Capítulo 89

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Jared

Todos observaban con temor y horror a la criatura que se posaba frente a nosotros. Verno y Emma estaban en el suelo observando a la criatura, pero Lilith y Baruck habían desaparecido. La puerta del cielo aún no había desaparecido pues sólo podía quitarla yo,  unas súcubos aparecieron de la nada en dirección hacia mí, era muy tarde para envainar mi espada.

Una gran honda de aire les hizo cambiar de dirección y cuando volteé a el causante pude divisar a Nerea sosteniendo una espada y sacudiendo sus alas con gran energía, lo que claramente hizo la gran honda que hizo volar a varios demonios. Una flecha viajó a Azazel pero él la detuvo en el aire para después lanzar un rugido atemorizante.

Verno y Emma corrieron teniendo un plan en mente (supuse) y eso me indicó que tenía que cubrir sus espaldas.

Cubre a Verno.

Hablé en la mente de Nerea y ella fue atacando con su espada e incluso derribando a varios enemigos para llegar a la espalda de Verno y atacar desde ahí.

Emma y Verno parecían una misma persona, sus movimientos iban sincronizados a muerte, la diferencia era que en vez de que Emma portara la llave de Edom en su mano se posaba su espada de ángel supremo. Nerea y yo nos intercalábamos para defender a la súcubo y la suprema, puesto que era claro que entre demonios y un rey se defenderían.

Emma y Verno juntaron sus espadas con un leve toque y de éstas brotaron dos luces de color rojo sangre y azul cristalino. Cuando separaron las espadas un lazo surgió de las puntas de las espadas, conforme las chicas se separaban la longitud de tal cuerda aumentaba. Emma pasó por debajo de las piernas de Azazel y Verno pasó por encima de su hombro, trataban de tirarlo con la pura fuerza del lazo. Cuando Emma llegó al lado izquierdo y Verno al derecho tiraron con fuerza, Azazel sintió la presión y tiró del lazo con sus dos manos de tal manera que las dos chicas volaron por los aires y rompieron el techo desapareciendo en él.

A por Verno.

Volé para frenar la caída de Emma pues tal impacto la había dejado desorientada y ni hablar de Verno, la pobre súcubo tenía su cara sorprendida pues su plan no había funcionado en absoluto.

—¡Hey, súcubo! ¡Despierta carajo! — Nerea le gritó en el oído para que Verno entrara en razón. — Necesitan otro plan ¿captas?

Verno asintió.

— Tengo que... Eh, abrir un portal que lo lleve de vuelta a su reino. — dijo una vez que nos posamos en el techo que había sobrevivido. — Es imposible vencer a un demonio de tal rango...

— Dinos que hacer. — dijo Emma con el ceño fruncido. — Espera... Azazel logró romper la puerta del cielo. — exclamó en mi dirección.

—Et...— Verno tapó la boca de Nerea.

— Primero tenemos que entrar, genio. —le reclamó.

— Primero tenemos que ingeniar el plan. — recalcó Emma. — No será fácil y para que Verno pueda abrir el portal necesitamos sacar a Azazel un momento del centro para que Verno haga el pentagrama y después volver a llevarlo hacia él.

— Es diferente en ésta ocasión... — habló Verno. — ya que llevas sangre de demonio, puedes ayudarme a hacer el portal ya que es inmenso y tiene que tener un poder superior al que yo poseo, y ni hablar de tu combinación de sangres. — Emma frunció el ceño cuando Verno la señaló.

— Yo me encargo de Azazel. — habló Nerea.

Las miradas de todos se pasaron en ella y el ángel sólo se quedó viendo a Azazel por el hoyo.

—¿Tú quieres morir o algo así? — dijo Verno.

— No, pero será divertido. — dijo Nerea encogiéndose de hombros.

— Como quieras entonces. — Verno se levantó y tomó a Emma de la mano para que juntas pudieran volver a formar el lazo de antes y dibujar el pentagrama.

El rugido de Azazel nos indicó que era el momento perfecto para entrar en acción. La súcubo y la suprema se tiraron por el vacío y Nerea y yo les seguimos, mientras yo protegía las espaldas de las chicas Nerea conseguía la atención del demonio.

Emma y Verno arrastraban sus espadas por las baldosas que conformaban el gran salón, iban intercaladas de un punto a otro formando la estrella.

— Hey, cariño. — Nerea le sonrió a Azazel con picardía. —¿Por qué no me acompañas a dar un paseo, eh?

Azazel rugió en dirección a Nerea y dió enormes pasos hacia ella, su frente brilló con una gota de sudor y cuando Azazel estaba a milímetros de ella lanzó una flecha y se balanceó hasta llegar lejos de el demonio. Esto hizo enojar aún más a Azazel y rompió una pared del castillo para seguir persiguiendo a la audaz chica que se balanceaba por los aires.

— Listo. — les grité a las chicas mientras llamaba a Milton para que me ayudara a proteger la abertura hasta que Nerea volviera con Azazel.

Emma terminó la última letanía que se pondría en el pentagrama y éste brilló. Verno se sentó de un extremo y Emma del adyacente para quedar cara a cara.

Per sanguinem feremus, oramus, oremus. Emissarium domum redeat, ne umquam eo. — rezaron las dos al mismo tiempo y con los mismos movimientos.

Por la sangre que llevamos, te pedimos, te rogamos. Regresa a Azazel a su hogar, no le dejes entrar jamás.

¿Sería posible que Emma y Verno fueran ahora mismo una sola mente?

El piso debajo de nosotros crujió y en unos segundos el pentagrama se hizo sólo un círculo formando un enorme portal oscuro.

—¡Nerea! — grité a la chica que vacilaba al demonio con su rapidez.

— Va para allá. — Nerea pasó de la cabeza del demonio a barrerse por sus piernas y correr a toda velocidad incitándolo a que la siguiera.

Nos quitamos del camino de Nerea y ella pasó con gran velocidad hacia el pentagrama, lo saltó para quedar del lado de Verno y que el demonio la siguiera. Emma seguía absorta en el portal aunque sabíamos que la conexión ya se podía romper.

Azazel persiguió a Nerea hasta el pentagrama y cuando su pie se posó dentro de él comenzó a sacudirse pues sabía bien que era un portal.

Sus garras rasguñaban las baldosas luchando por agarrar algo que detuviera su caída. Al no tener resultado con esto, Emma fue su víctima.

Tomó a Emma del torso aplastando sus alas y haciendo que lanzara un alarido, todos nos quedamos absortos excepto Nerea.

Voló para sujetar a Emma pero a las dos las arrastraba al portal, nos unimos en una cadena para jalar a Emma y Nerea la soltó dejándolo en manos de Mason.

Nerea voló lo más alto que pudo y todas las miradas se poaron en ella.

Da mihi fortitudinem — bramó Nerea y su cuerpo se iluminó con una luz blanca. — Cómo voy a lamentar esto...

Dame la fuerza.

El ángel que captaba la atención de todos caía en una velocidad impresionante hacia el demonio que sujetaba a Emma hiriéndola.

Nerea impactó contra el demonio haciendo que soltara a Emma, pero Nerea seguía haciendo presión al demonio para que bajara lo que tenía que bajar hasta el portal.

El círculo brilló de un color tan cegante que todos tapamos nuestros ojos.

Al ver en el pentagrama ya estaba cerrado... Y Nerea nunca salió de él.

Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon