78 - Miradas Tensas

5.3K 498 73
                                    

Luna, la hermana mayor de mi mejor amigo Max, llegó al parque justo cuando estaba esperando a mi enamorada Cristal, mi compañera del colegio y también una muy buena amiga. Ella me vio sentado en una banca del parque cuando le estaba prestando atención al número celular de Cristal para llamarla, ya que se estaba demorando. No me di cuenta de Luna cuando se fijó en mí y desvió su camino hacia mi dirección para saludarme efusivamente.

— ¡Caramel! ¡Hola! —gritó mi nombre para sorprenderme.

—Hola, Luna —saludé tranquilamente a pesar de la efusividad de Luna al pasarme la voz.

—Qué haces ¿Quedaste en encontrarte con alguien?

—Sí —respondí volviendo a ponerle atención a mi celular—. Cristal va a venir. Iremos al centro para comprar algunas cosas que su mamá le mandó.

Ella me miró impactada, y luego de salir del asombro que había entrado, se cruzó de brazos enojada. Parecía una niña a punto de hacer un berrinche.

—Así que Cristal va a venir —Luna se sentó a mi lado acomodándose las cintas del cabello—, entonces me quedo. Quiero conocer a la tal Cristal, quiero ver como es, además, ¡Caramel!

— ¿Luna?

— ¿En serio van a salir juntos solo para hacer las compras de su mamá?

—Sí.

—Es qué, no lo creo, esa chica debe ser tan poco cool y muy, bastante ridícula. Dime, Caramel, quién sale con su novio para hacer los mandados. No es nada agradable en una cita.

—Cristal me contó lo del mandado, por eso le dije para acompañarla. No quiero que vaya sola —le dije desaprobando sus palabras.

Mientras Luna jugueteaba con las pulseras de colores que adornaban sus muñecas, yo le volví a prestar atención a mi celular porque me había llegado un mensaje de texto de Cristal, el cual leí tranquilo.

"¡Ya voy!, Te llevo una sorpresa. No me demoro, no te vayas!!! :D"

—Ella no cambia —dije guardando el celular.

—Es una tardona —Luna se había fijado en el mensaje de Cristal.

—Sí, es verdad, siempre lo fue desde que la conozco, aunque ahora no lo es tanto como antes.

—Pero eso no cambia que sea una tardona. Yo nunca te dejaría esperando si saldría contigo porque las tardanzas son horribles. Eso demuestra la poca importancia que te tiene.

—No me incomoda.

—Debería incomodarte. Seguro ella también es irresponsable y desordenada, todo lo contrario a mí —dijo retirándose una pequeña hoja que había caído sobre su vestido rosa pastel. Luna se distrajo observando los alrededores del parque donde estábamos, de pronto, una sonrisa marcó su rostro. Ella se puso de pie y dio una delicada vuelta girando su vestido corto— ¿Estoy linda, Caramel? —preguntó.

—Sí.

—Sabía que me iba a quedar perfecto porque todo me queda bien. Lo vi en un catálogo, así que lo pedí pensando que te iba a gustar. Los zapatos también son del catálogo. Me encanta porque hace juego con el vestido. Justo estaba yendo a tu casa para mostrártelos. ¿Están lindos, verdad? —Ella me miró radiante mientras yo me quedé mirando sus zapatitos color rosa.

No entendía nada de la moda femenina, pero ese vestido le quedaba muy dulce a Luna, como a una niña. Ella se sujetó de mi brazo.

—Lo compré para salir contigo.

—Pero ahora estoy saliendo con Cristal.

—Y qué, no creo que se moleste si salimos un día a pasear, ¿verdad? Caramel, salir solamente con ella te va a aburrir. Vamos, Caramel, también sal conmigo.

Ese debió ser el momento para decirle que se detuviera, que sus palabras no eran las correctas, que se estaba comportando muy mal. Sus gestitos y sonrisa tan sugerentes en su carita le estaban dando significados indecorosos a sus palabras.

A ambas, a Cristal y a Luna, las consideraba mucho porque eran importantes. Siempre las saludada amablemente y les sonreía con confianza cuando las veía, como a todos mis amigos cercanos. No quería lastimarlas, quizá por eso solía ceder a sus peticiones.

—Sí —respondí a su pedido.

— ¡Qué fácil! —dijo emocionada—. Entonces quedemos el fin de semana para salir.

—Puede ser el domingo. Max y yo iremos al centro para jugar en los videojuegos y de paso podríamos ir al cine para ver alguna película que te guste.

—No, Caramel, yo no quiero que mi hermano esté en nuestra cita —Luna se veía decepcionada—. Yo solo quiero salir contigo.

En ese momento, mientras Luna me hacía berrinches sujetándome el brazo, Cristal llegó muy agitada. Ella no vivía tan lejos del parque, pero su aspecto me hizo creer que había corrido rápido para no demorarse más. En sus manos traían una cajita blanca parecida a las que me daban cuando iba a comprar porciones de pasteles en la panadería.

Quizá el estilo de Cristal, sin rosa ni bonitos listones, provocó que Luna la mirara de pie a cabeza, como evaluando su poco cuidado en cuanto a la moda y delicadeza. Cristal se fijó en ella, y al notar la actitud de Luna, también la miró de pie a cabeza.

—Ella es Cristal, mi enamorada —le dije a Luna, quien no me había dejado ni por un momento desde la llegada de Cristal.

Las miradas de ambas chicas tornaron el ambiente muy tensó. Noté que ninguna tuvo la intensión de sonreír amablemente para responder a la presentación. Algo no iba bien, lo presentí, pero no sabía porqué. La alegría de Cristal no respondió como cuando conoció por primera vez a Noche, la enamorada de nuestro amigo Fabián, a quien saludó efusivamente en su primer encuentro.

—Me voy, Caramel, tengo ir a la casa de mi amiga. Otro día seguimos hablando, ¿Ok? —dijo Luna tan altiva como siempre.

Luna se fue tarareando una música de lo más relajada y con una gran sonrisa en los labios.

—Quién es ella —preguntó Cristal mirando a Luna mientras desaparecía del parque —. No me agrada. Se nota que es una molestosa.

—Ella es Luna, la hermana de Max.

—No se parecen en nada —dijo sorprendida — aunque pensándolo bien, sí se parecen. Los dos son unos molestosos.

—Max no es molestoso.

—Sí que lo es —dijo dándome la cajita que había traído.

Ambos nos fuimos al centro comercial. Mientras viajábamos, íbamos comiendo los kekitos recién hechos que Cristal y su mamá habían horneado para mí.

La primera vez que conocí a mi mejor amigo él me agradó. Desde ese momento supe que su compañía me iba a hacer sentir muy cómodo. A pesar de ser tan pequeño, me sentí a gusto de la amabilidad que sus ojos azules me transmitieron. Cristal y Luna no tenían que sentir lo mismo, no tenían que llevarse bien desde la primera vez, aunque me hubiese encantado.

Lo menos que quise en ese momento fue sentir nuevamente la tensión que las chicas habían generado cuando sus miradas se cruzaron en el parque. Pensé en una oportunidad para ambas, pero la tensión entre ellas no desapareció cuando se volvieron a encontrar. Cristal y Luna tenían inexplicables razones para tensar sus miradas cuando se encontraban.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |1RA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora