Capítulo 26: "Amigos"

8K 556 53
                                    

—En ese momento me pareció la mejor decisión, veo que no lo fue— sus ojos conectaron con los míos, rojo, sus ojos eran rojos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—En ese momento me pareció la mejor decisión, veo que no lo fue— sus ojos conectaron con los míos, rojo, sus ojos eran rojos.

Un gran alivio me recorrió por completo, mi encapuchado volvía, no había pensado mucho en él porque Liam se encargó de invadir mi mente, pero ahí estaba él, una vez más y la esperanza volvía a mí, él volvía a mí, extrañamente no en el mejor momento, pero al parecer nada en mi vida pasaba en el mejor momento.

Me sentía como una tonta pesimista, pero se me permitía estarlo, era humana, y mientras no atentará contra mi vida se me permitía estar triste.

—No, no lo fue— concorde —¿Por qué desapareciste?— había preguntas que simplemente se tenían que hacer, aunque probablemente no obtuviera la respuesta que deseaba, esa era su naturaleza, por algo no permitía que viera su rostro, para no poder seguirlo, buscarlo y encontrarlo para hacerlo parte de mi vida.

—Dejémoslo como algo que tenía que ser— se sentó en mi cama y tomó un libro entre sus manos dándole una rápida ojeada —¿Quieres divertirte?— alcé una ceja —Sí, hablo de como lo hacíamos antes, sé que lo disfrutabas, yo lo disfrute— el pasamontaña solo me permitía ver sus ojos y boca, él sí era todo un misterio para mí.

Su propuesta era muy tentadora, pero tenía mi cabeza hecha un lio, a Herbert detrás de mi y dándome animo, el problema legal con mi mamá y su extraña promesa, el idiota de Graham como oponente, mis trabajos universitarios; por mas tentadora que fuera no podía aceptarla, si se hubiera quedado probablemente estuviéramos disfrutando del momento, pero sentía que no podía hacerlo, se lo debía a Herbert, me lo debía a mí misma.

—Nop— él abrió sus ojos de par en par —No puedo, me lo debo— le di una sonrisa torcida —Y te lo debo— cambie mi mueca a una maliciosa —Se llama venganza— me sentí como una niña con un nuevo juguete.

—La venganza envenena el alma— dijo con algo de humor.

Podía reír por lo que decían los hombres con tal de llegar a los pantalones de una chica, la venganza solo era mala cuando a ellos les convenía, cuando amenazaba su poder, divertido.

—La mía ya está envenenada— su boca quedó en una línea tensa, no era como si mintiera, era la realidad en su más cruda presentación, era el dolor por todo y por nada, era yo siendo humana y honesta.

Respiré hondo, tenía suficiente con mis problemas para ocuparme de mis estudios, pero si no había buenas notas, no había graduación.

—Ya que eres bueno en los escritos, ¿Me ayudas en este?— me acerqué a mi escritorio y abrí un documento en Word, trate de que olvidara la cruda realidad y conseguir un poco de ayuda gratuita.

—Seguro— la comisura de su labio se alzó y se acercó a mí —¿De qué se trata?

—--

Compré algo de comer, me sentía famélica, era como si no hubiera comido bien en semanas, tal vez era porque no había comido bien en días, los dulces no eran demasiado saludables para nadie, ni tampoco una forma de mantenerme de pie, aunque quisiera créelo así y comer chocolates hasta viejita.

TouchWhere stories live. Discover now