Capitulo 4: Peligroso acercamiento entre equipos opuestos

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― ¿Que tal tu día hija? ― Preguntó mi madre al verme llegar.

―Muy interesante ―Admití pensando en cómo había dejado en ridículo a la parejita de idiotas.

―Me parece muy bien ―Sonrió―, tu padre y yo iremos a comer algo afuera ¿quieres venir?

―No lo dudes madre.

En el camino al restaurante pensaba en lo que había hecho aquel día ¿sería legal sentir tanta satisfacción? Primero cobrármelas con el «rey» y segundos ridiculizar a la «reina». Quizás debían de hacer una estatua en mi honor o decretar un día con mi nombre ¡no lo sé! Pero algo debía ganarme por ello.

Me sorprendía lo emocionada que me encontraba respecto a volver a ir al instituto, debía idear otra manera de dejarlos en ridículo, de hacerles saber que meterse con Elena era buscarse graves problemas.

― ¿Qué quieres comer? ―Preguntó mamá mirando el menú.

―Sabes lo que me gusta, yo iré al baño, con permiso ―Ellos asintieron y yo me levanté de la mesa.

Comencé a atravesar a la multitud, el bullicio era insoportable.

Podía observar diversos tipos de hombres, estaban los que se dejaban manipular por sus novias o esposas pero en el fondo planeaban vengárselas, típico. Estaban los que pretendían dominar a su pareja, gritándoles y degradándolas verbalmente, pobres mujeres, si supieran que nosotras contábamos con un alto nivel de inteligencia que nos protegía contra ese tipo de hombres, que lástima que algunas olvidaban aquello. Estúpidos especímenes, se creen tan inteligentes.

De pronto tropecé con alguien.

― ¡Oh disculpa! ―Sujeté el brazo de la persona para estabilizarla―. Lo lamento mucho, no vi por donde caminaba ―Cuando volteó le solté de inmediato.

¡Oh genial! ¿No había otro lugar a donde pudiera ir el idiota?

―Qué casualidad ¿No? ―Dijo el «rey» mientras me seguía, me daba tanto asco su proximidad.

―Desaparece de mi vista ―Lo empujé al sentirle demasiado cerca―. Déjame en paz ¿acaso no lo entiendes?

― ¿Qué es lo que tengo que entender? ―Preguntó con una sonrisa sínica ¡¿Acaso es tan idiota para poder comprender?!

―Ya vete ―Fui hacia el baño.

―Puedo acompañarte, el baño no es seguro ―Que patética excusa.

Sin responderle seguí caminando. ¿Por qué esa sub-especie era tan irritante? ¿Acaso no había alguien que le marcara los límites? Esperaba que su estúpida novia le prohibiera hablar conmigo en el instituto. Ahora que lo pensaba comenzaba a sentir lástima por ella, el tener que soportar a aquel chico todos los días debía ser traumático.

― ¿Aún aquí? Pensé que habías muerto debido a tu arrogancia ―Comenté saliendo del baño seguida por aquel idiota.

―Yo moriré de arrogancia cuando tú mueras de rabia ―Lo miré inmediatamente.

―Mira niño idiota, me importa un pepino lo que haces aquí, pero te advierto algo: Si continúas siguiéndome no dudaré en darte un buen golpe ¿de acuerdo? ―Le di la espalda, aquel idiota agarró mi brazo « ¡Qué asco! ¡Me tocó―. Suéltame.

― ¿Por qué no lo admites? ―Le miré burlonamente.

―Admitir ¿qué?

―Que te gusto ―Sofoqué una risa. Ya, en serio ¿este chico fumaba o le metía a las drogas?

Inevitable (El juego de Elena #1) [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora