💙 Capítulo 37 💙

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XXXVII: Confianza rota

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XXXVII: Confianza rota.

Narra Elisa.

No contesto, tal vez se vaya si piensa que no hay nadie.

Suena mi celular, no sé si es lo suficientemente fuerte para que lo escuche pero definitivamente los maullidos y ladridos son lo suficientemente potentes para alertar a cualquiera.

Maldigo en mi mente. Cierro los ojos queriendo desaparecer.

Vuelve a tocar la puerta llamándome.

El labio me tiembla cuando proclama mi nombre.

Como si mi mano tuviese vida propia y su propósito fuese ser mi enemiga, termina sobre el pomo dando pase a la persona que está al otro lado, reacciono tarde, cuando intento cerrar su mano esta sobre mi otro brazo. El mero toque me produce asco. Reitero todo lo que me gusta de él, el calor que emana, el tacto de su piel contra la mía y las sensaciones que todo él producen en mí; saber que no es mutuo, que tenía un propósito y ya lo consiguió, me humedecen los ojos.

—Ey ¿Qué sucede? —pregunta confundido tomándome del mentón con suavidad.

Presiento que se aproxima más.

Me zafo de su agarre con facilidad, supongo que no se lo esperaba o simplemente no va a sostener algo que nunca quiso.

No sé ni que decirle.

—¿Por qué nunca me contaste de tu padre? —lo encaro.

Lo fácil y menos masoquista seria avisarle que ya se su plan y que no tiene que buscar una manera para terminarme pero como conozco al maldito alienígena —conciencia— que me tortura por las noches con las mil incógnitas del universo, pues me ahorro el insomnio de hoy enfrentándolo de una vez.

—Eh... no me es fácil hablar de él —titubea— ¿Por qué...?

Los ¿Por qué? Los tengo yo de a montones.

¿Por qué me tuvo que utilizar?

¿Por qué fingir tanto?

¿Por qué maldita sea tuvo que clavarse tan hondo en mi vida, mente y corazón?

¿Por qué no me advirtió?

¿Por qué ser el villano disfrazado de príncipe encantador?

¿Por qué soy tan ingenua?

Lo interrumpo.

—¿A qué viniste? Tienes lo que necesitas ¿no? No tienes que seguir fingiendo.

Enmudece, no hace por entrar a la casa a pesar de las corrientes de aire que alcanzo a percibir a pesar de estar dentro. Pone la mano en mi mejilla. Suspiro ¿no entiende que su tacto me duele? la aparto y hago una mueca.

No sé qué pasa por su cabeza pero me carcome la duda.

¿Habrá entendido o tengo que ser más específica?

No soy ciega [✔️]Where stories live. Discover now