76 - Gema

5.6K 545 89
                                    

Por alguna razón era intimidante ver a mucha gente bonita entrando y saliendo de la recepción donde me encontraba esperando a mi mejor amigo. Es que Max trabajaba en una agencia de modelos, por eso me encontraba esperándolo en aquel lugar para salir a divertirnos.

Decidí salir temprano de casa para evitar llegar tarde, ya que nunca había ido al trabajo de mi amigo. Llegué con mucho tiempo de anticipación, ya que su trabajo en el estudio de fotografía aún continuaba. No hice más que resignarme y esperar en la recepción con la esperanza de verlo pronto. No me sentía cómodo en una agencia de modelos con gente bonita.

De repente, una chica muy bonita cruzó el salón meneando su larga cabellera rubia con pasos seguros y rápidos. Ya afuera, ella se fijó en las direcciones de la calle con una mirada curiosa. Después de un momento, ella volvió a entrar a la recepción y bufó decepcionada.

Aquella chica llamó mi atención desde el momento que la vi. No despegué mi mirada de aquella chica de cabellera rubia, de figura estilizada y de ojos pardos intensos. Ella notó que la seguía con mi mirada, pero no se mostró incomoda, más bien me sonrió muy coqueta y caminó hacia donde estaba sentado esperando a mi mejor amigo.

Ella había compartido cesiones de fotos con Max. La reconocí porque la había visto en el mismo catalogo que mi amigo. La chica frente a mí también me hizo recordar las palabras de Max cuando él me dijo que ella era más bonita en persona. No se había confundido, porque lo era y mucho. Empecé a ser consciente de las tantas chicas hermosas que rodeaban a mi mejor amigo, a pesar de haberla visto solo en fotografías.

—Hola — me dijo sorprendiéndome.

No respondí a su saludo. Ella se sentó a mi lado y de inmediato se quitó los tacos para relajar sus adoloridos pies.

—Estos zapatos son la muerte, pero la belleza cuesta —dijo mirando hacia afuera.

No dije nada, solo me quedé sentado tratando de ignorarla con ayuda de mi celular. Imaginé que ella me empezó a mirar curiosa al notar que su compañía no me era cómoda.

— ¿Eres Caramel? —Preguntó interesada. Su gran sonrisa me dio a entender que ella había notado mi sorpresa—. Lo eres, ¿verdad?

—Sí —Respondí.

—Me llamo Gema. Soy amiga de Max. Él siempre dice tú nombre cuando habla por celular, además, te reconocí porque un día me mostró tu foto.

El que nos conociéramos había sido inevitable porque ella era amiga de Max en su trabajo, pero yo no tenía ningún interés en ponerle atención a sus palabras. No quería que Max me la presentara como su amiga porque ella era intimidantemente hermosa.

Ella se volvió a poner los zapatos y empezó a balancear sus piernas.

—Max me dijo que hoy su novia lo esperaría en la recepción, pero creo que lo plantaron porque no la veo. Tengo curiosidad. Quiero conocerla para ver que tal está. Es que Max dice que esta locamente enamorado de ella y que nadie es más hermosa que su princesita.

Sus palabras me dejaron conmocionado y no supe porque. Intenté volver a prestarle atención a mi celular, pero no lo hice. Ella sonrió al notar que había logrado llamar mi atención.

De pronto su celular empezó a timbrar. Gema lo sacó apresurada de su bolso, lo descolgó y se alejó unos pasos del mueble donde me encontraba sentado.

— ¡Estefan! —Gritó molesta después de una pausa— Te estás demorando... ¡Entonces vete a la mierda y que te parta un rayo, idiota mal nacido!

Nunca imaginé escucharle hablar de esa manera con su cara bonita, pero era una chica, y ellas cuando querían daban miedo. Traté de fingir que no había escuchado nada, pero fue algo imposible de hacer creer.

— ¡Los chicos son unos...! —dijo renegando—. Ese Estefan no va a cambiar.

Ella se volvió a sentar relajadamente en el mueble. Su aspecto se veía impaciente e incómodo. Empezó a jugar con su celular, quizá para ver si le llegaba algún mensaje de texto o alguna llamada.

—Si Max no tendría novia, seguro que le pedía para salir —dijo de la nada y guardó su celular en el bolso—. Haríamos una bonita pareja, pero...

No es novedad, pensé...

Para suerte mía, pude ver a Max entrando a la recepción. Al verlo acercarse, me puse de pie para irnos de inmediato. Gema también lo hizo, pero no se quedó quieta, ya que se fue directo a Max para abrazarlo con mucha confianza.

—Max, Estefan, él es un idiota —dijo como una niña en busca de consuelo.

—Pero eso ya lo sabías, Gema, no es ninguna novedad para ti —le dijo tratando de que ella mantuviera su compostura.

—Además, tú amigo me desprecia a pesar de decirle que tú y yo somos amigos. Solo me ha estado ignorando todo este tiempo —le dijo señalándome.

—Mientras no me desprecie a mí —dijo Max parándose a mi lado.

— ¿Él no será tu linda princesa por quien te mueres?

—Acertaste —respondió tratando de tomar mi mano, pero me alejé de inmediato.

—Entonces deberías esforzarte, porque se nota que tu princesa no está derretida por ti —Gema agregó riéndose.

Max me presentó a Gema. Ella fingió que nunca antes nos habíamos conocido porque dijo quería empezar con el pie derecho conmigo. Realmente no quise ignorarle ni que se sintiera aludida por mí desde el principio, pero no había podido evitarlo.

Mientras la veía conversar con mi amigo, tan naturalmente, empecé a creer que no me gustaba el trabajo de Max porque sus amigos de catálogos eran reales, además, esa gente bonita pasaba momentos junto Max. Uno de ellos era Gema, la chica bonita de cabello rubio que le sonreía a mi mejor amigo mientras conversaban.

Max me miró y sonrió cuando Gema empezó a buscar desesperadamente su celular en su bolso. Ella se alejó unos pasos de nosotros para poder atender su llamada con tranquilidad. Al colgar, nos mostró una radiante sonrisa.

—Es Estefan —dijo guardando su celular—. Me voy preciosuras, y suerte con su cita.

Gema salió apresurada haciendo ruidos con sus tacos altos. Los dos nos quedamos solos en el salón de la recepción hasta que esos golpes en el piso desaparecieron junto a Gema.

—Quien es Estefan —le pregunté a mi amigo al darme cuenta que Gema cambiaba de actitud cada vez que se comunicaba con él por el celular.

—Es su novio. Se conocen desde pequeños, además, ellos salen desde sexto de primaria. Ya debes estar tranquilo —me respondió jalándome para que me sentara a su lado.

—No es tan molesta —dije en voz baja, aunque Max si logró escucharme.

Pensé que quizá la siguiente vez en verla sería más atento y trataría de hablar más con ella. Gema era la amiga de mi mejor amigo, por eso supuse que estaba bien que yo también lo fuera. Además, Gema tenía novio y se notaba que lo quería.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |1RA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora