Touch

Capítulo 20: "Decepcionada"

El movimiento que Liam ejercía en mí me estaba distrayendo de la idea central, ese era su objetivo y lo estaba consiguiendo.

¿En qué momento me metí con un controlador?

.

—¿En qué piensas?— la voz de Chester me trajo de vuelta al presente, su ceño un poco fruncido por la preocupación —¿En cómo reaccionará Lauren?

—No, eso ya lo tengo más que claro, solo tengo un nudo en el estómago, algo así como un mal presentimiento, es extraño, solo eso— sentí mi estómago retorcerse, ¿Qué podía sentirse tan mal?

Había algo que no me convencía, iba en el auto de Chester O'Connell en dirección al centro comercial para comprar cosas de bebé, y yo en vez de estar pensando en algo que pudiera funcionar para un bebé, pensaba en Liam, en cómo se enteró de mis pastillas y en ese extraño revolcón que tenía en mi interior, me sentía ahogada, algo no iba bien, algo iba a pasar y ese algo tenía que ver con Liam.

—Relájate preciosa, todo está bien, yo te protejo— estrecho mi rodilla desnuda un momento antes de ponerla de nuevo en el volante.

No estaba tan segura de aquella información, alrededor de Lauren nunca llegaba a sentir que alguien pudiera realmente protegerme, no cuando ella era la que más poder tenía sobre mí.

—Chester, debes comprar algo productivo, no creo que una camisa que diga: "Mi tío es sexy" sea ese algo— negué con la cabeza viendo como sostenía ante mí una pequeña camisa azul.

—Para el bebé probablemente no, pero para mí es genial, voy a conseguir muchas chicas con esto ¿no te parecería adorable algo así?— parpadeó rápidamente dándole movimiento a sus pestañas para parecer inocente.

—Chester, no tienes que usar esas cosas para atraer a una mujer, con tu sola presencia ya lo haces— y había metido la pata, hablé sin pensar y acababa de decirle que era atractivo, estaba aumentando su ego, iba a hacer un dolor de cabeza el resto del día, del mes, del año y probablemente del siglo.

—¿Así que soy sexy?— se acercó a mí como un depredador.

—Yo no usaría esa palabra— intenté distraerlo con algo, reparar el daño ya hecho.

—Te gusto, admítelo— puso su mano en mi mejilla —Haré que lo digas, ya verás— besó mi mejilla y seguimos buscando.

Solo esperaba que no se arrepintiera de pronunciar esas palabras, en serio lo esperaba.

-----

—Hogar, dulce hogar— dije con sarcasmo apenas atravesamos el portal que debía ingresar a mi casa de la infancia.

—Parece que hay fiesta— comentó Chester al ver tantos carros estacionados en la entrada.

—Siempre hay una.

La mansión frente a mí, donde crecí, ya no me transmitía nada significativo, solo nostalgia al pensar que papá ya no estaba y que mi mamá me odiaba. Demasiado grande, demasiado blanca, demasiado anti-yo actualmente.