75 - Te Amo

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Todos mis amigos cercanos iban a mi casa para saludarme por el día de mi cumpleaños. Ellos sabían que no me gustaban las fiestas, por eso siempre trataban de hacerme sentir cómodo sin presiones con respecto a salidas escandalosas. Para variar, mis amigos tenían la costumbre de traer películas, pistas de karaoke para cantar y también juegos de mesa. Ellos se divertían mucho.

Me encantaba la compañía de todos mis amigos, ya que sus sonrisas a mí alrededor me generaban tranquilidad. Ellos comentaban y hacían bromas mientras mirábamos una película que mi amigo Fabián había comprado.

—Esta parte es buena, ya verán, es sobre... — decía Cristal a cada momento. Ella era mi enamorada.

—Cállate —todos le reclamaban.

—Y al final...

Todos le tiraron los cojines de los muebles para evitar que Cristal contara el final, pero fue en vano, porque ella lo dijo escondiéndose detrás de Clara, su mejor amiga.

—Cristal, lo echaste a perder. Yo quería mirar el final, pero ahora, por tu culpa, ya sé cuál es —le reclamó Clara.

—Es que esa película ya lo miré, por eso me estaba aburriendo, además, deberíamos ver una que nadie miró.

—Yo tengo varios en mi casa que puedo traer —ofreció Noche, la enamorada de Fabián.

—Pero si vamos nos demoraremos porque vives lejos —le dijo Fabián.

De repente mi mamá dijo que nos fuéramos a lavar las manos porque iba a servir la cena. Cristal fue a la cocina para ayudarla, mientras mis otros amigos se pusieron a buscar una película en el cable, lo cual fue desalentador porque no había ninguna que llamara la atención de todos.

Mi mejor amigo Max me siguió con la mirada cuando se dio cuenta que me estaba alejando de la sala hacia las escaleras. Tenía varias películas en mi cuarto, así que pensé que quizá podríamos ver una de ellas. Subí a mi habitación.

La mirada de mi mejor amigo y su sonrisa me tranquilizó un poco, ya que no se había mostrado cercano a mí desde que llegó a mi casa. En un principio me había sentido ignorado por él a pesar de su efusivo "Feliz cumpleaños" después de cruzar la puerta de mi casa. Su indiferencia me había dolió mucho

Respiré tratando de despejar pensamientos tan confusos de mi mente. No tenía que pasar nada extraño, Max no tenía que estar siempre pendiente de mí, pero sus demostraciones por hacerme entender que yo era su centro de atención, me tenían mal acostumbrado.

Ya en mi cuarto, por tanto pensar en Max, olvidé por qué había subido, además, la caja forrada con un bonito papel de regalo de color azul claro y adornado con un hermoso listón blanco, me quitó el interés de recordar.

Me quedé mirando la caja y más aún la tarjeta plateada que estaba sobre el regalo. Traté de entender qué hacía esa caja en mi cama. Luego, después de la impresión, intenté recapacitar. Ese regalo no tenía nada que hacer en mi casa porque lo único que hizo fue confundirme. Me estaba mareando con mis pensamientos torpes, por eso decidí regresar a la sala, ya que seguramente, pensé, la mesa debía estar lista.

Mi mejor amigo Max cruzó el marco de la puerta cuando me di la vuelta para regresar. Él se veía fresco como siempre.

—Es mi regalo para ti —dijo. Siempre pensé que lo había comprado para alguien más—. Qué quieres que haga —me preguntó.

— ¿Hacer?

—Sí, porque cuando te digo que te quiero lo único que haces es ignorarme como si fueran bromas.

Puse mi atención en el piso porque su mirada me empezó a quemar. Max se acercó a mí y posó sus manos en mis mejillas para levantar mi mirada. De inmediato caminé hacia la puerta.

AUN SIEMPRE SERAS TÚ |1RA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora