Capítulo 81

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Jared.

—¿Sabes cómo matar a Baruck? — dijo Verno encarándola mientras se abría paso entre todos. — Ten en claro que tiene linaje de rey, y una espada de un supremo sólo lo dañaría de por vida... — dijo negando con la cabeza sin creer las palabras de Emma. — Es imposible que puedas hacerlo a menos de que...

— A menos de que Emma tenga la llave de Edom. — intervino el reflejo del espejo que decía ser otra Emma creada prácticamente por Baruck.

Los ojos de Verno brillaron y su boca cayó abierta. Miró a Emma y después a su reflejo.

—¿Tú, tú? — tartamudeó ella apuntando a Emma. —¿La tienes?

— No sólo la tengo, si no que también tenemos esto. — alzó una espada que a mi parecer no parecía bastante normal.

—¿Y qué se supone que es eso? — preguntó Alejandro.

— Recuerda el poema, Emma.— dijo el reflejo del espejo llamando nuestra atención.

La verdadera Emma comprendió y bajó la espada sacudiendo el pelo.

— No lo entenderán aún. — contestó Emma. — Lo que importa es que tienen que creerme.

— Yo le creo. — se apresuró a decir Nerea. Alejandro la miró con los ojos interrogantes. —¿Qué?

— Le crees a ciegas, eso es muy lindo de tu parte. — dijo el reflejo de Emma distorsionado.

— Emma tiene toda mi confianza. — avanzó hasta ponerse al lado de Emma y posar una mano en su hombro. — No veo porqué dudar de ella, está diciendo la verdad.

—¿Cómo puedes saber eso? — rodó los ojos Verno.

— Antes de que fuera un ángel vengador (y la mejor) fui un ángel de la verdad. — se encogió de hombros restándole importancia.

— Yo le creo. — dijo Helen y avanzó hasta ella.

— Nosotras también. — dijeron Karla, Pamela, Dani y Zianya cuando terminaron de hablar entre ellas.

— Yo le creo. — Milton miró con una sonrisa a Emma y ella se la devolvió.

— Le creo. — dijo Alejandro sin expresión.

— Si mi chica le cree yo también. — Leik se puso al lado de Pamela y la abrazó por los hombros.

Anton le siguió a los que dijeron sí y después varios ángeles hasta que sólo quedamos Verno, Mason, Zayd y yo.

Mason veía a Emma como si no fuera ella en realidad, seguía teniendo sus dudas y era entendible. Todos dudábamos en cierta forma de si Emma volvía a ser la misma o no.

— Le creo. — Zayd se unió suspirando.

Mason negó con la cabeza cuando Karla lo invitó a unirse. Emma lo miró con dolor en sus ojos, sabía que le dolía que dudara de ella pero Mason tenía sus razones.

— No sé si sigues siendo mi hermana. — negó Mason.

— Oye, chico. — llamó el reflejo del espejo. — De la que tienes que dudar no es de tu propia hermana, duda de mí si quieres, yo tuve la culpa de que ella cambiara, pero en definitiva sigue siendo la misma chica que me encerró en su mente por simplemente volver a ver a los que amaba. — el reflejo fijó la vista en Mason y él la veía con algo de resentimiento. — Tú no la escuchaste llorar en tu mente porque no volvería a ver a sus hermanos. — el reflejo negó con la cabeza.

A Mason se le llenaron los ojos de lágrimas y avanzó a Emma quedándose por un rato frente a ella. Después de unos segundos la abrazó y ella lo rodeó con un brazo pues con el otro estaba tocando el espejo. Mason se separó de ella y fue con Karla quien secó sus lágrimas.

Emma fijó su mirada en mí. Y yo avancé lentamente a ella.

— Yo... — tragué saliva cuando ví sus ojos llorosos.

Ella negó con la cabeza, dejó de tocar el espejo y me rodeó el cuello para darme un beso profundo, se lo regresé de tal manera que demostrara cuánto la amaba, no quería volver a pelear con Emma de esa forma, no había nadie más... sólo ella. No sabía aún qué pasaba con Verno pero lo averiguaría.

— Lo siento. — dije cuando nos separamos y nos quedamos frente a frente.

— Shhh... — puso un dedo en mis labios y observó mis ojos. — Te explico después.

Asentí con la cabeza y le sonreí. Emma era mi mundo.

— Te amo. — le susurré y me aparté para ver a todos observar a cierta súcubo.

Verno limaba sus uñas con detenimiento.

—¿Qué? — preguntó con incredulidad cuando sintió todas las miradas en ella. — Le creo. — rodó sus ojos cuando sintió la presión.

Emma sonrió aliviada y observó a todos con detenimiento.

— Danniell te hubiera creído — dijo Nerea apoyando una mano en el hombro de Emma y sonriéndole. —¿Qué sigue ahora?

— Verno nos llevará a Edom. — dijo Emma y Verno la interrumpió.

— Alto ahí, pájaro. — dijo Verno con las palmas arriba. — ¿Llevarlos? ¿A ustedes? ¿A mi reino? Sigan soñando. — negó con la cabeza haciéndolo parecer absurdo.

Nerea la derribó en cuestión de nanosegundos y la amenazó con golpearla hasta morir mientras Verno la miraba impactada.

— Si no nos llevas tú no tendrás más sueños, de eso me encargo yo. — gruñó Nerea dejando su tranquilidad que ya comenzaba a parecer extraña. — No dejaré que mi hermano muera en vano, nos vas a llevar o vas a dejar de tener esas facciones de las que tanto presumes. — La amenazó de tal forma que Verno no hizo ningún movimiento. La dejó libre y se dio la vuelta. — Que por cierto, Emma tiene mejores facciones que las tuyas.

Era cierto, y a Verno se le puso la cara roja de furia, se posó en el piso del salón y con fuego en sus manos comenzó a dejar líneas de fuego dibujando un pentagrama con los símbolos necesarios.

Cuando estaba solo en el cielo mientras Emma iba a poner todo en orden me daba los lujos de ir a estudiar más sobre mi nuevo mundo.

Para que un pentagrama funcionara se ponían símbolos en cada espacio que se dejaba de una punta de la estrella a la otra y en la areola se ponían tres letanías cortas.

Cuando Verno terminó el círculo ardió en llamas y una puerta se abrió.

Edom ostia venit quaerens. Asmodeus filia curam. — dijo en susurros y en varias repeticiones Verno.

Las puertas de Edom vengo a buscar. La hija de Asmodeuds tomará la responsabilidad.

Del círculo provinieron gritos, bramidos y lamentos hasta que el suelo debajo de nosotros tembló y el pentagrama se incineró hasta quedar un hoyo negro que parecía no tener fondo.

— Bienvenidos a Edom. — dijo Verno con una sonrisa en su cara observando cómo el hoyo negro tomaba forma de llamas enormes.

Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)Where stories live. Discover now