LA CHICA DE HIELO

Pretérito perfecto

Estaba en mi habitación tranquilamente leyendo mi libro hasta que apareció el capullo
integral.

-Mundo llamando a Clara, hola.

-Te he escuchado -le respondí sin ganas

-Me voy a duchar, cuando acabe empezamos a repasar el trabajo.

-Está bien – le dije sin ni siquiera mirarlo.

-Si quieres puedes venirte conmigo y hacemos una clase oral, ¿Qué te parece?.

-Me parece que como no salgas de mi habitación te voy a lanzar el libro a la cara a ver si te rompo la boca y te callas por fin.

Vi como sonreía, esa sonrisa preciosa, es tan fácil quedarse embobada mirando su cara. No puedo caer así en sus encantos, yo soy mejor que eso. Después de quince minutos vi como aparecía por la puerta un capullo integral, con el pelo mojado y una camiseta blanca que dejaba ver parte de la anatomía de su cuerpo, no te voy a negar que las clases de boxeo le hacían bien.

-Clara vamos ven.

Le hice caso y me levanté, le seguí hasta su habitación donde cogió unos libros y se dispuso a salir. Yo me quedé ahí parada pensando que iría a por algo más.

-Clara qué haces ahí parada venga vamos -Creo que noto lo confusa que estaba por mi cara.

- ¿No vamos a estudiar aquí?

-Bueno mi idea era estudiar en el salón, pero si te quieres quedar en mi habitación no te lo voy a negar. Ahora no te garantizo que me pueda controlar y hagamos de todo menos estudiar -Y después de eso me guiño un ojo.

Sí, me puse roja otra vez, intente taparme un poco la cara con el pelo, pero igualmente creo que se dio cuenta.

-Prefiero el salón.

-Lo que tu digas.

Y después de esto salimos de la habitación.

***

Llevábamos una hora repasando el pretérito perfecto y el pasado simple. De verdad no me había aburrido más en toda mi vida. Estábamos sentados uno al lado del otro.

-En esta forma la e lleva acento ¿No?

Yo estaba en mi mundo sin escucharlo, la verdad no me interesaba una mierda lo que me estaba diciendo.

-Clara ¿Hola? Necesito tu ayuda.

- ¿Qué mierda quieres?

Me puso una cara de desaprobación.

-Quiero muchas cosas de ti, pero ahora que me ayudes con el trabajo que lo tengo que entregar mañana.

-Me fijé en la hoja que estaba revisando -Sí, lleva acento.

Este sonrió satisfecho. Me puse a pensar y me di cuenta de que ni siquiera me sabía su nombre.

- Oye, ¿Cómo te llamas?

-Enserio no sabes como me llamo. Vaya niñera.

Pero no me contestó, siguió haciendo su tarea sin responder a mi pregunta.

-Te he hecho una pregunta. Por si no lo sabías las preguntas se responden -Vi como sonreía.

-Se que las preguntas se responden, el problema es que estoy pensando que pedirte a cambio.

- ¿Qué me vas a pedir a cambio de que me digas tu nombre?

-No lo sé, eso es lo que estoy pensando. A lo mejor un beso, si eso estaría bien, un beso.

-Estas enfermo. Ni en tus sueños te daría un beso.

-Créeme en mis sueños ya me has dado más de un beso.

-Eres un cerdo, ¿Lo sabías?

- ¿Vas a querer que te responda a tu pregunta o no?

-No.

-Pues te quedaras con la duda.

-Créeme que voy a dormir tranquila. De hecho te voy a llamar capullo integral.

Y empezó a reírse a carcajadas - ¿Qué soy una tostada?

-Capullo -Susurre

-Esta bien me gusta el nombre es original, eso no te lo voy a negar.

-Podemos acabar ya esto por favor.

-Ya he acabado hace rato.

- ¿Y entonces qué mierda estabas haciendo?

-Quería estar cerca de ti. Además ¿Por qué tanta prisa?

-Porque quiero leer el libro nuevo que me he comprado.

- ¿Sobre qué va?

-Como si te importara.

-Pues sí me importa.

-Pues te vas a quedar con las ganas de saberlo.

- ¿quieres un beso a cambio?- Me quedé pensativa y vi como se le iluminaba la cara -No, quiero que me digas tu nombre.

-Lo siento, pero no va a ser posible.

- ¿Por qué no?

-Porque no voy a perder la oportunidad de besar esos labios.

Me empecé a poner roja otra vez, ¿Por qué me ponía roja?, siempre me habían hecho halagos y nunca me había pasado.

-Sabes me voy a mi habitación.

- ¿No me vas a decir de qué va el libro?

-No.

-Está bien, pues tendré que entrar por la noche a tu habitación a coger el libro y quién sabe qué más cosas pueden pasar.

-Como te vea en mi habitación te juro que no sales vivo de allí.

-Esta bien esta vez te haré caso, pero dentro de unos días me suplicaras que entre a tu cuarto.

Desistí es imposible hablar de algo serio con él, siempre saca el mismo tema. Subí las escaleras y él se quedó en el salón recogiendo los libros. No podía más la cabeza me iba a estallar de tantos tiempos verbales. Asique decidí darme una ducha y irme a dormir, pero antes de acostarme me llego un mensaje al móvil:

Emily:

-Mañana hay una fiesta en la casa de un amigo mío ¿Te quieres venir?

-Esta bien, mañana hablamos y me dices la hora y el lugar que estoy muy cansada y me quiero ir a dormir.

-Claro, buenas noches.

-Buenas noches.

Después de esto me acosté, y sí que estaba cansada porque caí en un sueño profundo.

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