Red Moon Club.

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Una de las cosas de las que Benjamin Preston podía estar orgulloso era de su buena memoria. Lo había ayudado en muchos momentos, como al estudiar los complicados nombres de los nervios, músculos y huesos del cuerpo humano. No había olvidado nada, y eso para él era en cierto modo una maldición. No estaba orgulloso de su memoria fotográfica, pues a pesar de ser de una familia adinerada, él no había tenido precisamente una vida fácil.

Desde las diversas revisiones con los psicólogos que intentaban de maneras muy ridículas de averiguar qué andaba mal con él, hasta el ataque sexual que sufrió en Boston por parte del esposo de su tía. Benjamin Preston no era alguien feliz, y eso le molestaba. No entendía por qué él nunca pudo ser una persona normal, alguien con una buena educación, un buen trabajo, una buena familia. Nunca formó parte del mundo.

Y lo odiaba.

Odiaba a las personas que no le permitieron encajar haciendole la vida imposible desde que comenzó sus estudios. Los problemas con los profesores a causa de su mal carácter, el haber tenido que fingir ser un niño normal frente a sus padres para que luego... No, él no quería recrdar todo aquello, era demasiado fuerte, demasiado doloroso.

Aún faltaban unas tres horas antes del amanecer, así que tenía tiempo de encontrar a uno de los hombres que hizo que su vida se terminara de un modo violento, atroz, espeluznante. 'Harry West Greyson' pensó, mientras una torcida sonrisa se dibujaba en sus labios 'I'm gonna get you.'

Una de las cosas positivas de vivir en una ciudad tan grande como Nueva York cuando se es un vampiro, además de la cantidad de alimento que se puede conseguir, es que hay muchísimos escondites en los que se puede pasar desapercibido.

Benjamin Preston era un chico muy detallista cuando era humano. Sabía cuando era el momento perfecto para todo, algo que usó en gran medida para tomar las estupendas fotografías que adrornaban la habitación de la residencia donde vivía. Ahora que era un vampiro, al chico de estatura media, cabello negro y revuelto en ondas y cara severa, se le hacía muy fácil buscar lugares oscuros en los que podía correr y protegerse que alguien más lo viera. Se hizo camino hasta llegar al condado de Queens, en Forest Hills, precisamente, donde vio con gran satisfacción que el lugar que el detective Samuel Moore le había indicado era el correcto.

Harry West Grayson se estaba alistando para salir de nuevo. No se había bañado desde hacía unas horas, pero el extraño fresco de la noche de verano lo mantenía normal. Iba al club donde había invertido gran parte de su dinero, algo que lo había beneficiado en la parte económica. El Red Moon Club (Club de la Luna Roja) se había convertido en un fenómeno de las noches de fiesta neoyorkinas, y él no podía sentirse mejor consigo mismo.

Se puso un chaleco de cuero negro, unos jeans del mismo color y una camiseta negra que tenía el logo del club: una enorme luna llena de color rojo que parecía gotear sangre, algo que para él tenía un significado que más nadie sabía.

Harry West Greyson estaba aficionado a las cosas relacionadas con al sangre y sus propiedades, un gusto algo extraño para el accionista de un famoso club. Lo que ocurría era que para el hombre de un metro setenta, calvo y de algo de bigote con un extraño jeroglífico tatuado al lado izquierdo de su cara, la sangre significaba poder.

Benjamin Preston lo vio salir de su casa, escondido en un rincón oscuro de la calle, pero un segundo antes de que se abalanzara sobre él para romperle el cuello, cinco personas más salieron junto a él. Tres chicas, todas semidesnudas, con unos vestidos que no dejaban nada a la imaginación, y dos chicos fornidos y con sus enormes bíceps llenos de tatuajes.

'Mierda.' pensó Benjamin, cuando los seis se introdujeron en una estupenda camioneta y la encendieron, comenzando a avanzar. Benjamin tuvo un impulso, así que salió corriendo a la velocidad de un parpadeo, y con extrema habilidad, logró meterse bajo la camioneta, agarrándose de unos tubos de metal que comenzaban a calentarse con rapidez.

Vrykolakas: La Venganza.Where stories live. Discover now