-Epílogo-

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Hay muchas veces en las que te sientes vacío y sin rumbo, muchas más en las que sientes que todo a tu alrededor se derrumba y ni siquiera encuentras salida a todo lo que te mantiene encerrado en tu propia burbuja.

A veces deseamos tanto ser felices, aborrecemos tanto nuestra realidad que creamos un mundo a nuestra manera. Una realidad de la que solo nosotros somos conscientes, en la que podemos obtener todo lo que queramos y ser relativamente felices.

Aunque muchas veces para poder crear estos mundos se necesita estar destrozado por dentro, existen muchísimas maneras para hacerlo. Nuestro cerebro puede crear infinidades de cosas con tan solo un estímulo, un pasado, una acción, un motivo.

Y el pelinegro tenía de sobra.

Odiaba tanto su estilo de vida, odiaba todo lo relacionado con él, odiaba no poder ser feliz, odiaba no tener a la persona que más amaba y sobre todo odiaba ese lado de sí mismo que lo hacía vivir rodeado de tanta desgracia.

Por eso cuando simplemente todo se volvió oscuro, cuando las alas de ese cisne blanco se tiñeron de negro, no encontró mejor salida que crear su propia realidad y ser feliz a su manera.

Todo iba bien, incluso encontró una manera de estar con su amor, su amado TaeTae, pero incluso en esa realidad que creó, la verdadera esencia de todo seguía presente.

En pequeños fragmentos, en pequeñas escenas, pequeñas palabras sin sentido, pequeñas sonrisas traviesas, pequeñas lágrimas de sufrimiento, no tan pequeñas acciones y sobre todo, en las personas.

Cada vez más se daba cuenta de cuán influyente era su verdadera realidad en la que había creado, y poco a poco fue cayendo en cuenta de que todo recaía en él.

Esa realidad que había creado se había convertido en más que solo su imaginación, en más que solo una infantil salida.

Se había convertido en una enseñanza, en venganza, en descubrimientos, en verdades, en objetivos y motivos. Porque aunque le pareciese muy duro que incluso en esa realidad que su mente creó, no fuese feliz al final, todo era por algo.

Y sabía qué significaba aquello, sabía que se trataba de una lección que le daba la vida. Y todavía estaba a tiempo de arreglarlo todo, aún quedaban esperanzas.

O al menos quería pensar eso.

Jungkook realmente había encontrado en todo lo que vivió una salida a todas sus desgracias. Una manera de hacer que todo se resolviera. A los problemas, para deshacerse de ellos, la mejor manera es cortarlos de raíz.

Y llevaba mucha razón ese dicho.

Kim Taehyung había muerto por su culpa, él lo había matado.

Jungkook era el asesino de Taehyung y eso, eso era lo que más lo destruía.

La razón del negro en sus alas, la razón de haber teñido de negro a las del pelirrubio.

Y justo cuando estuvo ahí, sabiendo que en algún momento el día llegaría, viendo el cuerpo inerte de su novio y futuro esposo, supo cuán sumido estuvo en esa ilusión de vida que solo duraría poco.

Y junto a los copos de nieve cayendo sobre su cabello mientras caminaba hasta aquel gran puente, miró hacia abajo el agua fluir con tanta serenidad, que incluso sintió ganas de hundirse en ella.

Comenzó a temblar, el frío que apenas empezaba a sentir calándose por cada rincón de su cuerpo, nuevas lágrimas saliendo de sus ojos.

-No... No.. No. No, no... ¡¡No, No, No, No!!- gritó a la nada envuelto en un llanto intenso, temblando ya, sus labios y dientes tiritaban a medida que su corazón se marchitaba.- ¿Por qué?..- preguntó en un susurro cerrando sus ojos, gotas pesadas cayendo sobre la baranda del puente y congelándose con la nieve en esta.- ¿Por qué no pudiste dejarme?.. ¿Por qué no puedes dejarme vivir en paz?.. ¿Por qué simplemente no podías dejarme ser feliz?- hablaba sin sentido para él mismo.

Focus on me | VKook (+18)[Completa]Where stories live. Discover now