Capítulo 5.

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Dos semanas después. Los Ángeles, CA. 

____ se encontraba sentada frente a Bruce, en su oficina. La foto en el periódico, de ella y Justin entrando al estacionamiento de la casa, estaban frente a sus ojos. 

— ¿Qué dirás al respecto?
— Ya lo viste, no debo decir nada. 
— Me lo esperaba de ti, siempre fuiste rebelde, pero, ¿Justin Bieber? ¿En qué estabas pensando? Además, aquí dice que fue justo en el día de nuestra inauguración, ¿Te escapaste? ¿Te escapaste sólo por sexo? 
— Si lo dices así, suena como si fuera una puta.
— ¡Eso parece que eres! No te reconozco. Yo no te eduqué así. 
— Tal vez porque tú no me educaste. 
— Tal vez porque jamás lo hiciste. — Alzó un poco la voz y salió de esa oficina dejando a su padre con las palabras en la boca. Aunque eso no había sido nada, aún faltaba el regañó de Victoria. Suspiró frustrada de solo pensarlo. 

Mientras caminaba hacia su habitación pensó en lo que su padre le había dicho. Efectivamente como ella había pensado, sus padres jamás se dieron cuenta de que ella había desaparecido de ese evento, pero algo peor, ¿realmente sus padres pensaban así de ella? Por otra parte, era cierto, ellos jamás la habían educado, jamás le dijeron lo que era bueno o lo que era malo. Jamás la amaron, para sus padres la solución a todo era el dinero. 

____ escuchó como Victoria la llamaba desde la sala. Seguramente ya se había enterado. Pero no tenía ganas de hablar con ella, mucho menos escuchar un regaño, así que simplemente la ignoró y salió de la casa en dirección a Long Beach. Su amiga, o lo más cercano a una, estaba allá. 

— No tenía noticias tuyas hace tiempo — ____ le dijo en forma de saludo. 
— No he hecho muchas cosas, mis padres quieren que estudie. Ya sabes, una lata. Pero, cambiando de tema... ¿Te metiste con Justin Bieber? Dios, chica, la hiciste de oro. _____ rió, pensando si sería buena idea contarle los detalles, como que se había escapado o que el chico era un Dios. Claro que podía confiar en ella. 
— No fue tanto. 
— ¡No mientas! Este tipo tiene cara de "Soy un Christian Grey". 
— Es cierto — no aguanto la risa. 
— ¿Qué tan grande? 
— ¿En serio importa?
— Sí. 
— Ay no lo sé, no tenía una regla... Pero, diablos, era enorme. Miranda hizo un sonido parecido al de una hiena, haciendo reír a ____. 
— Ya, me calmo. Hoy hay una fiesta. Luego te mando la dirección por mensaje. Todo el mundo irá, supongo que tú también ¿no? — Miranda miró a su amiga, nunca le fallaba. 
— Claro, pero ¿vamos a Starbucks? Muero de antojo de un muffin de arándano. 
— Y yo quiero un latte. ¡California no nos decepciones!

{…}

— ¿Puedes explicarme estas fotos? — Comenzó Victoria apenas ___ llegó a casa en la tarde. — ¡Tienes 20 años, por el amor de Dios! — Alzó la voz. — ¿Acaso pretendes que te explique con manzanas que estas cosas no son buenas para tu reputación? — Ella suspiró y se calmó un poco. — Con tu padre ya hemos dicho a la prensa que esas fotos no son reales, que las han hecho en el computador, así que puedes estar tranquila. Y espero que no vuelvas a hacer lo mismo.

____ la miró mal y sin decir nada fue a su habitación, debía arreglarse para luego ir a la fiesta que Miranda había dicho. No es que a ella le importara lo que la gente pensaba de ella y las fotos con Justin, pero odiaba que su madre estuviera siempre encima, controlando su vida. 

{...}

≪Ya estoy lista≫ presionó enviar y esperó la respuesta de su amiga, la cual llego a los segundos de ser enviada. 

≪Nos vemos, yo ya voy para allá≫. 

Tomó su bolso verificando que estaban las llaves de su auto y su maquillaje. Guardó su teléfono y salió de su habitación. Bajó la escalera cuidando no caerse con aquellos tacos de 15 malditos centímetros. Los había visto en una tienda online y se había enamorado, sólo que no había verificado la comodidad. Escuchaba a su padre gritar en su oficina y a su madre mordiéndose las uñas mientras hacía una llamada. Había llegado al final de la escalera cuando Victoria ya había cortado y Bruce se asomaba. 

— ¿Le avisaste a Keith? — Bruce ignoró a su hija. 
— Sí. En dos horas más, ¿no? 
— Sí, en dos horas. Hay que llegar lo más pronto posible. 
— Lo sé — se dirigió a _____ que estaba abriendo la puerta para salir —. ¿Dónde crees que vas? ____ paró en seco y se dio la vuelta bruscamente. 
— A una fiesta, duh — respondió. 
— No podrás, una lástima — Antes de escuchar los gritos de su hija, Victoria prosiguió —. Entraron a robar al hotel de Barcelona, tenemos que ir urgentemente. Por lo que sólo podrás hacer tus maletas esta noche. Nada de fiestas ni de salir. 
— Pero Miranda...
— Cancela. Lo siento pero nos iremos a la madrugada.

____ gruñó molesta y volvió caminando con cuidado hasta su habitación. Una vez allí, envió un mensaje a Miranda.

≪No podré ir, padres, ya sabes. Barcelona en dos horas, ¿vienes?≫

Mientras ella esperaba por la respuesta de Miranda, puso una canción al azar de su celular, intentando olvidar lo que estar en Barcelona con sus padres sería. 100% aburrimiento. Estaba cambiándose el vestido y los tacones por ropa más cómoda cuando su celular sonó. 

≫Eres una perra, y te odio. Pero Barcelona suena genial, estoy por ahí en un rato.≪

Y luego de tres horas, ya estaban, literalmente, por las nubes, volando hacia Barcelona. 

Confident.Where stories live. Discover now