Revelación

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Las letras de fuego continuaban ardiendo mientras Benjamin las miraba con atención. 'Ven a donde todo comenzó' decía, de manera amenazante, como si se tratara de una orden. El tipo de frase que Cat Brown usaría para comunicarse con él.

-Tengo que volver a la casa. Ya es hora de terminar con todo esto.- dijo a Vanessa, quien aún observaba atónita el agujero en la pared por el cual se habían llevado al detective Samuel Moore. Benjamin no tenía miedo de lo que pudiera pasar cuando se encontrara frente a frente con la causante de toda la desgracia que había ocurrido en su vida, pero temía era por la vida del hombre que se había preocupado por resolver el crimen de los seis.

El lugar donde todo había comenzado, según lo que Benjamin lograba descifrar, era la que alguna vez fue una hermosa casa de campo en medio de la cosmopolita Nueva York. Aún Benjamin podía recordar el olor a papel y penicilina de la sala de estar, en donde la noche del veintitrés de junio fueron masacrados todos sus habitantes. Cat Brown le había invitado a que hiciera frente a su destino al regresar al lugar que se había atrevido a considerar su hogar. 

La noche anterior, cuando iba junto a Vanessa para ocultarse del inminente amanecer, le sorprendió fijarse en la gruesa columna de humo que se elevaba entre los tejados del vecindario más cercano a la Universidad de Columbia, en dónde de haber permanecido con vida, él y sus compañeros de residencia se habrían convertido en médicos. 

Al llegar a la calle que daba a su casa, quedó paralizado al observar que la hermosa casa de color rojizo era de un color naranja brillante, pues las llamas la estaban consumiendo con voracidad.

-Vámonos de aquí.- había dicho Vanessa, que no dejó que Benjamin se acercara más al desastre que estaba ocurriendo pues la calle estaba llena de vecinos que miraban asombrados a la imponente estructura desmoronarse con el incendio. Benjamin no pudo reaccionar ante la escena de ver su casa destruida, en la que pasó los años más tranquilos de su existencia humana.

Ahora, mientras veía esas letras, Benjamin se llenaba de ira al pensar en todo lo que le había sido arrebatado.

-Tú no vas a ningún lado.- le ordenó Vanessa al ver que Benjamin se disponía a salir por la puerta, como si el agujero no estuviese allí y todo se encontrara bajo control. El chico sintió aquella orden dentro de su cuerpo, algo que vibraba en las fibras más pequeñas de su ser y se expandían hasta la epidermis. Vanessa le había ordenado como su creadora que no se moviera.

-Vanessa, debo ir. Cat Brown tiene al detective y si no lo salvo, morirá.- 

-No puedes salvarlo tú solo. No tienes la habilidad suficiente como para enfrentarte a Cat Brown. Por si no lo has notado, ella tiene poderes bastante locos y ha jodido la vida de tres generaciones distintas.- dijo Vanessa mientras lo señalaba a él, a ella misma y al agujero en la pared, como queriendo decir que de igual forma, había arruinado la vida del detective Moore.

-Entonces entréname. Nunca llegamos a hacerlo, en vez de haber perdido el tiempo teniendo sexo allá en el sótano, debimos habernos preparado para lo que venía.- Benjamin comenzó a alzar la voz, cosa muy rara en él.  La monotonía de Benjamin en su tono de hablar estaba desapareciendo de a poco, e incluso él lo notó.

-Lamento decirte esto, pero no existe forma de entrenarte en diez minutos. No sabes luchar por tus propios medios y al parecer, el instinto no es algo que vaya contigo.-

-¿Instinto?- preguntó el chico, aún de pie en el umbral de la puerta. Podía moverse, sólo que estaba esperando... algo.

-Te explicaré de manera práctica, ¿te parece?- dijo Vanessa, acercándose a él. Le tomó la cara entre sus largas y pálidas manos, que al tacto eran cálidas y suaves. Benjamin replicó un poco, pero la mujer le lanzó un 'shh' que le hizo volver a quedar en silencio.-Mírame a los ojos y deja que la muerte te llene.-

Vrykolakas: La Venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora