Capítulo 22: "Una noche con Michael"

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—Cálmate Chester, no seas exagerado— contestaba por teléfono mientras veía a Emma pintarme las uñas, lo que llaman pedicura, creo

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—Cálmate Chester, no seas exagerado— contestaba por teléfono mientras veía a Emma pintarme las uñas, lo que llaman pedicura, creo.

—¿Exagerado? ¿Yo? Después de que fuiste tú la que me dejo en ese lugar, llegué a pensar que te habían secuestrado, matado o algo peor, juro que si Liam no me hubiera dicho que te fuiste sana y salva por tu propia cuenta habría enloquecido— ¡auch! y ahí estaba el nombre del sujeto que quería evitar.

—Como sea, ya sabes que estoy viva y a salvo, ni un solo rasguño ¿Con eso no te basta?— soplé el esmalte que se secaba sobre mis uñas.

Tarde de mimarse proporcionada por Emma Allen.

—Sí, por el momento me basta con eso— suspiró profundamente —Pero tendrás que contarme qué fue exactamente lo que pasó, si me lo pudieras decir ahora mismo, por el teléfono sería genial porque no puedo ir contigo, soy niñero de mi sobrino hoy— lo dijo con entusiasmo.

Chester siendo niñero ¿Podría haber algo más dulce?

—Problemas con Lauren, lo típico, solo que me sentí sola y desprotegida, y tú no aparecías— quería molestarlo aunque sea un poco.

—Lo siento cariño, pero soy humano y hay cosas que tienen que salir de mí— no pude evitar soltar una carcajada —Que raro que Liam no te apoyara— reprimí un grito de impotencia, no necesitaba oír su nombre cada cinco segundos, gracias —Incluso pensé que te iba a presentar a su prometida.

—A su prome... ¿Qué?— el aire abandonó mi cuerpo, no me podía estar pasando aquello, no a mí.

—Su prometida, Diana, es una pelirroja sexy, pero no va conmigo, demasiado llamativa para mi gusto— las lágrimas descendían silenciosas por mi rostro.

Emma me miró preocupada, un silencioso ¿Estás bien? se dibujó en sus labios, yo solo asentí, mintiendo vilmente.

—Adiós, Chester— solo colgué, no podía mantener una conversación con todo mi estomago revuelto, las náuseas estaban allí.

No iba a llorar, no podía llorar, se lo prometí a Herb, pero Dios, llorar era lo único que quería hacer, el idiota estaba comprometido con la perra que dijo que lo infectaría, ojala supiera cuanto lo he infectado y como quisiera que nunca hubiera pasado, no sabía que se podía aborrecer tanto a una persona. Sentí más que odio por Liam, o tal vez era decepción o los aullidos de una loba herida.

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—¡Sexy!— gritó Mike apenas me vio, pude sonreír por primera vez en toda la tarde. Herbert lo golpeó en la cabeza.

—No la mires— corrió hacia mí y me tomó entre sus brazos, inhale su aroma, se sentía tan bien —¡Es mía!— declaró mientras yo envolvía mis brazos a su alrededor, no era suya, pero era un detalle por el cual no iba a pelear.

—Te extrañe, enserio te necesito más que nunca— hundí mi cabeza en su cuello, ojala nunca pudiera salir de ese lugar, era más seguro que cualquier cosa, aunque la casa del tío Richard con las galletas de su esposa funcionaba como reemplazo.

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