Capítulo 5: "Al Mando"

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—Error— negó con su dedo

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—Error— negó con su dedo.

Me congelé, su tono era tan frío, no supe qué hice mal, lo obedecí, seguí sus instrucciones ¿por qué parecía disgustado conmigo?

—Débil— me miró con severidad —Aprende a no seguir órdenes que no necesites— se levantó de su silla y selló la distancia entre los dos —Se una líder, debes controlar las emociones de los demás y aplacar las tuyas, es simple— me miraba desde arriba, el hombre era imponente.

—No para mí— alcé mi ceja.

—Lo noto— rozó mi mejilla con demasiada gentileza.

Tragué saliva, me intimidaba, él lo sabía y lo disfrutaba. Su toque era suave, mi cuerpo estaba entumecido ¿Qué poder podría ejercer sobre mi? No tenía ni idea de que algo así era posible, pero me agradaba la idea de ser controlada, maldición ¿Qué estaba pensando? Él era un buen jugador, y yo ni siquiera sabía que este juego existía.

Sentía que estaba descubriendo bajos instintos de los que ni siquiera estaba al tanto.

—Pueden manejarte de muchas maneras— se alejó de mí y camino hacia el bar, sirviéndose una copa de vino tinto —La postura lo es todo, si te ves inquieta, inquietaras a los demás— su mirada volvió a mi —Hoy estaré al mando, cuando leas adecuadamente las señales, será tu turno— su mirada se tornó oscura.

No me había movido de la mitad de la sala y por su sonrisa de satisfacción note que eso era lo que quería. Se sentó de nuevo frente a mí, me miró detalladamente, esto no parecía una clase, sino una sección de coqueteo. Mis ojos se fijaron en él, trate de mirarlo sin la más mínima expresión, era imposible, mis labios sonreían por sí solos y lo odiaba, no era dueña de mi y era muy frustrante.

—Puedes caminar hacia mí— me quedé quieta, no caería dos veces —Muy bien— me regaló una sonrisa que desapareció al instante —Ahora en serio, ven aquí— su tono era de una dura orden.

Me instinto hizo que me moviera hasta pararme frente a él, sus manos se posaron en mi cadera haciendo que todo me temblara, jaló de mí hacia él hasta que estuve sentada en su regazo, mis piernas estaban al lado de las de él y estaba tan pegada a su cuerpo que mi entrepierna quedaba sobre el cierre de su pantalón, podía sentirlo tan palparte que mi corazón se aceleró.

—Al ser un extraño esta posición está fuera de tu zona de confort ¿no ves lo que pretendo?— lo último lo dijo con irritación, negué con la cabeza, no podía hablar, estaba abrumada por su solo contacto —No voy a hacerte nada, solo quiero mostrarte cuan incomodo se puede estar y cómo lo debe manejar— sus ojos no se apartaban de mí.

Estos eran del más hermoso azul que había visto, estaban leyendo mi interior, trataba de decirme algo y no sabía qué. Mis ojos estaban a la altura de los suyos, él era demasiado imponente, su rostro podía parecer infantil, pero en realidad era todo un hombre, su rostro era más que perfecto, si Chester no me hubiera obligado a hacer un trabajo con él, probablemente lo hubiera intentado conquistar. Ya no me parecía tan aburrido.

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