Capítulo 15

2.2K 71 0
                                    

Madrid
19/12/2021

Me levanté a las 10 y me fui con Marta a la pelu para que nos hicieran un tratamiento que era una colaboración pero era muy bueno, creo que era de organics o algo así.

— Hola chicos hoy vamos a ir a la pelu y está vez que acompañará mi prima — saludé a la cámara — y ahora veréis el proceso y todo eso.

— No entiendo ni entenderé la gracia de hacer estos vídeos — reímos — por ejemplo el que grabaste con Sergio de cuánto sabes de fútbol, pues ese tipo de videos si, pero estos de colaboraciones no — dije entrando en la peluquería.

— Son vídeos como todos Melina — rodé los ojos porque sabe que odio que me llamen por mi nombre completo.

Nos hicieron un tratamiento de hidratación o algo así porque yo me he quedado dormida cuando me han lavado la cabeza entonces no me he enterado de nada.

— Amo tu pelo — dijo Marta sin parar de tocarme el pelo.

— Lo se desde que tengo 3 años — dije molesta porque odio que me toquen el pelo — para quieta — le quite la mano.

— Habrás cumplido años pero no cambias tus manías — dijo riendo.

Llegamos a casa y nos pusimos a hacer una lasaña porque nos apeteció muchísimo, bueno más bien a mí me apeteció pero como a Marta también le gusta la hicimos.

—¿Vas a seguir haciendo baile? — pregunto Marta mientras comíamos.

— Creo que no, siento que ya lo he dado todo y que no puedo dar nada más, he llegado al más alto nivel por lo que creo que ha llegado el momento de hacerme a un lado — dije triste.

— Bueno pero puedes seguir bailando aunque sea como diversión sin competir — intento animarme Marta.

— Va a ser raro, llevo compitiendo desde que tengo 5 años y ahora dejar de hacerlo, es difícil — se me escaparon un par de lágrimas.

— A ver mira el lado positivo, vas a poder centrarte más en la carrera, vas a conseguir ser la mejor periodista del mundo, y vas a poder pasar más tiempo con nosotros, te parecerá poco — dijo logrando animarme.

— Gracias, eres la mejor — la abraze.

Después de comer Marta se puso a editar y a hacer contenido y yo me eche la siesta cuando me llamaron por teléfono.

— Dígame — dije somnolienta.

— Tenías razón — dijo Joao llorando.

— Mierda — susurré — estate tranquilo, cuéntame qué ha pasado — dije acomodándome en la cama.

— Pues he llegado he ido a casa de mis padres, les he dado la sorpresa hemos estado hablando super bien super felices, y después de comer he ido a casa de Magui para darle una sorpresa pero el sorprendido he sido yo, como tengo una llave de su casa he entrado y he escuchado ruidos raros que venían de su habitación, me he ido acercando y se estaba acostando con su compañero de rodaje que me dijo que se llevaba super mal con él, y cuando le he plantado cara el chico me ha dicho que me lleva poniendo los cuernos 4 meses y yo como gilipollas sufriendo — acabo sin parar de llorar.

— Escúchame recuerda lo que te dije, te permito sufrir como mucho hasta mañana, pasado te vas a levantar de la cama y vas a dejar de llorar y de pasarlo mal por alguien que no te ha sabido valorar, prométemelo — sin ni siquiera verlo supe que le había conseguido dibujar una sonrisa.

— Te lo prometo, gracias por todo.

— No es nada — sonreí.

— Creo que voy a coger un vuelo con mi familia a Madrid y pasar las navidades ahí.

— Si quieres hacerlo porque tú quieres pasarlas aquí en Madrid perfecto, pero si es para poner tierra de por medio entre Magui y tú no.

— ¿Cómo lo sabes? — río.

— Porque yo hice lo mismo — sonreí aunque no me pudiera ver — no quería venir a Madrid por miedo a cruzarmelo y empezar a llorar y que me viera débil.

— Puede ser que sea porque quiero poner tierra de por medio pero también es porque quiero pasarlas en Madrid.

— Si es así me parece bien que quieras venir — reímos.

— Te dejo que me llama mi hermano — dijo y yo estaba escuchando que le hablaba alguien en portugués.

— Si claro tranquilo, chao.

— Chao — colgó.

— Ves como ibais a acabar juntos — dijo Marta apareciendo por la puerta.

— ¿Que haces escuchando conversaciones ajenas? — le tiré el cojín.

— Estás en mi habitación e iba a entrar pero te he escuchado hablando con Joao y pues me he quedado a escuchar — reímos — ¿qué ha pasado? — rodé los ojos.

— Si que le estaba poniendo los cuernos — me levanté para vestirme e ir a ver a las chicas porque había quedado con ellas.

— Que fuerte — grito Marta.

— Pero no digas nada que te pego — le apunte con el dedo.

— ¿Pinky promise? — me dio el dedo meñique.

— Pinky promise — sellé la promesa dándole el dedo meñique.

El hotel (Joao Felix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora