Capítulo 23

6.8K 682 35
                                    

— ¿Qué haces aquí? — le dije con la ira creciendo dentro de mí.

Steve se me quedó viendo muy confundido, podía notar que lo que menos esperaba al reencontrarnos era que lo tratara con apatía, pero lo único que quería era sacarlo de ahí y volver con Jared a mi habitación para contarle lo que le debía.

— Solo venía a saludar... Y a traerte este ramo...

— Vete. — lo corté antes de que terminara.

— Pero, Emma... ¡Vine a festejar contigo! — me sonrió.

— Oh, ¿en serio? — me crucé de brazos. — ¿Y qué viniste a festejar? — me acerqué a él con los brazos cruzados. — ¿El hecho de que estuviera muerta? ¿El hecho de que Milton estaba detrás de mí para casi matarme? ¡¿El hecho de que casi muero por tercera vez?!

No debería gritar mucho, puesto que Jared podía escuchar todo desde arriba, pero estaba realmente furiosa.

— Sólo vete, Steve. — le dije tomando el puente de mi nariz. — Evítame problemas y desparece de mi vida.

Steve furioso bajó el porche y dejó las flores tiradas, sin siquiera rechistar, parecía raro, pero cuando se le ponía un alto realmente no intentaba persuadirte de cambiar de opinión, pero no sabía si era capaz de hacer otras cosas...

Cerré la puerta y me apoyé en ella. Suspiré puesto que aún tenía más cosas que hacer.

Y Steve no estaba en ellas.

Al subir las escaleras encontré a Jared inspeccionando las plumas de mi cajón.

Me apoyé en el marco de mi puerta y lo miré con diversión.

— ¿Aún no encuentras ningún rastro de sangre? — le pregunté mientras él se sobresaltaba y guardaba todas las plumas.

Reí sin despegar mis labios y volví a mi posición anterior en la cama.

— Solo confirmaba mi teoría. — se encogió de hombros.

Lo miré con una sonrisa.

— Está bien. — le dejé un espacio en la cama y le hice una seña para que se sentara a mi lado.

Me miró cuando se sentó.

— Empecemos por donde te aparté de mí sin "razón". — hice comillas con mis dedos. — ¿Recuerdas qué estábamos haciendo antes de que pasara?

— El trabajo de literatura. — dijo dudando.

— Exacto. — dije tomando aire. — Estábamos haciendo las opiniones del trabajo. — Jared asintió. — Y tu opinión... Fue muy hiriente.

Bajé mi vista.

— ¿Hiriente? — me preguntó buscando mi mirada.

— Sí, hiriente. — suspiré. — No podía creer lo que habías escrito ahí... Sobre que eran cosas repugnantes.

— Sigo sin entender cómo te dañan a ti. — abrió los ojos de repente. — ¡Pero claro! Tú estás obsesionada con los ángeles y te dolió que dijera esas cosas de tus personajes favoritos de ciencia ficción, te pido disculpas, en serio no...

— No, Jared. — lo corté antes de que diera más cuerda a su teoría. — Los ángeles caídos no son ninguna ciencia ficción... Nosotros existimos realmente.

Jared me miró sorprendido. Tenía la boca entreabierta.

— ¿Nosotros? — repitió mis palabras.

— Sí, Jared. — me levanté de la cama y me paré frente a él. — Nosotros. Esas plumas que ves en ese cajón, no son de ningún ave... Son de mis alas, porque no las arrancaron cuando caí, y ahora el mismo idiota que no lo hizo me busca. Por eso faltaba tanto a clases últimamente, parece que ahora realmente quiere terminar conmigo y los míos... En cuanto a lo que podría quedarte de duda, tengo el poder de sanación, por eso la mayoría de mis heridas desaparecían rápido, pero no has visto lo graves que pueden llegar a ser, él es un supremo, tiene mucho más poder que mi familia y yo juntos, no sé qué lo está deteniendo...

Jared parecía asustado. Incluso no sabía si respiraba si quiera. Dejé que procesara toda la información un momento.

— Encontré a mi hermano Zayd, y Mason... El que te dije que estaba muerto, no lo está. Mi madre... Daide, me reclama como su hija ahora, pero no quiero ir con ella.

»Milton, es un ángel supremo, y ronda por mí, porque quiere que me case con él y así me llevaría al cielo de nuevo. Pero no le di la oportunidad de hacerlo... Por eso estoy tan lastimada.

»Mi nombre verdadero es Emma Trok, y no soy pelinegra... Tengo dos hermanos vivos, Mason y Zayd. Mi madre fue expulsada cuando yo era una niña. Y mi padre era un mortal. Él fue el único que ha visto las divinas puertas del cielo y vivió para contarlo.

— Espera. — dijo Jared con el ceño fruncido. — ¿Un tipo te quiere obligar a casarte con él?

Asentí.

— Es un hijo de...

— De un Arcángel. — asentí. — Su padre tiene la creencia de que tiene que tener una mujer a su lado para hacer regir bien el cielo.

— Entonces. — Jared se restregó las manos en su cara. — Los ángeles, arcángeles y caídos sí existen... Y están entre nosotros.

— Solo los caídos. — corregí. — Milton no se irá hasta verme muerta, pero en sí no tienen permitido venir al mundo mortal.

— Y tú eres un caído con alas... Y poderes de sanación... ¿Eso no te hace más fuerte que los demás caídos? ¿No podrías armar un ejército que hayan sido expulsados por Milton?

Esa no era una mala idea... Excepto por el hecho de que...

— Si un caído se enterara de que aún conservo mis alas, simplemente le haría un favor a Milton. — me encogí de hombros. — No me hace más fuerte, me hace más débil.

— ¿Qué tipo de favor? — olvidé que Jared no entendía nada de esto así de rápido.

— Arrancarían mis alas. — dije mirando la ventana detrás de mi cama. — Si desobedecí las leyes más supremas siendo un fiel seguidor de las mismas no debería tenerlas...

— Perdona, no pensé en eso. — Jared se paró frente a mí y yo tuve que levantar la vista a él por su altura. — Apuesto a que eres igual de hermosa con tus alas. — me dio una sonrisa y yo se la devolví.

— Jared, no entiendes. — le toqué su mejilla. — Ahora Milton está detrás de ti por mi culpa. A los ángeles no se nos tiene permitido estar con Mortales.

— Emma, si algo me pasara. — tocó mi mano en su mejilla. — Sólo quiero que sepas que... Yo te quiero, y esperé esta oportunidad hace tiempo.

— ¿Qué? — le pregunté confundida.

— Emma, ¿quieres ser mi novia? — sonrió y yo lo miré sorprendida.

¿Acababa de contarle toda la verdad y él me preguntaba si quería ser su novia?

Le sonreí abiertamente.

— Sí. — lo abracé y no paraba de sonreír.

Nos miramos y él entreabrió sus labios.

Al diablo con esto.

Lo besé. Era la sensación más bonita que había tenido, y se sentía mucho mejor con Jared que con Steve.

Tenía al mejor mortal en todo el mundo.

Emma, la caída de un ángel (Saga Genus #1)Where stories live. Discover now