijo Suárez haciendonos reir a todos.

Cenamos tranquilos el asado de nuestros uruguayos, que como ya he dicho esta demasiado bueno, después tomamos el postre, y los niños se fueron a ver una peli de dibujos, y nosotros nos quedamos hablando en la mesa después de recogerla.

— ¿Ya estáis saliendo? — pregunto Koke.

— No — dijimos Joao y yo a la vez.

— ¿Y por qué no? — pregunto esta vez Bea.

— Porque no me lo ha pedido — dije riendo.

— Vamos que si te lo pidiera dirías que si — dijo Llorente.

— Puede ser quien sabe — sonreí inocente.

— Ataca hermano que la tienes a huevo — le dijo Koke a Joao.

— Algo se me ocurrirá — me miró sonriendo, y juro que me dio un infarto.

— Niños venir — grito Bea desde fuera para que la escucharán los niños.

— ¿Que pasa? — pregunto Azahara sentándose encima mío.

— ¿Quieres abrir los regalos? — le pregunto Bea, y yo la mire confundida.

— Si — dijo emocionada.

— Toma peque — le dijo Joao a Azahara.

— Me encanta — grito Azahara tirándose encima de Joao, era la muñeca que vio el otro día.

Los chicos le dieron los regalos que eran juguetes y la equipación del Atleti de cada uno, si de cada uno, no va a haber armario para tanta ropa.

— No era necesario que le comprarais nada, solo con vosotros le bastaba en serio — dije recogiendo los regalos.

— Como no le vamos a comprar algo a la hija de nuestro compañero y amigo — dijo Koke dándole una palmada en la espalda a Joao y haciendonos reir a todos.

Metimos los juguetes y las equipaciones en el maletero del coche de David para irnos a casa porque ya era tarde, era la 1 y estos señores por la mañana entrenan, van a estar finos.

— Gracias por todo — dije abrazando a Bea, y despidiendome pues era la única que quedaba en la casa junto a Koke y Leo, porque era su casa, y Joao que también se iba ya.

— No es nada mujer — dijo devolviéndome el abrazo.

— Adiós Kokinho — dije abrazando a este.

— Adiós pequeña — dijo dándome un beso en la frente.

— Hasta mañana portugués — dije abrazando a Joao.

— Hasta mañana española — dijo dándome un beso en la comisura de los labios.

— La puedes besar, soy un primo celoso pero lo entiendo — dijo David poniéndome roja.

— Si es así — dijo y me dio un beso — buenas noches — susurro en mis labios.

— Buenas noches — dije dándole un pico.

El hotel (Joao Felix)Where stories live. Discover now