Negativa.

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-¿Un vykro... Qué?- espetó Benjamin con bastante incredulidad. Pensaba que Vanessa estaba tratando de ser chistosa, algo en lo que él era completamente malo. A ese chico no le gustaba que trataran de burlarse de él, y sintió cierta irritación hacia la mujer que se hallaba sentada junto a él, mirándolo de manera divertida, casi con curiosidad.

-Vykrolakas. Es lo que eres. Tu muerte fue tan violenta y repentina que no te quedó de otra que regresar a cometer venganza. Es lo que sucede en esos casos.-

Benjamin se puso de pie a toda velocidad y caminó hacia la chimenea, justo a donde el fuego continuaba devorando el cadáver del hombre tal como si fuese un crematorio. La verdad, todo ese asunto de los vampiros y los vykrolakas le provocaba una presión molesta en la cabeza. No podía entenderlo con facilidad, algo que era muy extraño en él. Se dio la vuelta hasta toparse de nuevo con aquella chica delgada y alta.

-Explícate. Y con detalles.- dijo, con esa voz monótona que usaba siempre que quería que alguien llegara directo al grano.

-Ush... De verdad que eres lento ¿No es así?- dijo Vanessa en tono divertido. Benjamin sintió de nuevo que se burlaba, y comenzó a perder la paciencia. La poca que tenía.

Vanessa se puso de pie, y caminando grácilmente hacia Benjamin, le colocó una mano en el hombro y le sonrió de manera afectuosa, como si se tratara de una buena amiga. Algo que Benjamin jamás pensó de ella. Para Benjamin Preston, Vanessa era solo una parada obligatoria en el transcurso de su plan. No pasaba más de allí.

-Bueno, querido Benny... Porque puedo llamarte así, ¿verdad? Ahora que soy tu madre...-

Benjamin le apartó la mano con brusquedad y se alejó de la mujer. Comenzó a respirar agitadamente, estaba furioso. Vanessa había mencionado la palabra 'madre', una que a Benjamin le provocaban escalofríos desde hacía mucho tiempo, cuando ocurrió el motivo por el que había huído de casa hacia Boston.

-¿Qué te pasa? Eres super extraño.- dijo Vanessa, frunciendo el ceño, pero sin dejar ese tono que a Benjamin le parecía cada vez más insoportable- Te decía que soy tu creadora. Así llamamos a los vampiros que crean a otros.-

-Hace un rato dijiste que no me habías creado.- respondió Benjamin, de pronto recuperando el control. Se acomodó el sweater y caminó de nuevo hasta donde se encontraba Vanessa, recostada sobre el muro de la chimenea. Su piel pálida resplandecía con las llamas, coloreándola de un tono naranja vibrante, como si estuviese bronceada.

-Te equivocas. Dije 'si y no'. Es algo un poco complicado de entender, pero dejame que te explique. Si por favor te sientas...- dijo Vanessa, señalando de nuevo hacia un rincón, donde se hallaba el sofá donde estaban sentados un rato antes.

Benjamin pasó su mirada de la mujer hacia el sofá, y al final decidió que si quería ser ayudado, primero debía entender qué era realmente, y como había llegado a convertirse en ese algo. caminó hacia el sofá y se sentó lentamente, hasta encontrar comodidad.

-Bien, al menos es obediente. Es un signo de que tuve que ver con la creación.- Vanessa pareció hablar más bien con ella misma que con Benjamin.

-¿Puedes decirme que pasó la noche...- Benjamin tomó aire, algo que en realidad era inútil- De mi muerte?-

-Es interesante, la verdad.- Comenzó a decir Vanessa, sacando de su bolsillo una caja de cigarrillos y tomando uno. Estiró la mano hasta Benjamin.- ¿Quieres uno?-

-No.- respondió Benjamin. La verdad no entendía el por qué una vampiro fumaba, en realidad lo veía muy inútil. Él jamás había fumado más que uno o dos cigarrillos en su vida, y uno que otro porro cuando se encontraba bajo el estrés de los exámenes.-¿Por qué fumas?-

-Es divertido. No puede darme cáncer ni nada por el estilo, así que es como hacerle trampa a la muerte una y otra vez.-

Benjamin pensó que la mente de aquella chica era bastante retorcida. La razón por la que fumaba era estúpida. La verdad, todo lo que decía parecía estúpido. Por unos instantes, se arrepintió de haber ido hasta su casa, ¿qué clase de desesperado le pediría ayuda a una loca como aquella? Pero luego, se dio cuenta que era la única vampiro que conocía. No sabía a donde ir. De nuevo, luego de muchos años, Benjamin Preston estaba perdido.

-Bueno, a lo que te decía. Los vykrolakas son vampiros que se crean a partir de una muerte violenta, pero no solo de esa forma se convierten. Son varios factores los que influyen en la transformación, por eso es que los vykrolakas no abundan mucho. Son muy raros, deberías sentirte especial.-

Benjamin no se inmutó. Estaba atento a lo que contaba Vanessa como para caer en cuenta que ella le había dado una especie de cumplido.

-Las personas destinadas a ser vykrolakas deben haber bebido sangre de vampiro en algún momento de su vida. Por ejemplo, tú bebiste de mi hace unos diez años, y fue tanta la sangre que te di que de alguna forma un poco de ella se almacenó en ti. Eres incluso más raro que los vykrolakas, querido Benjamin.- dijo ella, lanzando bocanadas de humo hacia la chimenea y riendo silenciosamente-Además, luego de haber bebido sangre de vampiro, deben morir de alguna forma bastante agresiva, como tú que moriste decapitado. Hardcore.-

Benjamin seguía mirando fijamente a la chica, que ya se había terminado su cigarrillo cuando sacó otro de la caja y lo encendió con el fuego que ardía incesantemente, alimentandose de la carne del hombre. Se preguntó si él habría terminado de la misma forma de no haber aceptado acostarse con ella esa noche de invierno.

-Y por último, pero no menos importante, en el mismo instante en el que mueres, debes desear con todo tu corazón vengarte de los malditos que te asesinaron. Esa es la chispa con la que la magia vampírica actúa: el rencor y la venganza. Imagino que cuando esa hacha te quitó la cabeza, el último pensamiento que tuviste era de darte vuelta y matarlos a todos, ¿no es cierto?-

Benjamin asintió. Recordó el momento en el que el hacha tocó la parte de atrás de su cuello, acabando de inmediato con la vida humana de Benjamin Preston. Su último pensamiento fue exactamente ese: quería matarlos a todos, colocarles una bomba en el culo y hacerlos volar en mil pedazos. Entonces era eso, un vampiro creado por la venganza. Sólo había un detalle.

-Si llevo a cabo la razón por la que me convertí en vampiro ¿Voy a morir?-

Esa idea le apareció al instante. Después de todo, tenía lógica. Si había sido devuelto a la vida por ese odio que tuvo al morir, suponía que una vez terminada su venganza, volvería a morir, a descansar en paz finalmente. Vanessa rompió en carcajadas.

-¿Eres estúpido? ¡Claro que no! Eres un vampiro ahora, querido. No puedes morir... A menos que te lances a esta chimenea o te expongas al sol.- dijo ella, tratando de componerse. 

Lo intentó. Quiso entender acerca del funcionamiento de los vampiros, ya que para eso mismo estuvo a punto de graduarse de médico. Tenía los conocimientos necesarios, pero le faltaba un título para poder conseguir el trabajo en el laboratorio de ciencias de Columbia y poder investigar sobre los genes vampíricos, si se trataba de un virus o no.

-Vanessa. Vine hasta aquí además para... Pedirte algo.- dijo Benjamin, poniéndose de pie y caminando hasta Vanessa. había llegado el momento crucial.

-Uhmm... Que no sea algo como casarte conmigo o algo así. Sería raro.- dijo ella, lanzando el cigarrillo por la mitad hacia el fuego.

-No, no es eso. Quiero... Quiero que me enseñes a combatir. Quiero saber usar estas nuevas habilidades que tengo, para poder vengarme.-

-Realmente eres persistente.- replicó Vanessa- ¿En serio quieres vengarte? ¿Qué hicieron tus amigos por ti?-

Esa última pregunta hizo pensar a Benjamin. Sus amigos podían ser bulliciosos, habladores, desordenados y algo ignorantes. Pero ellos le habían dado estabilidad. Para Benjamin, ellos llegaron a convertirse en su nueva familia. Y si algo que tenía ese chico bien presente, era que no dejaría impune un crimen contra su familia.

-Ellos estuvieron allí. Se los debo.- respondió. 

-Creo... que no es suficiente. Lo siento, querido, pero no voy a ayudarte. Estás solo en ese plan tuyo de venganza.-

-Está bien.- dijo Benjamin, y tomando de nuevo sus maletas, desapareció de la casa de Vanessa, dejando a la chica con un extraño sabor amargo en la boca.

Vrykolakas: La Venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora