Capitulo 10

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Está lloviendo; me dijeron que estaría nevando a principios de la próxima semana. No pude terminar una presentación para la escuela el día de hoy. La cafetería de la escuela está llena, así que tengo que sentarme con Leanne. No tenían Coca-Cola, por lo que ahora estoy bebiendo Pepsi. Estoy en su lugar de trabajo cuando ella no está.

Suspiro después de retirar - finalmente – mis ojos de la ventana y miro hacia abajo en mi taza; nada va bien hoy.

Todo en realidad es tan malo, que estoy empezando a imaginar lo que serían las cosas si me hubiera quedado en Irlanda. Tal vez la escuela iría mejor. Tal vez más gente me entendería cuando hablo. Tal vez las niñas me calificarían como un objetivo simple. Podría ser.

Tal vez no la vería adentrarse al pequeño comedor, con un periódico sobre su cabeza – a pesar de que lleva puesto un gorro – y maldiciendo en voz alta a pesar de que un buen número de personas se encuentran en el interior también.

Una sonrisa aparece en mi capa – probablemente la primera vez en el día, cuando la veo caminar hacia el mostrador. No, yo definitivamente no estaría viendo esto si me hubiera quedado en Irlanda. Es increíble lo que puede alegrar mi día de mierda con sólo estar delante de mis ojos.

Me inclino a la derecha con la decisión de no llamarla de nuevo. Está hablando con la chica rubia, de pelo rizado a la que le he dicho que le hiciera saber a Ángel que estoy aquí, y como si fuera una señal, ella mira sobre su hombro y nuestros ojos se encuentran por unos segundos, durante los cuales yo le envío una pequeña ola y una sonrisa, y ella pone los ojos.

Parece que soy el único que tiene un mal día, entonces. “¿Qué estás haciendo aquí?” Ella pregunta, aún caminando hacia mí y sacudiendo la cabeza también. Yo sabía que sería su primera pregunta.

“Vine por otra langosta,” le digo, entrecerrando los ojos un poco. “¿Qué diablos crees que estoy haciendo?”

Ella suspira un poco y se deja caer en el banco rojo frente a mí, mirando hacia la derecha. “Pensé que habías renunciado,” ella dice en un tono plano y frunce los labios después, lo que la hace parecer aún más casual.

“¿Qué quieres decir?” pregunto, recostándome en mi propio asiento.

“Quiero decir, pensé que habías renunciado.”

“¿Por qué?”

“Sobre mí.”

Estoy sorprendido de que su tono es un poco enojado; casi como estuviera enojado porque yo no he renunciado. “Deberías haberlo sabido.” Le digo, casi pregunto, mientras sigo mirando. Mientras que ella, naturalmente, no está mirándome en absoluto.

“No, pero después de la noche del viernes… es lo único razonable que podrías haber hecho.”

Yo parpadeo un par de veces, “Tengo tantas preguntas sobre lo que acabas de decir,” yo digo, casi a través de una risa cuando pienso en sus palabras. De alguna manera yo siempre tengo que decodificarlos; cono ahora, me pregunto si ella piensa así porque hay una razón para no querer que pasara nada entre nosotros esa noche, o por el tipo que llamó a su puerta mientras yo estaba allí, o tal vez debido a quien era el chico. Y cerca de quince mil otras cosas, pero estos son los tres principales.

Ángel pone los ojos y los mantiene enfocados en el techo por unos momentos. “¿No es así siempre?” ella murmura y me sorprende, se vuelve hacia mí, haciendo contacto visual de repente. “Estoy en un relativamente buen estado de ánimo, dame una de esas preguntas.”

Sonrío divertido, ¿esto es lo que ella llama un relativo buen estado de ánimo? “Bueno, ya que soy educado, primero voy a preguntarte cómo ha sido tu día, y-“ me detengo y me inclino sobre la mesa, escaneo su rostro con el ceño fruncido. “¿Qué te pasó en la cara?”

Intrepid || n.h. au || EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora