Vanessa.

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Los gritos de terror eran sofocados por el crepitar constante de las llamas de la enorme chimenea. Allí, sobre la alfombra, yacía el cuerpo de un hombre de unos treinta años, semidesnudo, con mordidas en todo su cuerpo ensangrentado. Los gritos no provenían de él, pues ese hombre llevaba muerto aproximadamente unos cuatro días. La causante de aquellos horribles chillidos era una mujer joven, de unos veintitantos, de aspecto gótico, con varios tatuajes en sus brazos y en sus piernas. También tenía varios piercings en su labio, su nariz y su ceja. Estaba desnuda desde hacía una hora, cuando la chica que había conocido esa misma noche la llevó hasta su casa con el objetivo de acostarse con ella.

Jessica, así se llamaba la chica, había ido al bar gótico más popular en todo Boston, a dónde asistían todas aquellas personas de gustos similares hacia la oscuridad, la música rock y las vestimentas negras. Esa mañana, se había teñido el cabello oscuro con mechones morados y fucsia, y se había abierto una nueva perforación en la oreja.

Una vez que estuvo lista para salir, llamó a su mejor amiga para que la pasara buscando en un taxi, lo cual hizo una hora después, haciendo que Jessica se molestara un poco con ella, por lo que decidió tomar una pequeña venganza. Esa noche, su amiga regresaría sola a casa. Jesica conseguiría a alguien. 

Jessica había sido lesbiana desde que tuvo conciencia. Solía besarse con sus compañeras de colegio como un chiste, aunque solo para ella no era así. Cuando decidió estudiar música, algo en lo que en realidad era buena, tuvo su primera relación seria con una chica llamada Daisy, la cual murió un año después en un accidente de auto. Eso causó que Jessica desarrollara una seria depresión que la convirtió en una chica dark.

Con el tiempo, se fue metiendo en el mundo de las personas góticas, comúnmente muy cerradas entre ellas para protegerse. Pero en Jessica vieron a una buena amiga, por lo que la aceptaron con facilidad. Hizo amistad con muchas personas, hasta que realmente formó parte de un grupo.

Esa noche, al llegar al bar gótico, lo primero en lo que se fijó fue en aquella hermosa y pálida chica que bailaba desenfrenadamente en medio de la pista. Le pareció preciosa en tan solo un segundo, y entonces decidió que sería ella con la que se iría a la cama. La chica que bailaba tenía el cabello corto como un chico excepto por un largo flequillo que le caía sobre la cara. Era alta y delgada, su figura era completamente esbelta. Parecía una super modelo. Llevaba una camisa cuello en 'v' y unos jeans negros, junto a unos zapatos de tacón de icual color. Estaba fumando un cigarrillo mientras bailaba, lo que la hacía lucir aún más cool ante los ojos de Jessica.

La chica se acercó directamente y le pidió un cigarrillo, a lo que la muchacha, que dijo llamarse Vanessa, le ofreció el que tenía encendido, pues era el último que le quedaba. Fue entonces cuando Jessica se percató de los ojos de Vanessa. Eran asombrosamente verdes, como esmeraldas.

No perdió tiempo en halagarlos, y se sorprendió cuando Vanessa le correspondió. Siguió el juego del coqueteo: bebieron, hablaron y se dieron unos cuantos besos discretos antes de que Vanessa la invitara a su casa, a lo que Jessica aceptó sin chistar.

Se despidió de su amiga, quién se sorprendió por lo bien parecida que era la conquista de esa noche de Jessica, a la que consideró suertuda.

Las dos chicas salieron al exterior, donde Jessica tuvo una mejor percepción de Vanessa. Era imposiblemente bella. Cara delgada, nariz fina y recta y pómulos envidiables. Era perfecta, y era de Jessica. 

-¿Vamos a pedir un taxi?- preguntó Jessica, a lo que Vanessa sonrió, negando con la cabeza.

-No, yo tengo auto propio. Está por allá. Vamos.- dijo Vanessa, usando su voz de contralto, magníficamente sensual.

Vrykolakas: La Venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora