Capítulo 8.

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Hace más de dos horas que Justin estaba en el estudio, intentando grabar una canción que había escrito hace solo dos días. Pero su celular no dejaba de sonar. Justin suspiró ya harto y salió de la cabina de grabación.

— Bro, creo que deberías contestar… — Travis habló, apuntando al celular. Justin hizo caso, y presionó el botón verde.
— ¿Hola? — habló al segundo en que se sentaba sobre una silla. — ¿Quién habla? 
— ¿Justin? Soy ____ — el chico al segundo sonrió. 
— Oh, sí, soy Justin nena, ¿cómo estás?
— ¿Estás en Los Ángeles? 
— Si, sigo acá, ¿ocurre algo? 
— Estoy por subirme al avión en dirección a Los Ángeles, ¿puedes ir a mi casa mañana? Estaré sola, y realmente necesito verte… — ____ hizo su mayor esfuerzo por no comenzar a llorar de nuevo. 
— ¿Sola? — Justin sonrió. — Claro, dime la hora y dirección.
— Te los mando por mensaje, nos vemos, adiós. 

Justin dijo un último “nos vemos” y luego cortó la llamada. Tenía una fiesta al día siguiente. Pero ya conocía a ___ y sabía que ella era jodidamente buena en la cama, así que prefería ir a su casa que a la fiesta, y más si ella se le ofrecía de esa forma. 
Haber tenido esa llamada, cambió su ánimo repentinamente, haciendo que las ideas sobre la nueva canción comenzaran a llegar y en menos de una hora ya estaba todo listo.

__

— Miranda, no es necesario que te quedes, en serio — Hablo ____ seria y sin ánimos — Necesito hablar de esto con Justin y es mejor si lo hago a solas con él… 

Miranda asintió, tomando sus maletas, para luego salir de la casa. Ayer, ella y ____ habían tenido que volver a Los Ángeles, excusándose con sus padres, de que tenían un evento al que ir. Mentira. Gran mentira. La única razón de su vuelta, había sido hablar con Justin. Desde que el test había dado positivo, no había hecho más que estar acostada, llorar y pensar en qué iba a hacer con su vida. En qué iba a hacer con un hijo no deseado. 

Una vez que Miranda ya estuvo fuera, y la casa estuvo completamente sola, sin nadie más que ____, ella se recostó sobre el sillón, de un momento a otro, sintiéndose muy cansada. Apenas había comido, y su cara era un desastre. Tenía ojeras, porque casi no había dormido, y sólo había llorado. 

De repente, sintió que su celular comenzaba a sonar, indicando que tenía un nuevo mensaje. Abrió los ojos y vio la hora 16:54. Había dormido por casi una hora. Tomó su celular y abrió el mensaje:

“Estoy afuera. – Justin”.

Justin bajó de su auto y se acercó al gran portón que daba a la casa de ____. Unos minutos después de mandar el mensaje, sintió los pasos de la chica. De solo pensar en los momentos que habían tenido antes, se excitaba, pero ahora estaba controlándose. Se arregló el cabello y justo después de eso, se abrió el portón. Él esperaba verla con algún vestido, como las dos veces que la vio, quizás un short o alguna falda provocativa. Pero ahora iba con un jean desgastado y una blusa holgada. Vaya sorpresa. De todas formas, se veía guapa, como ella era. 

— Hola — sonrió y se acercó, dándole un beso, provocativamente cerca de sus labios.
— Hola, pasa… — habló ella, casi en un susurro. Justin pasó a la sala. 
— ¿Cómo estás? — Él se sentó en el sillón mientras ella seguía en pie. 
— Escucha... Mmh... Te llamé para — suspiró, no podía decírselo en la sala, algún empleado podía escuchar y ahí sí que estaría en problemas —. Ven, vamos a mi habitación. 
— No quieres perder tiempo ¿eh gatita? _____ suspiró mientras subían a su habitación, con cada escalón que pisaba se ponía más nerviosa, sentía como tiritaba y su corazón latía más fuertemente. ≪Relájate, ____≫ se decía en su interior. 

Cuando llegaron ambos se sentaron en una esquina de la cama. Justin se tiró a sus labios inmediatamente. Ella lo disfrutó, quizás esa fuera la última vez, sintió la lengua de Justin entrar en su cavidad bucal y supo que era momento de parar todo cuando él le levantó un poco la blusa. Puso las manos en el pecho de él, separándolos. 

— Espera... Tengo algo que decirte — respiraba dificultosamente.
— ¿Qué es, nena? Habla rápido que me dejaste activo — Justin apuntó a su entrepierna con la mirada. Bien, había llegado la hora de decirle. 
— ¿Por dónde comienzo? — ____ habló casi para ella misma.
— Vamos nena, habla rápido. 
— Yo... 
— ¿Tú? — Presionó Justin. La espera lo estaba matando. 
— Estoy embarazada — cerró los ojos fuertemente, esperando la reacción de Justin. Al ver que no decía nada los abrió nuevamente. 
— Vale, ¿Y qué con eso? 
— Vas a ser padre. — Justin rió, aunque no había nada de humor en ese sonido.
— No. No va a ser mi hijo, quizá con cuántos te metiste antes que yo y como soy una buena opción, me elegiste. 
Le dieron ganas de ahorcarlo. — Justin estoy segura de que es tuyo. No me trates de perra que no lo doy. 
— Estoy cien por ciento seguro de que no es mi hijo — se encogió de hombros —, no te trato de perra, pero admítelo, te has metido con muchos antes que yo. Nada prueba que sea mío. Ella estaba furiosa... ¿La había tratado de perra y de mentirosa? Quería matar a ese chico. Se arrepintió de todo momento en el que disfrutó sus caricias y besos. 
— ¡Es tu hijo, idiota! — le gritó desesperada, ya no le importaba que los empleados escucharan. 
— ¡Nada me prueba eso, zorra! — Justin sintió la fuerte mano de ____ sobre su mejilla, le quedaría rojo, seguramente. 
— Vete de mi casa ahora — al ver que Justin no se movía, gritó —. ¡Vete de mí maldita casa!

Confident.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora