Capítulo 12.

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"Besame"

*****

—¿Disculpa? —preguntó Kells dandose la vuelta para quedar frente a frente con Zeth.

—Jamás, intentes abusar o siquiera tocar a Emma —con toda la fuerza que tenía tomó a Kells por la camisa y lo levantó un poco.

—Oye bro, calmate... —imploró Kells a no un pacífico y arrogante Zeth. Sino a un furioso y grosero Zeth.

  Zeth apretó sus puños y los llevo directo a la nariz de Kells que inmediatamente sangro. Él no se quedo allí parado e inmediatamente respondió dándole un golpe en su labio inferior.

Ellos estaba matandose frente a mi. Deseaba correr hacía ellos y separarlos uno del otro, pero estaba débil y también dolida de que mi propio ex-novio intentará abusar de mi.

—Zeth... basta... —susurré aún tirada en el frío piso.

—¡Emma! —escuche la voz de Olivia preocupada, junto a Lance corrieron a mi y me levantaron. Estaba mareada y aturdida.

—¡Pelea! ¡Pelea! —gritaba la multitud rodeando de Zeth y a Kells.

—¡Adam, Lance! ¡Vayan a separarlos, se van a matar! —grité histérica haciendo fuerza con Olivia para que me dejará ir a separarlos.

Adam y Lance siguieron mis ordenes y separaron a los chicos que ahora peleaban por una estupidez.

—Zeth... —murmuré mientras me acercaba lentamente a su sudado cuerpo, mire sus moretones. Su labio inferior sangraba. Me dolía verlo de esa forma y peor porque sabía que yo cause todo esto —Soy una estúpida. 

—Lo se — me acercó poco a poco a él y me abrazo —Todo esta bien —murmuró contra mi cabello.

Tomé el brazo de Zeth y lo lleve afuera de la estúpida casa de Kells. ¿Y como no hacerlo? a parte él estaba herido y necesita a ayudarlo. Había sido lastimado por defenderme a mi.

—No debiste hacerlo...

—Ver las manos de ese maldito encima de ti, fue suficiente razón para hacer algo como eso contestó molesto —Eres importante para mi.

—¿Cómo puedo gustarte si nos conocemos hace poco? ¿Cómo puedes pelearte por mi si no somos nada? —escupí sin pensar.

—Simple —respondió en un tono más calmado —Porque desde que te vi, sentí algo. Algo que no siento por cada chica que pasa en frente de mis ojos. Algo que jamás en mi vida había sentido y que a la vez es extraño y confuso; pero que sin embargo, vale la pena descubrir que es. Y hoy, me di cuenta de que es Emma —luego de decir eso, me miró fijamente a los ojos.

—Maldita sea. Zeth, besame —enrede mis manos al rededor de su cuello y el obedeció.

Zeth punto de vista.

  Sus labios y los míos estaban juntos, nuestros cuerpos demasiado cerca y estaba feliz de eso. Fue un beso calmado y lleno de pasión, no fue un beso cualquiera que no sientes nada y al día siguiente olvidas. Este beso con Emma Wells deseaba que fuera eterno, sus labios eran la gloria; que ella estuviera cerca de mi, me hacia sentir completo.

—Esto no debió pasar —dijo separándose de mi.

—Emma... no digas eso. Las cosas siempre pasan por algo.

—Todo esto es confuso ¿sabes? nonse lo que quiero y tú si —dijo con su dulce y sensible voz.

—Estas temblando —asintió —Te llevaré a casa —me quité mi chaqueta y se la di a ella, la tomó entre sus delicadas manos y la puso al rededor de su pequeño cuerpo —Sube, mis auto es aquél —señale mi lujoso auto negro.

Ella asintió y subió a el auto. El trayecto a su casa fue silencioso, Emma solo miraba por la ventana las solitarias calles y yo de reojo la miraba a ella. Era tan ¿perfecta? si esa palabra me bastaba para describirla.

—Llegamos —murmuré estacionandome frente a su casa —Hasta luego nena —me llene de fuerzas para poder despedirme.

—¿Crees que dejare que te vayas en este estado? Estas un poco ebrio y golpeado. Vamos, entra a casa conmigo —tomó sus cosas y bajo del auto —Es en serio Zeth —insistió nuevamente. ¿Como negarme a esa inocente mirada? sólo asentí en forma de respuesta.

—Entra, mi madre no esta.

—Oh, entonces podemos... —ronronee pero me interrumpió.

—Cállate —cerró la puerta detrás de ella —Sientate en el sillón, ya regreso —subió agilmente las escaleras abriendo la puerta de alguna habitación de arriba —Listo.

  Se había cambiando de esa incómoda ropa a una sencilla pijama; dejenme decirles que natural era aún más bella. Me recosté un poco en el cómodo sillón donde estaba y ella se logró acomodar junto a mi.

—Pondre alcohol ena herida de tu brazo —murmuró buscando algodón y alcohol en el pequeño maletín de primeros auxilios —Perdón si arde.

—Tranquila —dicho eso, mojo un algodón en el alcohol y poco a poco lo fue acercando a mi raspón en el brazo izquierdo. Solté un gemido, ardía mucho pero era algo que podía tolerar —¿Ya esta enfermera Wells? —sonreí amablemente cuando terminó de limpiar mis heridas.

—Ya esta... —tenía algunos cabellos desordenados en su cara, la tome del mentón y subí su rostro poco a poco para que nuestros ojos pudieran perderse entre ellos.

—Es tarde, ya debes irte a tu casa —su mirada era triste; sus ojos se perdían en el vacío y no era capaz de mirarme a mi.

—No quiero irme —respondí con un hilo de voz.

Maldita sea quería pasar una noche junto a ella.

Indecente (libro 1)Where stories live. Discover now