Si seguía viniendo era para no tener que estar en la Sede ROM y verla cada día. Ahora solo iba en las tardes a recoger los papeles que me dejaba Amanda. Aun así, sé que si llegara el momento de tener que cuidarla, lo haría sin pensarlo dos veces.

— Si. — Concluyo dándole un trago a mi soda. — ¿Y tú?

— No entre a la armada por mi historial criminal. Son muy prejuiciosos, entonces el señor Derryl me encontró y me recluto. Fue hace cinco meses, me dijo que cuando completara el año, me mandaría con alguno de sus grupos en Europa y comenzaría a pagarme.

Asiento y sin poder evitarlo le pregunto por ese historial criminal y nos pasamos el receso hablando, hasta que comenzamos con entrenamientos otra vez, y a la hora de hacer el circuito de resistencia en el campo, por primera vez en todos esos días que llevaba molesto, deje de pensar en ella y me concentre en divertirme mientras le ganaba a Stella.

Alrededor de las tres de la tarde, estaba sentado junto a los chicos escuchando a Derryl darle instrucciones a los de un rango mayor, cuando le vi entrar.

De negro como la última vez que le vi, entro haciendo que todos se callaran ante su presencia. Derryl miro confundido a uno de sus hombres cuando dejo de hablar y se giró hacía la entrada. Todos lo miraban como si fuera el presidente del país, o algo por el estilo, pero yo estaba más concentrado en la mujer que llevaba de la mano.

— ¿Qué hacen juntos? — Pregunto Derryl.

Ni siquiera que hacían allí, solo qué hacían juntos... yo igual me lo pregunte apretando mis puños.

Hanna apretó más la mano del tatuado y le sonrió a Derryl.

— Venimos por la lista.

— Olvídenlo, Abel vuelve a Turquía de inmediato y Hanna no me vengas a joder ahora.

— No vinimos por tus ordenes, danos la lista. — Hanna dejo de sonreír mirándolo con frialdad mientras soltaba al chico y daba un pasó al frente. — O le diré a He que me las descargue, tú decides, por las buenas o por las malas.

Derryl solo la mira, y yo recuerdo a la mujer que entro en The Auream hace casi cuatro meses.

"Solo te diré que en todos los años que llevo cuidando a esa niña, con Abel era más Hanna Morgan que nunca."

¿A esa versión de Hanna se refería? ¿A la asesina...?

— ¿Para qué la quieren? ¿Para seguir con lo de la última vez? — Avanza con calma hacía el chico y niega mirándolo. — ¿Harás que la historia se repita y luego la dejaras?

Abel ríe y rodea los hombros de Hanna mirando fijamente al asiático.

— Está vez no la dejare.

Asique si lo eligió a él, eligió al imbécil... La miro tensando la mandíbula, pero su mirada nunca me busca. ¿En serio todo este tiempo solo fingió? ¿Todo este tiempo ame una mentira que ella me decía?

"— ¿Me amas Hanna?

— No. Te deseo, y para mí, el deseo le gana al amor.

— ¿Tú crees, Meine Liebe? — Sonrió.

— No lo creo, lo sé."

El deseo le gana al amor, por eso cuando el hombre que desapareció y seguía deseando apareció, no dudo en correr a sus brazos.

El deseo le gana al amor, y Hanna no me deseaba tanto cómo a él.

Dejo de escuchar lo que hablan, pero en ninguno segundo dejo de mirarla, mi estómago se aprieta ansioso de que me vea, de qué sus ojos celestes conecten con los míos una vez más... pero la última vez que lo hicieron fue sobre el tejado de la Mansión Morgan, donde me revelo su dolor más grande, y también su mentira más grande; Sus sentimientos por mí no existían.

Buscando el Paraiso (+21)Where stories live. Discover now