Capitulo 7: Comienzo del juego

4.5K 147 4
                                    

La clase no fue nada fácil, mi atención estaba exclusivamente enfocada en Regie, es decir, bueno me había besado varias veces y estaba violando mis propias reglas, tenía que admitirme que estaba siendo débil, muy débil.

Agradecí enormemente que la clase avanzó con rapidez, algo que yo quise creer, la hora del desayuno hizo retumbar la campana lo que calmó mi ansiedad. Recogí mis cosas sin querer pensar que él me estaba esperando, sería hacerme demasiadas ilusiones.

Por el pasillo mis ojos se movieron frenéticamente en busca de Regie ¡era ridículo! ¿Qué hacía yo buscándole? Yo, Elena, buscando a un hombre, un espécimen que hubiera deseado desapareciera ¡¿qué me estaba pasando?!

La cafetería, como cualquier otra en un instituto, tenía estudiantes caminando de un lado a otro produciendo mucho bullicio, no es que me molestara especialmente pero era una desventaja para mi absurdo deseo de querer encontrarme con Regie ¿qué le había pasado? Hasta donde yo recordaba habíamos quedado para vernos a aquella hora.

Compré mi desayuno sin detenerme a pensar en lo que realmente había seleccionado ¡quería correr! No me quejo de que Regie se hubiera fijado en mí, pero sí podía quejarme del hecho de que me estaba dejando llevar demasiado por un sentimiento vago que podría acabarse.

Para comprobar esto una de mis mejores amigas se había pasado toda una semana llorando desconsolada porque un estúpido hombre le había prometido el cielo y las estrellas, yo le había advertido que eso pasaría, le había hablado de mi ideología pero ella la encontró ridícula ¿quién rió al final? Pues yo, no literalmente pero tuve el deseo de hacerlo, había comprobado que mi teoría era cierta y ella no tuvo más solución que darme la razón.

Miré mi plato ya vacío, había devorado la comida en cuestión de segundos.

―Buen provecho amargada ― ¡Oh por dios! ¿Qué tenía que hacer para que me dejara en paz?

―Lárgate ―Le espeté apretando mis manos en puños.

― ¿El amante empedernido te dejó plantada? Yo que tú corto con él ―Comentó sentándose en una silla como si yo le hubiera invitado.

― ¿Quién te dijo que podías sentarte conmigo?

―Nadie y lo que digas no me importará ―Opinó llevándose a la boca algo de color blanco.

Le fulminé con la mirada por unos segundos esperando que se cansara de estar conmigo y se perdiera.

―Que adorable mirada, nadie me había amado tanto nunca y es decir mucho, mi madre insiste en decir que ella es mi número uno.

―Estás contándome esto porque…

―Es divertido ― ¡Tenía que golpearlo! En serio, se lo merecía.

―Escucha idiota tienes cinco segundos para irte de mi mesa.

― ¿Sabes contar? ¡Perfecto! ―Se inclinó en la mesa mirándome expectante.

Me estaba sacando de quicio, de verdad ¿por qué tenía que ser tan irritante? Los hombres eran cobardes y este individuo no podía ser la excepción. Bueno quizás estaba tan dañado mentalmente que no podía hacer nada más que amargarle la existencia a otros.

―Comienza a contar, muero por saber cómo lo haces ―Se burló haciéndome ojitos.

―Eres un completo idiota ¿lo sabes?

―Eres una amargada sin vida social ¿lo sabes?

¡Tenía que golpearlo!

―Ya vete idiota ―Le dije golpeando la mesa con mi puño.

Inevitable (El juego de Elena #1) [Editada]Där berättelser lever. Upptäck nu